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JUNTS PER CATALUNYA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La deflactación de Junts

Lleva ya meses desdibujándose, lejos de ser reconocida como la auténtica portadora de las esencias del independentismo

Josep Ramoneda
Xavier Trias Barcelona
El candidato a las elecciones municipales de Barcelona Xavier Trias.MASSIMILIANO MINOCRI

Podríamos llamarla deflactación, paso del valor nominal al valor real de su capital político. O simplemente readaptación a su espacio natural después de la huida hacia adelante como casa grande del proceso independentista. Se trata del reajuste de Junts per Catalunya, una organización atrápalo todo a la que se le rompen las costuras, después de que, pasado el período de ficción del otoño de 2017, se haya puesto en evidencia que el intento de convertirse en el gran movimiento nacional independentista era inviable. El principio de realidad se ha llevado por delante las fantasías que pretendían juntar a una gama de posiciones ideológicas y de grupos de intereses diferentes que sólo podía sostenerse mientras se estaba en el momento intenso de la carrera peleando a toda velocidad. Pero desde que se impuso la pausa las contradicciones fueron emergiendo. Y la desorientación del grupo se hizo carne con su esperpéntica salida del gobierno.

Desde aquel momento, la coalición ha entrado en la parálisis de las organizaciones que no tienen una autoridad (persona o grupo) que las cohesione, por más que en los momentos críticos se busque la coartada Puigdemont, ni una estrategia clara, ni un espacio social definido. Y así lleva ya meses desdibujándose, lejos de ser reconocida como la auténtica portadora de las esencias del independentismo. Hay conciencia del desconcierto, del riesgo de convertirse en un buque flotando sin rumbo, pero no hay ahora mismo quién pueda marcar el paso. Y las elecciones municipales lo han puesto de manifiesto. El recurso a Xavier Trias, que estaba ya fuera de la política, para intentar la reconquista de la ciudad de Barcelona, dice más que mil palabras. Un líder moderado vuelve a escena para ofrecer confianza a los sectores conservadores de la sociedad catalana. Ausente de la primera línea en el proceso independentista, procedente de la antigua Convergència, Trias es el encargado de polarizar el envite, en duelo directo (y de interés compartido) con Colau que deja en el limbo la retórica independentista y nos devuelve a la dinámica derecha e izquierda. Algunos han querido ver en la repentina reaparición de Jordi Pujol en la escena pública, como una apelación a los nostálgicos de los tiempos del expresident, una manera de ilustrar el regreso de un sector de Junts a los orígenes. El terreno es vidrioso, tanto para Pujol como para quienes pretendan utilizarlo.

Las municipales marcarán el destino de Junts. La suerte de Trias acelerará o frenará el cambio. Si Trias fracasara, volvería el ruido. Pero ahora los motores apuntan a la moderación. La cuestión es: ¿cómo reaccionará el votante independentista sin complejos? En cualquier caso, el proceso de decantación de las relaciones de fuerzas –una vez las municipales hayan dado un primer veredicto- no será fácil. Los nombres suenan ( Artur Mas, Jaume Giró, Josep Rull) los rumores abundan y hay incluso quien apunta ya a un hipotético duelo de primarias cuando se acerquen las autonómicas que podría dirimir, entre el seny i la rauxa, el destino de Junts y determinar les dimensiones de la desbandada.

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