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Maru Botana, la leyenda argentina que endulza, con colas kilométricas, Barcelona

Estrella de la televisión y pastelera, ha abierto su primer local en Europa con una legión de seguidores en busca de su dulce de leche, torta de maracuyá, merengue y de su bocadillo de rosbif

Maru Botana pastelera argentina
Marquise con frutos rojos, con chocolate, dulce de leche y crema.Gianluca Battista
Toni García

Maru Botana es una leyenda en Argentina. Sus programas de televisión, su carisma y sus pastelerías en Buenos Aires, la han convertido en un rostro familiar para millones de compatriotas durante las últimas dos décadas. Ahora, esta cocinera porteña ha decidido buscarse la vida más allá de las fronteras de su país y ha escogido el Mediterráneo para dar el salto. “Cuando pensé en expandir la marca, anduve un tiempo por Estados Unidos, pero la verdad es que no me sentía cómoda. En cambio, me gustó mucho Barcelona: la gente tiene costumbres parecidas a las nuestras, les encanta el cafecito y comer rico. Era un desafío y estaba nerviosa, pero, de entrada, pensé que sería mejor”, confiesa Botana desde Buenos Aires.

La primera aventura europea de la argentina abrió el pasado 19 de julio a dos calles del Passeig de Gracia, la gran arteria comercial de la Ciudad Condal, y la recepción ha sido incluso más entusiasta de la que podía suponerse a tenor de la descomunal presencia de la comunidad argentina en Barcelona. Botana lo reconoce: “es cierto que hay muchísimos argentinos allá, pero debo decirte que me sorprendió la cantidad de españoles que vinieron a vernos en cuanto abrimos, yo esperaba que algunas cosas les gustarían de entrada, como el hojaldre o la crema pastelera, pero la verdad es que todo ha tenido una grandísima recepción. Por no hablar del dulce de leche, claro”.

Las colas para comprar en el local abierto en L'Eixample son habituales los fines de semana.
Las colas para comprar en el local abierto en L'Eixample son habituales los fines de semana. Gianluca Battista

Los dueños del cotarro en Maru Botana son los pasteles, las tortas (la porción de tarta cuesta 9,40 euros) y, obviamente, el dulce de leche tiene una presencia poderosa, pero la verdad es que la torta de maracuyá o el merengue vuelan en el local. El brownie de la casa, con churros de chocolate y dulce de leche, el rogel (capas de hojaldre y dulce de leche) o el sablée (chocolate y frutos rojos) son también productos estrella del local. Para los débiles de espíritu, aquellos que no pueden con las (muy) generosas porciones del establecimiento, la media luna o los alfajores pueden ser un gran sustituto. Eso sí, algunos habituales ya se han quejado: “Sí, nuestras porciones son muy grandes, las tartas son enormes y en Argentina la gente se lleva lo que le sobra a casa. Cuando empezamos en Barcelona, me dijeron que aquello era demasiado, que las porciones no podían tener esas dimensiones. Así que les hicimos caso: es genial poder hablar con la gente que va a venir a verte, a comer a tu casa”, dice Botana. Pero que nadie se lleve a engaño, es bastante complicado quedarse con hambre en esta pastelería y muchos clientes eligen la opción de llevar.

La pastelería argentina disfruta ahora de un prestigio global que va mucho más allá de los ya mencionados alfajores o el dulce de leche, y las colas en el mostrador de Maru Botana dan buena fe de ello. Para su creadora, la cosa no ha hecho más que empezar: “trabajamos mucho la textura, el crocante, la calidad. Si pruebas el merengue italiano que hacemos, te va a costar creerlo. En Argentina todo ha crecido mucho, creo que a diferencia de Europa todo progresa a mucha velocidad, no solo en los locales de estrella Michelin sino desde sitios muy pequeños, y que además nos ponemos metas continuamente. Creo que hay un camino de ida y vuelta muy bonito entre el cliente y los que nos dedicamos a la gastronomía en mi país, que la gente ha aprendido a comer bien y nosotros hemos evolucionado con ellos. Lo mejor de todo es cuando alguien va a una de mis pastelerías y luego me dice lo que ha disfrutado. Son esas las cosas que te hacen feliz y que te impulsan a seguir haciendo las cosas bien”.

Curiosamente, uno de los platos más deliciosos del local no es un pastel, ni una torta, ni dulce, sino un bocadillo: un emparedado de rosbif macerado durante horas en salsa chimichurri, servido en pan de pebete con rúcula, cebolla y mostaza suave. Ya cuenta con una legión de seguidores por su ligereza y cremosidad. Cuesta 9,40 euros. Parecida aceptación tiene el sándwich de salmón en pan de nueces, otro de los grandes alicientes de la parte salada de Maru Botana.

Ahora que la marca empieza su camino internacional, Botana reconoce que nunca se imaginó lo que ha logrado: “esta marca que, en ningún caso, proyecté, como lo que es ahora. Lo que sí puedo decir es que cuando empecé en la televisión, en la pastelería, siempre tuve esta mentalidad de pensar en positivo, de seguir, de meterle, meterle y meterle. Y sobre todo en el ámbito de la comida, porque comer con amigos, que es uno de los grandes placeres de la vida. Por eso estoy tan obsesionada con la calidad de todo lo que servimos, porque quiero que cuando alguien venga a comerse una torta, la disfrute como nunca”. La cocinera tiene intención de viajar a Barcelona en octubre y no descarta abrir pronto un local en Madrid, una ciudad que le gusta mucho. “Como también me gustaría tener otro local, más grande, en Barcelona. España es un lugar ideal. ¿Un sueño? Abrir más locales en Europa, potenciar mi marca, y seguir creciendo a base de hacer las cosas bien”, remata.

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