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El ‘Pla Endreça’ de Barcelona, el lavado de cara que se le resiste al Raval

Los vecinos de Ciutat Vella aseguran que este operativo con acciones de limpieza y seguridad ha pasado inadvertido en sus calles

Alfonso L. Congostrina
Contenedores de basura llenos en la plaza Vicenç Martorell.
Contenedores de basura llenos en la plaza Vicenç Martorell.Gianluca Battista

Un mes después de que, el pasado junio, Jaume Collboni fuese nombrado alcalde, comenzó a marcar las líneas de actuación de su mandato y diseñó planes que lo diferenciara de las políticas de Ada Colau, pese a que el PSC también había participado en su gobierno. Una de las principales actuaciones que anunció sin escatimar en carteles y banderolas fue el Plan Endreça (un plan para poner orden, se podría traducir en castellano) para luchar contra el incivismo y limpiar de suciedad la ciudad. El plan se presentó con la ambición de eliminar pintadas, prometía refuerzos en la limpieza de calles e incluso inspectores que fiscalizaran continuamente el buen funcionamiento de las subcontratas de limpieza. El proyecto incluye la inversión en zonas verdes, en mantenimiento, en alcantarillado, en el combate de plagas y se ha dado a la Guardia Urbana herramientas (como el incremento de las sanciones) para actuar con mano dura al incivismo. No solo eso: el plan prevé aumentar las inspecciones a apartamentos turísticos, terrazas, locales de cannabis, control de patinetes y la lucha contra la venta ambulante. El Plan Endreça es un cajón de sastre para poner orden a la ciudad que había dejado Colau. Se desarrolla en tres fases y la primera acaba este mes de octubre.

EL PAÍS ha analizado la situación de uno de los distritos más densos: Ciutat Vella. Algunos vecinos ven avances pero la sensación generalizada es que queda muchísimo por hacer. En el céntrico barrio del Raval los contenedores siguen vomitando basura al exterior de las calles de manera muy similar a como sucedía antes de la implantación del Plan Endreça. Los vecinos denuncian que siguen conviviendo con suciedad, jeringuillas, narcopisos, pisos vacíos, comercios con precios y productos solo destinados a visitantes y los estragos que genera el turismo. La situación, según los vecinos, es muy similar a la que había antes de que el Plan Endreça inundara las calles de la ciudad de banderolas y carteles. Una de las plazas donde más suciedad se acumula es la Vicenç Martorell –justo delante de la sede del distrito de Ciutat Vella- donde los contenedores son insuficientes y la basura se acumula en la acera, pero la imagen es similar en la Rambla del Raval, en la calle de Lancaster o en la avenida de Drassanes.

Es un plan populista que no ha aportado nada. Necesitamos otros para luchar contra la especulación inmobiliaria y el modelo turístico”, dice Ángel Cordero, de la Xarxa Veïna del Raval

Ángel Cordero, de la Xarxa Veïnal del Raval, resume la opinión de su entorno: “El Plan Endreça no ha aportado nada. Collboni se lo inventó como si no hubiera formado parte del gobierno anterior y tuviera que arreglarlo todo. Es un plan populista”. Cordero asegura que los vecinos del Raval necesitan otro tipo de planes: “Necesitamos que se luche contra la especulación inmobiliaria que nos expulsa de nuestro barrio y contra el modelo turístico”. El líder vecinal mantiene que incluso algunos de los objetivos del Plan Endreça que serían positivos no se están cumpliendo: “Hay muchos negocios que acumulan basura en la calle y no se está haciendo nada. Faltan espacios verdes”.

En cuanto a la variante de seguridad del plan denuncia que es una “obsesión” del consistorio criminalizar la venta ambulante o “señalar como delincuentes” a las personas sin hogar o los que tienen problemas de adicciones. “Los narcopisos están, otra vez, creciendo gracias a la okupación de pisos vacíos y nos dicen que ampliarán la presencia policial, pero no vemos los resultados. En los últimos diez años ha crecido el número de agentes, pero los problemas siguen sin solución”, lamenta. En casi todas las calles del Raval, a cualquier hora, se nota la suciedad y la basura en muchos puntos. Los servicios de limpieza riegan las calles, las baldosas se inundan pero, también, se humedece la basura abandonada en las esquinas creando unas argamasas que, según algunos vecinos, “es peor y genera un olor horrible”.

