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‘Diva’, la vulva de 33 metros tallada en una montaña brasileña para denunciar el machismo

La instalación de la artista Juliana Notari representa la sexualidad femenina y expone el abuso que ha sufrido y sigue sufriendo la mujer

'Doctora Viva', una obra que reflexiona profundamente sobre el hecho de ser mujer.
'Doctora Viva', una obra que reflexiona profundamente sobre el hecho de ser mujer.Juliana Notari

Doctora Diva, o simplemente Diva, es una enorme vulva de 33 metros tallada en una montaña en Pernambuco (Brasil) que pretende recordar un debate aún muy necesario, el de la violencia constante que ejerce el machismo. Esta escultura que se abre y sangra se inauguró después de que Jair Bolsonaro declarara el 31 de diciembre en un tuit su rechazo a la legalización del aborto en Argentina. “Lamento profundamente la vida de los niños argentinos, que ahora están sujetos a ser cortados en el vientre de sus madres con el consentimiento del Estado. Mientras dependa de mí, el aborto nunca será aprobado”, escribió.

La obra de Juliana Notari, que reflexiona sobre el hecho de ser mujer, ha molestado a muchos simpatizantes del dirigente, mientras que otros se han emocionado con esta celebración del cuerpo femenino. La obra trata de eso, de celebrar los deseos y aspiraciones, de curar los traumas y las aberraciones del pasado.

'Diva’, es una enorme vulva de 33 metros tallada en una montaña en Pernambuco (Brasil).
'Diva’, es una enorme vulva de 33 metros tallada en una montaña en Pernambuco (Brasil).Juliana Notari

Físico y conceptual

En 2005, Notari ideó Diva inspirándose en el instrumental usado en ginecología y desde entonces la ha expuesto -en diversos formatos y en performance- en espacios urbanos de Brasil y en ciudades europeas. “Encontré en una tienda de segunda mano unos espéculos, unos utensilios ginecológicos que se introducen en la vagina de la mujer, y que tenían escrito en ellos ‘Doctora Diva’, el nombre de la ginecóloga dueña de los instrumentos”, recuerda. Para llevar a cabo la performance, Notari utiliza varios espéculos, un martillo, guantes y sangre de buey. Cuando comienza a actuar, aparece con síntomas de desgaste físico y mental, mientras le da un golpe brusco a una la pared con el fin de abrir unas grietas con la ayuda de un martillo y una pequeña mira telescópica. Después las baña con la sangre de buey y finaliza introduciendo espéculos de acero inoxidable en las aberturas creadas. De esta forma, la artista actúa como si estuviera cometiendo una violación. “Como si el cuerpo de la mujer se convirtiera en la arquitectura del espacio”, explica.

La obra recuerda a Origen del Mundo, la vagina que Gustave Courbet pintó en 1866. “Hago referencia a cuestiones de género desde una crítica al patriarcado y al capitalismo, a las inflamadas heridas coloniales que nos siguen traumatizando y que aún persisten. También expongo la violencia sufrida durante milenios por los cuerpos femeninos, históricamente violados, que siguen siendo heridos a diario”, reconoce Notari. La suya es una vulva sin clítoris, un detalle que no es producto del azar, sino que pretende representar una herida, la de la violencia histórica en contra del cuerpo de la mujer. “Esta obra registra la dimensión sagrada de la vagina, quizás, Diva sea la herida más grande que he abierto desde entonces, porque sus efectos los he sentido en mí con mayor intensidad, como mujer y como artista”, confiesa. “Con Diva utilizo el arte para dialogar con temas que hacen referencia al conflicto de género desde un punto de vista femenino, combinado con una visión cósmica que investiga la relación entre naturaleza y cultura en nuestra sociedad occidental, falocéntrica y antropocéntrica”.

La instalación de 33 metros de alto, 16 metros de ancho y seis de profundidad está realizada en hormigón cubierto con resina roja brillante y se ubica en Parque Artístico Botánico Usina de Arte, un proyecto botánico-artístico donde se comparten vivencias mediante un enfoque de sostenibilidad ambiental y social. La obra ha sido criticada por cierta parte del colectivo transgénero, debido al carácter excluyente -en su opnión– de la representación vulvar. También ha habido quejas de colectivos ecologistas, a quienes preocupa esta instalación tan invasiva en un entorno rural.

El filósofo brasileño Olavo de Carvalho, adscrito a los postulados de la extrema derecha y conocido como el pensador de Bolsonaro, escribía en un tuit: “¿Por qué están hablando mal del coño de 33 metros en lugar de enfrentarlo con una polla?”. Mientras, el dibujante trans Laerte Coutinho, afirmaba en positivo que “hay mucho en qué pensar en este trabajo”. Sea como sea, la polémica con Diva está servida.

La obra, de 33 m de alto x 16 m de ancho x 6 m de profundidad, está realizada en hormigón cubierto con resina roja brillante.
La obra, de 33 m de alto x 16 m de ancho x 6 m de profundidad, está realizada en hormigón cubierto con resina roja brillante.Juliana Notari


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