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Tomasito: “Mis hijos, con acento madrileño, me preguntaban por qué hablaba tan raro”

El artista jerezano, que acaba de presentar disco, ‘A gustisimísimo’, repasa una trayectoria profesional marcada por Lola Flores y en la que teloneó a Tears for Fears, colaboró con Youssou N’Dour y pidió papel a los Oasis sin saber quiénes eran

Tomasito, el 28 de junio en el Balneario del Carmen, en Málaga.
Tomasito, el 28 de junio en el Balneario del Carmen, en Málaga.Álvaro Cabrera

Aprendió a rapear con un cura, bailó break dance en el tablao de Los Canasteros, grabó su primer disco gracias a Lola Flores y ha actuado en Nueva York, Londres, Johannesburgo o el Sáhara con artistas como Chick Corea, Wynton Marsalis, Gilberto Gil, Rita Marley o Youssou N’Dour. Tomás Moreno, conocido como Tomasito, se define como “un showman y un fusionario” al que le gusta mezclar músicas, aunque el cuerpo siempre le pide bulerías.

Tras pasar por el chiringuito El Pez Limón, en Zahara de los Atunes, y pendiente de unos ensayos con los sevillanos Califato ¾, llegará esta noche a los Atardeceres Larios, en Málaga. Mantiene una sonrisa permanente y una energía que se transmite. Tan a gusto está en su vida que ha llamado a su último disco, recién publicado, A gustisimísimo (El Volcán Música) en el que tira de raíces y se rodea de grandes músicos. Es el séptimo en su carrera, tres décadas después del primero, Torrotrón (Divucsa). No ha parado desde entonces. “Yo no puedo estar escondido: vivir en el escenario es un arte”, sostiene mientras marca el compás con los nudillos en la barra de El Balneario. No puede estar quieto. “Soy una lagartija”, apunta.

Hijo de carnicero y ama de casa, tiene siete hermanos y 53 años. “No 54 como dice la Wikipedia”, advierte mientras disfruta de la caída del sol malagueño a pesar de las altas temperaturas y pegajosa la humedad. “Esto es gloria. En Madrid el calor es peor”, explica justo cuando Antonio Carmona pasa a saludar y darle un beso. “Me ha pinchado con la barba”, comenta Tomasito, que se pone serio para hablar del barrio en el que se crio, Santiago, en Jerez de la Frontera. Allí “vive gente humilde, con gracia y que va con la cabeza alta”. Dice que el compás se aprende en la familia, en la calle, que va en la sangre de unos vecinos a los que gusta manifestarse con alegría, aunque “el vino también ayuda”.

Allí, mientras daba sus primeros pasos en el baile, ejerció de monaguillo en la iglesia de San Miguel. Consiguió aprenderse las oraciones de carrerilla, rapeando, y hoy las recita a la misma velocidad como hacía por bulerías en bautizos y comuniones. El cura le regañaba por imitarlo. Luego le echó. Lo descubrió un día zampándose las hostias, aún sin consagrar, en el altar. Las acompañaba con vino. “Tú ya estás en la calle”, le dijo para su santo despido.

Con palabras que salen a la velocidad del rayo, este “catedrático del disparate” recuerda cuando El Güito y Manolete le llevaron al madrileño tablao flamenco de Los Canasteros, fundado por Manolo Caracol. Querían que se dedicara al baile, tan delgado como estaba (y está) y con el arte que ya mostraba. Él no se veía ahí, delante de un espejo ensayando, pero avisó de que estaba lanzándose al break dance y mezclándolo por bulerías. “Hacía lo que me salía en ese momento. Me dijeron que bien, que fuese para allá, y los guitarristas flipaban. Pero yo quería dedicarme a la música”, recuerda.

Su compare Antonio de los Ríos, el Madriles, le compuso la canción Camino del Hoyo y el joven Tomás Moreno decidió hincar los codos. Aprendió cómo escribir un tema, con su introducción, sus estrofas, su estribillo, su puente. “Empecé a educarme y a fusionar estilos, porque me encanta el rock and roll por bulerías”. Cantaba el anuncio del limpiador Mr. Propper por el mismo palo flamenco en televisión con Lola Flores y luego fue conocido como el Niño del Robot, mezclando gestos robóticos con el taconeo y la improvisación, como bien demostró en la Nochevieja de 1986 en televisión. Hoy existe hasta un grupo de Facebook denominado Tomasito, seguidores del niño robot. En la cabecera se le ve bailando, con traje ajustado de Leopardo, junto a Buenafuente y Berto.

