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El Ejército Libre Sirio coordina con EEUU planes de contingencia

Esperan que un ataque de EE UU les permita darle el golpe de gracia al régimen

Un soldado sirio, en Damasco, el 23 de agosto.
Un soldado sirio, en Damasco, el 23 de agosto.Uncredited (AP)

Las fuerzas rebeldes sirias han coordinado una serie de planes de contingencia con Estados Unidos y sus aliados para los momentos posteriores al eventual ataque contra el régimen de Bachar el Asad. Aunque durante esa operación el Ejército Libre Sirio no recibiría información ni se coordinaría sobre el terreno con los mandos militares norteamericanos y occidentales, sus líderes han consensuado con estos varios planes para asegurarse el control de las fronteras y principales vías del país, así como de los arsenales armamentísticos y químicos, en caso de que el régimen quede notablemente debilitado o caiga tras un ataque que, por la decisión de este sábado de Barack Obama de someterlo a votación del Capitolio, podría demorarse más de nueve días, cuando acabe el receso estival de los legisladores norteamericanos.

El Ejército Libre Sirio, representante de la facción mayoritaria y moderada de los rebeldes levantados en armas contra El Asad, planea iniciar una serie de ofensivas en las horas posteriores al ataque norteamericano para aprovechar el daño infligido por EE UU al régimen al que combaten desde hace más de dos años. En esos planes, según fuentes de la inteligencia norteamericana, entra el control de fronteras y vías de transporte del país; la instauración de puestos de control y seguridad, y la atención inmediata a las necesidades humanitarias de la población civil, en un plazo de entre 24 y 48 horas después de un supuesto derrumbe del régimen, no garantizado por el tipo de ataque limitado que contempla la Casa Blanca.

El lunes, en una reunión en Estambul, un grupo de embajadores occidentales, incluido el exenviado de EE UU a Siria Robert Ford, le notificó a los líderes opositores que deberían estar preparados para tomar el control del país con relativa celeridad. Además, les instó a que superen sus divisiones y encuentren con presteza un primer ministro que les represente ante la población civil, tras la dimisión de Ghassan Hitto en julio por su incapacidad para formar ejecutivo. A EE UU y sus aliados les preocupa que un desmoronamiento del régimen sirio sorprenda desprevenidas a las facciones moderadas de la oposición y eso brinde una oportunidad de oro a las milicias afiliadas al islamismo radical.

Observadores opositores sobre el terreno informaron este sábado de más movimientos de tropas en Siria. El gobierno había alojado a numerosos soldados en centros sanitarios y educativos, además de en mezquitas como la de Al Akram, en la capital. Los Comités de Coordinación Local, una red de activistas contra el régimen, han detectado numerosas defecciones de las fuerzas oficiales sirias en los días recientes, incluidas 50 este sábado en el aeropuerto militar de Deir Ezzor.

Los inspectores de la ONU abandonaron este sábado Damasco, y de Beirut volaron a La Haya, donde tiene su sede la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, para analizar allí las muestras y pruebas recabadas en varios puntos donde se produjo el supuesto ataque con armas químicas el pasado 21 de agosto. Ese proceso podría tardar hasta dos semanas y los inspectores evitaron presentarle conclusiones preliminares al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. El portavoz de este, Martin Nesirky, evitó ofrecer este sábado un plazo para los primeros informes y dijo que los investigadores “tienen la intención de volver a Siria” para recabar más muestras de ataques químicos.

El Pentágono ya tiene seis navíos de guerra en el este del Mediterráneo. El jueves cruzó el canal de Suez el USS San Antonio, un buque de transporte anfibio con al menos 300 soldados del Marine Corps a bordo. Se une a cinco destructores armados cada uno con tres docenas de misiles Tomahawk, según funcionarios de defensa norteamericanos. Normalmente hay en la zona sólo tres destructores, pero EE UU ha reforzado su presencia militar allí ante el próximo ataque, que se espera que se efectúe con el lanzamiento de misiles contra objetivos estratégicos militares del régimen de El Asad.

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El escenario ideal para Obama y el Pentágono sería que el ataque dejara al régimen al borde del colapso y las fuerzas rebeldes le dieran el golpe de gracia. Es una de las opciones que el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, contemplaba en una carta enviada al Senado en julio. “Esta opción emplearía fuerza letal para atacar objetivos que le permiten al régimen conducir operaciones militares, emplear armas avanzadas y defenderse”, dijo entonces Dempsey. “A medida que pase el tiempo, el efecto sería la degradación significativa del régimen y sus capacidades y un incremento en las deserciones”.

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