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Los líderes europeos reclaman compromisos a Von der Leyen antes de respaldarla para repetir al frente de la Comisión

La conservadora alemana, el portugués António Costa para el Consejo y la estonia Kaja Kallas como jefa de la diplomacia tienen consenso, pero los populares piden más concesiones

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez con el primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis; el canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, durante la reunión que han mantenido los negociadores de las tres principales familias políticas europeas (socialistas, populares y liberales).Foto: FERNANDO CALVO (EFE/POOL MONCLOA) | Vídeo: EPV
Bruselas -

Había prisa para progresar hacia un acuerdo, pero la realidad se ha impuesto. No es fácil cerrar un puzle político en una sola noche. Entre tiras y aflojas y algún órdago, los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 Estados miembros avanzaron este lunes para proponer a los altos cargos de la UE. Hay consenso, pero no se ha cerrado totalmente un acuerdo. Los favoritos están claros: la alemana Ursula von der Leyen (popular) para repetir al frente de la Comisión Europea; el portugués António Costa (socialdemócrata) para el Consejo Europeo; la primera ministra estonia, Kaja Kallas (liberal), como alta representante para Política Exterior y Seguridad; y Roberta Metsola (popular), para continuar durante parte de la legislatura al frente del Parlamento Europeo. Sin embargo, los líderes quieren ver la agenda de la conservadora alemana y le han reclamado compromisos antes de garantizarle su apoyo definitivo.

La próxima cita será dentro de 10 días, cuando esperan completar el reparto que regirá las instituciones durante los próximos cinco años, en medio de una situación muy volátil a nivel europeo y global, con el auge del populismo y la extrema derecha y un clima político enrarecido, que está acelerándolo todo. Solo será el primer paso, la mayoría de los cargos, como el de la jefatura del Ejecutivo comunitario, deberán ser confirmados por el Parlamento Europeo en un proceso de voto secreto. Y allí puede haber sorpresas.

El reparto favorito (Von der Leyen, Costa, Kallas) respetaría los equilibrios políticos —el Partido Popular Europeo fue la fuerza más votada en las elecciones europeas del pasado 9 de junio; y los socialdemócratas, la segunda— de género y regionales. Pero cada familia política quiere garantías de que tendrá buenas fichas en los próximos años. Sobre todo, buenas carteras en la Comisión Europea. “Varios líderes quieren ver el programa antes de aceptar los nombres”, dice una alta fuente diplomática al tanto de la negociación. “Es nuestro deber tomar una decisión antes de finales de junio”, ha lanzado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, este lunes por la noche, tras la cena en la que los líderes han negociado, sin sus equipos y sin móviles, ante un menú a base de abadejo con verduras mediterráneas.

Como se suele decir en este tipo de negociaciones, nada está acordado hasta que todo esté acordado. De hecho, los populares han lanzado un órdago al reclamar que la segunda parte del mandato del Consejo Europeo (dos años y medio de los cinco) sean para alguien de su partido, por ejemplo, para el croata Andrej Plenković, explica una fuente al corriente de la negociación. Esto se podría hacer sin forzar la norma, porque los tratados apuntan que los mandatos del presidente del Consejo son de dos años y medio y puede renovarse una vez. Pero el gesto de los conservadores de pactar una segunda parte de la legislatura para uno de los suyos, impidiendo la reelección de Costa, se ha percibido como cierta codicia. Y los socialistas no están dispuestos a ceder, señalan una alta fuente comunitaria. Todos los que han ocupado el puesto hasta ahora ―los liberales belgas Herman van Rompuy y Charles Michel, y el conservador polaco Donald Tusk― lo han hecho durante los dos periodos permitidos, es decir, cinco años consecutivos.

De izquierda a derecha, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán; el de Croacia, Andrej Plenkovic; la presidenta la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y el primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, en Bruselas este lunes.
De izquierda a derecha, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán; el de Croacia, Andrej Plenkovic; la presidenta la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y el primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, en Bruselas este lunes. Geert Vanden Wijngaert (AP)

Así, los líderes del Partido Popular Europeo han empezado a sembrar dudas sobre el socialista Costa, que, sin embargo, tiene el aval del Gobierno conservador portugués y de su primer ministro, Luís Montenegro, del Partido Popular Europeo. Varios populares alegan cuestiones sobre el caso judicial por tráfico de influencias que afecta a sus colaboradores más cercanos y que derivó en su dimisión como primer ministro. Costa no ha sido imputado, aunque el caso no está cerrado. “Necesitamos aclarar el contexto legal”, ha remarcado el primer ministro, Donald Tusk, este lunes. El polaco, además, como ha hecho el canciller alemán, Olaf Scholz, ha alertado contra la extrema derecha, que ha avanzado en las últimas elecciones europeas.