Tomás Romero Moreno, este miércoles en Málaga.
Tomás Romero Moreno, este miércoles en Málaga. Álvaro Cabrera

La Faraona, que lo llevaba de acá para allá desde que tenía apenas 11 o 12 años, le escuchaba decir que a él le gustaban también otras músicas. “¿Quieres grabar un disco?”, le preguntó. Le dio un número de teléfono al que Tomasito llamó desde una cabina y meses después grabó Torrotrón. Fue su gran salto a Madrid. Una época en la que se comía Lavapiés. El Candela, El Cardamomo, El Burladero… Luego llegaron más discos y sus hijos y se calmó un poquito. “Los niños, con acento madrileño, me preguntaban que por qué hablaba tan raro”, recuerda entre risas. Hoy vive en el barrio de Moratalaz, aunque vuelve siempre que puede al sur, sobre todo a su Jerez natal, donde visita con frecuencia a su madre. Ahora, adolescentes, sus tres descendientes quieren seguir un camino alejado de los escenarios. “Dicen que hacer lo de papá, cantar, bailar, improvisar, es difícil. Y tienen razón. El mayor acaba de superar la selectividad y quiere hacer alguna ingeniería. Yo le digo que haga algo que le guste y le dé pasta. Aunque siempre tendrá curro conmigo, si quiere”, apunta con voz de padre.

En la memoria de Tomasito quedan imágenes por las que muchos artistas cambiarían muchos de sus éxitos. De los festivales afroflamencos de Dakar en 2009 y Johannesburgo en 2010 donde actuó con un ramillete de artistas variado, de Raimundo Amador a Youssou N’Dour, al rodaje de Calle 54 (2000), de Fernando Trueba. Ha teloneado a Tears for Fears y viajado a Brasil de la mano de Gilberto Gil, Naná Vasconcelos y Rita Marley. “Tengo experiencias muy bonitas. Es una pasada todo lo que he vivido si miro atrás”, asegura.

No para de reír cuando recuerda los tiempos del G5 —grupo que formó junto a Kiko Veneno, Muchachito Bombo Inferno y Los Delinqüentes— o los de La Pandilla Voladora, que le unió con Albert Plá, Muchachito, Lichis y El Canijo de Jerez. “Estás con la gente, te ríes, la furgoneta, las fiestas tras los bolos. Aquello acabó, pero me juntaría volando con ellos, porque me lo paso estupendamente”, subraya quien, en su último disco, homenajea a Migue Benítez —fallecido en el verano de 2004—en el tema De Jerez a Plutón. En el videoclip se viste de astronauta en las minas de río Tinto, en Huelva. “Menos mal que llevábamos Tío Pepe, vaya calor pasamos, pero qué divertido fue”, señala quien un día pidió papel a los hermanos Gallagher sin saber que eran los líderes de Oasis, como contó hace poco en Hoy empieza todo a su paisano Ángel Carmona, periodista que tiene más energía incluso que él. “Es alucinante, tan temprano y ahí está pegándote voces”, dice.

El jerezano, que compuso durante años con una guitarra comprada por 50 euros en LIDL que ahora ha regalado a una sobrina, ha actuado ante 40.000 o 50.000 personas en el Viña Rock y en escenarios únicos como el Royal Albert Hall de Londres. Sin embargo, asegura que prefiere las distancias cortas, los espacios pequeños. De ahí que su agenda siempre tenga hueco para las ferias de los pueblos —sobre todo de la provincia de Cádiz— e incluso a una más grande, La Feria de Londres, que se celebra en Wembley Park. Antes sacará hueco para un par de días de ensayo en Sevilla con el combo de Califato ¾ para su actuación el 22 de julio en el festival La Mar de Músicas, en Cartagena. “Los cabesa son la bomba. Nos vamos a divertir tela”, adelanta quien pasó hace unos días por las Noches del Botánico junto a Ariel Rot y Kiko Veneno.

Tomasito también saborea de manera especial su paso por chiringuitos de la costa andaluza. “A la gente se le ve en la cara la felicidad de las vacaciones, la relajación. Y son sitios maravillosos”, explica. Por San Juan estuvo en El Arenal, en El Palmar (Vejer de la Frontera) y el viernes actuó en El Pez Limón, de Zahara de los Atunes. El sábado le toca en El Balneario, en Málaga, a un paso de la playa y dentro de los Atardeceres Larios, que este año abrió Antonio Carmona el miércoles y que traerá a Nacha Pop, José Mercé, Jaime Urrutia o Rafa Sánchez, entre otros artistas.

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