La limpieza está igual de mal que siempre, la calle huele mal y no se quita la basura con la frecuencia que se debería”, afirma la vicepresidenta de la asociación de vecinos de Arc del Teatre
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La asociación de vecinos de Arc del Teatre, en el sur del Raval, mantiene una lucha histórica contra la sala de venopunción Baluard (en el barrio todos la llaman narcosala). Alrededor de este equipamiento se agolpan consumidores que, en muchas ocasiones, acaban pinchándose en plena calle. Maite Dambrosio es la vicepresidenta de Arc del Teatre: “El Plan Endreça no funciona. La Guardia Urbana solo vigila la puerta de Baluard y se olvida del resto de calles y la situación es horrible”, sostiene. “La limpieza está igual de mal que siempre, la calle huele mal y no se quita la basura con la frecuencia que se debería. En este barrio necesitamos que se retire continuamente la suciedad y, sobre todo, que se utilice desinfectante”, concluye. Dambrosio cree que la supervisión a las subcontratas de basura es insuficiente y no tiene en cuenta las peculiaridades del Raval donde se juntan “indigentes, consumidores, vendedores de droga… que acaban abandonado objetos insalubres en la calle”.

El Ayuntamiento de Barcelona asegura a EL PAÍS que el trabajo realizado en Ciutat Vella ha mejorado notablemente la situación del distrito. El Consistorio defiende que se ha reforzado -con nueve equipos- la limpieza con agua de las calles para acabar con el olor a orines. “Hay una brigada más de refuerzo de la limpieza polivalente de urgencias, un equipo más destinado a zonas verdes, otro al fregado de pavimentos y se ha reforzado el vaciado de papeleras”, asegura una portavoz del Consistorio. En cuanto a la limpieza de pintadas, solo en julio y agosto se han realizado 6.621 actuaciones en el distrito (el 23% de toda la ciudad) y se han limpiado 14.685 metros cuadrados. El Ayuntamiento mantiene que ha realizado pavimentaciones valoradas en 128.164 euros, se han repintado carriles bici y señalizaciones y cambiado 110 piezas del mobiliario urbano. Además, se han “cambiado piezas y limpiado semáforos” por un valor de 22.559 euros.

El Ayuntamiento considera que si que ha mejorado la limpieza y asegura que ha realizado en Ciutat Vella 6.623 actuaciones, el 23% de toda la ciudad

Pese a los cambios aplicados por el Ayuntamiento no es fácil encontrar vecinos que sí hayan notado mejoras sustanciales. Uno de ellos es el presidente de Amics de la Rambla, Fermí Villar. Considera que hay un cambio de rumbo respecto a la etapa de Ada Colau: “Este equipo de gobierno tiene otra predisposición. Ahora vemos que los manteros tienen problemas para colocarse en la Rambla. La limpieza ha mejorado considerablemente pero hay mucho camino para mejorar. En la Rambla la noche sigue siendo muy complicada”.

En la calle de Riera Baixa, Santi González regenta un comercio de venta de ropa. González se convirtió en un líder vecinal cuando la inseguridad de su calle llegó a una situación límite en 2018. El pasado mayo formó parte de la lista de la CUP, que no consiguió ningún concejal. “El Plan Endreça es racista. Tiene un nombre que deshumaniza a los que no tienen papeles y acaban vendiendo en la calle porque tienen que comer”, resume. “En cuanto a la limpieza es cierto que el Raval está sucio. Hay un problema con el turismo pero también con los vecinos a los que hay que sensibilizar mucho más. También creo que municipalizar el servicio de limpieza permitiría al Ayuntamiento controlar todo el proceso”, asegura González.

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