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El enfado de Meloni

Mientras los líderes populares han dinamitado los cordones sanitarios que han aislado a la extrema derecha durante años, al pactar en gobiernos y regiones y diferenciar los partidos aceptables de otros intocables, parece que ese dique de contención sí se ha impuesto en el proceso negociador de los altos cargos, donde los líderes ultras en el Consejo no han sido nucleares. Y eso ha enfurecido a la primera ministra italiana de extrema derecha Giorgia Meloni —una de las aceptables para los populares—, que querría haber participado y, en cambio, ha estado bastante aislada en este Consejo. El núcleo de la negociación se ha realizado entre populares, socialistas y liberales, sin contar con la familia de los Reformistas y Conservadores Europeos (ECR) ―de la que forma parte el partido de Meloni, Hermanos de Italia, de raíces fascistas―, que se ha colocado como cuarta fuerza en las elecciones a la Eurocámara. La italiana reclamará ahora una influyente cartera para un comisario o vicepresidente italiano en la próxima Comisión.

Pese a las prisas y a que se intentó tener algún tipo de respaldo informal, todo queda para la próxima reunión del 27 y 28 de junio en Bruselas. “La reunión de esta noche era una ocasión de tener un profundo intercambio de puntos de vista, para ser transparentes unos con otros, para compartir las preocupaciones sobre las próximas prioridades y que se escuchasen peticiones”, ha remarcado el presidente Michel.

La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, llega a una reunión de líderes del Partido Popular Europeo (PPE), este lunes en Bruselas.
La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, llega a una reunión de líderes del Partido Popular Europeo (PPE), este lunes en Bruselas.OLIVIER MATTHYS (EFE)

Estabilidad en la UE

“Sería importante que esto [el reparto] se decidiera de forma rápida y expeditiva, porque vivimos tiempos difíciles y es importante saber qué depara el futuro a Europa”, ha incidido el canciller Scholz. La socialdemócrata danesa Mette Frederiksen, que sonaba con fuerza para presidir el Consejo y que, en realidad, es la favorita de los populares por sus posiciones más duras sobre defensa y migración, ha tratado de quitarse de la ecuación este lunes. “Espero que lleguemos a un acuerdo pronto, porque con todo lo que está pasando en el mundo, es necesario darse prisa y ser un faro de estabilidad”, ha apuntado a su llegada a la reunión de líderes en Bruselas, donde también remarcó que Von der Leyen ha hecho “un buen trabajo” esta legislatura.

Los resultados de las elecciones europeas han constatado el avance de la ultraderecha y han dejado tocado al tándem franco-alemán, motor tradicional de la UE. En Alemania, la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD) se ha erigido como segunda fuerza política en esos comicios, que han dado un varapalo a la coalición de gobierno de Scholz y a los socialdemócratas, que han experimentado su peor resultado histórico. En Francia, la ultraderecha de Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional) fue la primera fuerza en una apabullante victoria que llevó al presidente, Emmanuel Macron, a convocar elecciones legislativas anticipadas. Estos comicios han causado gran inquietud en Bruselas por la posibilidad de que encumbren a los ultras en la segunda economía de la UE.

Los líderes tendrán en cuenta que la persona elegida para presidir la Comisión Europea debe ser ratificada en el Parlamento Europeo por la mayoría de eurodiputados (361 de 720). En Bruselas se especula con que los conservadores no pueden asegurar que Von der Leyen cuente con el voto en bloque de sus propios compañeros. Pese a que el líder del PP español, Alberto Núñez Feijóo, ha asegurado este lunes que el respaldo en la reunión de los conservadores europeos ha sido “unánime” y “sin fisuras”, los populares de Francia (Los Republicanos) y Eslovenia ya han anunciado que ellos no respaldarán a la alemana. Esto supone la fuga de 11 parlamentarios. Se trata de una cifra muy baja, pero el propio PPE cuenta con que, como el voto es secreto, haya más deserciones.

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