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LA CRÓNICA

PSOE y PP necesitan a Puigdemont, sin fecha de caducidad

Los populares nunca han abdicado del reencuentro con los neoconvergentes. El Partido Socialista utilizará los movimientos de Feijóo como escudo de defensa

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo en Estrasburgo el pasado diciembre.
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo en Estrasburgo el pasado diciembre.RONALD WITTEK (EFE)
Anabel Díez

Hacer de la necesidad virtud, sentenció hace unas semanas Pedro Sánchez para explicar su empeño en no romper con Junts si estos no lo hacen imposible. En agosto, tras las elecciones, tanto el PSOE como el PP se acercaron al partido de Carles Puigdemont. Los populares quisieron ese contacto para ver la viabilidad de que los siete diputados de la derecha independentista catalana apoyaran la investidura de Alberto Núñez Feijóo. Los movimientos de esos días, y las hipótesis de dialogar en el futuro con los neoconvergentes, sin plazos, han estado presentes en las conversaciones más privadas del PP. Hubo contactos pero no fraguaron; aun así, es difícil ocultar posiciones y proyectos muy asumidos y que puede ser necesario abordar en un futuro, quizá no lejano. Esto es lo que ha quedado sellado desde el 10 de febrero de 2024, a través de consideraciones de las más altas instancias del PP, con autorización expresa para hacerlas públicas a una multiplicidad de medios de comunicación.

Si desde que Sánchez empezó a negociar y a sellar pactos con Puigdemont para conseguir la presidencia, el PP se ha centrado en exclusiva a atacar al líder socialista por “vender a España”, ahora el PSOE se toma la revancha. Las intenciones del PP, lleguen o no fraguarse, han quedado al descubierto en plena campaña electoral en Galicia. No es extraño, o, tenía que pasar, porque la amnistía a los independentistas catalanes, ha sido el argumento central de la dirección del PP en estos comicios autonómicos. Aún quedan cinco días de campaña en los que el PP tratará de echar tierra sobre estas consideraciones sinceras, pero que pueden desviar votos del PP hacia Vox y agrupar a la izquierda.

No podrá borrarse, sin embargo, que tres líneas de ataque del PP al Gobierno, por las que se ha convocado a los ciudadanos a manifestarse una decena de veces, son solo recursos de grueso calado para hacer oposición, pero que carecen de fuerza intrínseca. Por un lado, ahora se reconoce que sí es posible indultar a Puigdemont. Por otro, se viene a admitir que estas medidas de gracia —los indultos, pero no solo— son susceptibles de ser planteadas desde el Gobierno. Finalmente, se concede que será muy difícil poder relacionar a los encausados por el procés con delitos de terrorismo. Las líneas rojas que el PP se ha trazado y denuncia, dentro y fuera de España, pueden ser revisadas por ellos mismos.

La elaboración de explicaciones que maticen todo lo anterior está ya en marcha. La amnistía fue descartada por Feijóo, pero no como concepto, sino tras un estudio jurídico encargado por el líder popular. En 24 horas lo rechazó, presume Feijóo, una vez que asumió al cien por cien el criterio de los juristas a los que consultó, que tacharon la medida de inconstitucional. Pero el indulto sí es posible, si Puigdemont, y el resto de afectados, se someten al proceso judicial, como es preceptivo. A las condenas, les sobrevendrá las medidas de gracia, con un Gobierno del PP.

Si hay euforia en el PP el próximo domingo por el resultado electoral en Galicia, se espera que las inquietudes íntimas sobre Cataluña se desdibujen. El PP quiere creer que no habrá disgusto aunque sí hay cierta intranquilidad de no alcanzar la mayoría absoluta, dada la subida intensa del BNG, como refleja la encuesta de este domingo de 40dB. para EL PAÍS y la SER.

Pase lo que pase en Galicia, el PSOE, también Vox, llevará grabado en el frontispicio de su discurso el pensamiento al descubierto del PP sobre los pasos a dar en Cataluña “por la reconciliación”. Sí a los indultos, facilitado, además, éticamente, porque los populares no creen posible vincular lo que allí ocurrió con actos de terrorismo. Los testimonios públicos en sentido contrario no deben tomarse demasiado en cuenta.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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