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80 cruceros este abril en Barcelona: Colau pide reducirlos y el Puerto responde que no puede

El inicio de la temporada alta de grandes buques reaviva el debate sobre su impacto en la ciudad. Entidades, expertos y ecologistas piden su eliminación

Cruceros Barcelona
El Crucero Silver Dawn en el muelle Adosado del puerto de Barcelona, donde atracan estos grandes barcos turísticos, este miércoles, en la semana que arranca la temporada alta para el sector.MASSIMILIANO MINOCRI

El próximo fin de semana atracarán 15 cruceros en Barcelona. Ocho el viernes, tres el sábado y cuatro el domingo. Con nombres tan pomposos como Costa Fascinosa, MSC Grandiosa, Seven Seas Splendor o Symphony of the Seas, y esloras que oscilan entre 100 y 360 metros, los 15 trasatlánticos puestos en fila ocuparían más de cuatro kilómetros. Si navegaran a tope de capacidad, sumarían 47.000 pasajeros. El primer fin de semana de la temporada alta de cruceros que inicia este mes, con un total de 80 cruceros previstos en abril ha reavivado el debate sobre su impacto en la ciudad.

El martes, la alcaldesa Ada Colau apostó por el “decrecimiento” del sector y pidió a la Generalitat sentarse para debatir cómo. El miércoles, el presidente del Puerto, Lluís Salvadó, respondió que la institución portuaria no puede limitar el número de cruceros que llegan. También defendió que no son los barcos más contaminantes que navegan, pero anunció la creación de un Consejo por la Sostenibilidad del sector para analizar los impactos negativos. Mientras, entidades vecinales, ecologistas y expertos se reúnen en unas jornadas que exigen la eliminación de la industria de los cruceros y anuncian movilizaciones. Barcelona alcanzó el récord de cruceristas antes de la pandemia, con 3,1 millones de personas; los datos de 2020 y 2021 cayeron en picado, pero en 2022 volvieron a subir hasta 2,3 millones.

Un crucerista en el Silver Dawn, atracado en el Puerto de Barcelona, en la semana que arranca la temporada alta para el sector. El fin de semana llegan 15 cruceros a la ciudad y en todo el mes de abril, 80.
Un crucerista en el Silver Dawn, atracado en el Puerto de Barcelona, en la semana que arranca la temporada alta para el sector. El fin de semana llegan 15 cruceros a la ciudad y en todo el mes de abril, 80.MASSIMILIANO MINOCRI

Hace un año, Colau pidió a la Generalitat y al Gobierno —que tiene mayoría en el Consejo de Administración del Puerto—, limitar los cruceros en Barcelona. Sus argumentos, la contaminación que causan y el colapso que provoca la presencia de miles de personas en el centro de Barcelona durante unas pocas horas. La alcaldesa apelaba a la regulación de Baleares, donde el gobierno de Francina Armengol negoció con la patronal de las navieras y solo permite atracar tres barcos al día en Palma. Solo hubo una reunión en julio y ahora, antes de Semana Santa, el Ayuntamiento barcelonés insistió al Govern en reunirse. La Generalitat ha respondido que la reunión se puede celebrar en el espacio que ha planteado el Puerto. La teniente de alcalde de Ecología, Janet Sanz, acusa al Govern de “rehuir su responsabilidad” y le pide que “ejerza sus competencias y exija al Puerto la limitación”.

Después de unas vacaciones con Barcelona de vuelta a las imágenes de masificación turística, Colau defendía el martes limitar algunas actividades del sector y “el decrecimiento de los cruceros”. Y sumaba argumentos: “Dejan poco beneficio económico en el grueso de la ciudad, el 40% están cuatro horas y generan colapso en la movilidad del centro, son cuestionados a nivel ambiental y las limitaciones planteadas en otras partes del mundo”. Además, la edil criticaba al presidente del Puerto por estar “en contra de regular” y haber anunciado que recurrirá la tasa para los cruceros aprobada en el Parlament.

