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Carlos Cuevas: “Quiero hacer de adulto. No un padre de familia, pero tampoco personajes que vayan con una mochila a la espalda”

El intérprete catalán acaba de dar el salto de secundario robaplanos en ‘Merlí’ a protagonista del ‘spin off’, ‘Merlí: Sapere aude’

Carlos Cuevas posa en Madrid con barba por exigencias del guion de su nueva serie.
Carlos Cuevas posa en Madrid con barba por exigencias del guion de su nueva serie.Gianfranco Tripodo

Con solo 25 años, Carlos Cuevas tiene ya la prestancia del veterano. El protagonista de Merlí: Sapere aude, serie que acaba de estrenar su segunda temporada en Movistar +, aparece con barba por exigencias de un nuevo proyecto. “Me veo rarísimo, pero me han dicho que no me toque el pelo y eso hago”, explica sin contar más. Tiene tanto trabajo que dejó la carrera de Estudios Literarios siendo un empollón (“a saco”, confirma). Ya con cinco años descubrió que la única forma de que le dejaran actuar era sacar buenas notas.

“Empecé haciendo anuncios por puro azar, no había nadie en mi familia que se dedicara a esto”. Con ocho se convertía en un fijo de Ventdelplá. “Es el Cuéntame catalán”, explica. Estuvo 330 capítulos: “De los ocho a los 14. Empezó como una actividad extraescolar y terminó como un curro. Vi pasar a los mejores actores de Cataluña. Y pensaba: ‘Hostias, estos viven de esto. ¿Podré yo?’. Salió bien. Yo y Ricardo Gómez, el Carlitos de Cuéntame, que es muy amigo mío, somos los niños actores que hemos salido mejor parados”.

Después llegaría Merlí. Pol, el chico rebelde y bisexual, era un secundario que fue ganando sitio. Tras el fin de la serie, se convirtió en protagonista de la continuación, Merlí: Sapere aude, centrada en el paso de Pol por la universidad. Entre medias, hizo cine la serie 45 revoluciones, en Antena 3, que fue un fracaso. “No sé por qué. Yo creo que era chulísima. Fue duro porque era mi primer prota y me dio un poco de bajón, pero me duró poquito. Fue una bajada a la tierra”. Merlí le compensó: en sus visitas a Latinoamérica, le reciben multitudes. “Pero ahora cierro una etapa. No sé si me lo puedo permitir, pero estoy empezando a decir que no a algunas ofertas. Quiero hacer cosas de adulto. No un padre de familia con tres hijos, claro, pero tampoco personajes que vayan a estudiar con una mochila a la espalda. Me veo con la madurez, las tablas y las ganas para ello”.

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