Ha sido justo en el Parlament, en una comparecencia ante la Comisión de Territorio, donde Salvadó respondió a la alcaldesa y a los partidos que cuestionan al sector coincidiendo con la emergencia climática oficialmente decretada. En Comú Podem y la CUP han activado la alarma y han reclamado también que se intervenga como en Baleares. El presidente de la autoridad portuaria respondió que el ente carece de competencias para poner coto a la llegada de cruceros y que solo puede fijar el número de terminales que luego gestionan empresas privadas. “En 2018, Colau y el Puerto pactaron siete terminales que debían de desplazarse”, recordó Salvadó, apuntando que ese acuerdo supuso una inversión de 50 millones de euros. “El Ayuntamiento y el Puerto tenemos las competencias que tenemos. No podemos decir el año que viene habrá tantos cruceros, pero sí puede decir tantas terminales”. La idea del acuerdo con la ciudad era alejar los buques en nuevas terminales en el Muelle Adosado: de un total de siete, hay cinco funcionando, una concesionada y otra en proceso.

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Cruceros atracados en mayo pasado, cuando la actividad crucerista se recuperó tras la pandemia y recibió 125 buques. En total, en 2022 llegaron 2,1 millones de cruceristas a la ciudad.
Cruceros atracados en mayo pasado, cuando la actividad crucerista se recuperó tras la pandemia y recibió 125 buques. En total, en 2022 llegaron 2,1 millones de cruceristas a la ciudad.Carles Ribas

Con todo, el también exdiputado de ERC ha admitido que es consciente de la masificación turística que se puede producir en determinados días en la ciudad y ha anunciado que impulsará un Consejo para la Sostenibilidad de los Cruceros, que se reunirá el próximo día 19. Su compromiso es “analizar esas congestiones y si en días al año se producen en determinados puntos, se les informa [a los cruceristas] de que no se puede ir y ofrecerles destinos alternativos como las cavas del Penedès u otros espacios”, ha afirmado. “Hay que escuchar a la ciudad e ir reduciendo los problemas”, ha señalado afirmando que los cruceros son las embarcaciones ecológicamente más eficientes. “Son los barcos más modernos y el 80% producen y consumen su propia agua”. El Puerto ha señalado este año de que el 58% de los cruceros embarcan y desembarcan pasajeros en la ciudad, que estos cruceristas gastan 230 euros al día (muy por encima de la media del resto de turistas, 70 euros), que el 62% de los buques tienen menos de 10 años de antigüedad y que el 80% no carga agua en el puerto porque tiene plantas potabilizadoras.

David Cid, portavoz de los comunes, ha apuntado que Barcelona recibe al mes en temporada alta 400.000 cruceristas al mes y 50 días más de 15.000 al día. “Barcelona tiene el doble de cruceros que Venecia y no sé si es sostenible”, ha dicho recordando que Palma o Dubrovnik sí han puesto límite. Y ha puesto como ejemplo reducirlos a 200.000 al mes y poner un tope de 10.000 al día. Salvadó ha puntualizado que el Ayuntamiento de Palma solo ha alcanzado “un acuerdo de buena voluntad” de hablar con empresas turísticas y que se irá “implementando en el futuro”.

Mientras, entidades ecologistas, vecinales y expertos en turismo agrupados en la campaña #StopCreuers celebran esta semana, con la participación de varias ciudades con puerto del Mediterráneo, tres jornadas de debate en las que elevan el tono de su mensaje de rechazo al sector: de pedir una reducción progresiva de cruceros pasan a instar “la desaparición total de la industria de cruceros en nuestro territorio”, ante la “falta absoluta de reacción política ante la crisis energética y el abismo climático y ecológico” y teniendo en cuenta, alertan, de que es “el medio de transporte más contaminante por persona y kilómetro”. Las entidades también advierten de que “la industria está en manos de unas pocas multinacionales que navegan bajo banderas y regulaciones de paraísos fiscales” y cuestionan los derechos y condiciones laborales de su personal. También argumentan el impacto negativo que la masificación turística provoca en los barrios y el espacio urbano. Por todo ello, anuncian movilizaciones antes de las elecciones municipales.

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