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Pompeya renace sin fin

En su libro ‘Pompeya’, el fotógrafo italiano Luigi Spina penetra en algunos de los lugares de la ciudad sepultada por el Vesubio en el año 79 que, por motivos de conservación, seguridad y mantenimiento dentro del Gran Proyecto Pompeya, han permanecido cerrados durante años y ahora pueden ser contemplados de nuevo.

Pompeya
Casa de la Caza Antigua, así llamada por sus motivos decorativos murales con escenas de caza, datadas en el año 71 después de Cristo.Luigi Spina (Parque Arqueológico de Pompeya / La Fábrica)
Guillermo Altares Fotografía de Luigi Spina

Mary Beard, autora de numerosos libros sobre el mundo romano, sostiene que visitar Pompeya es algo parecido a viajar en el tiempo. Ningún otro yacimiento de la Antigüedad se parece a la ciudad enterrada por el Vesubio en el año 79, porque nos conecta con personas que vivieron y murieron hace 2.000 años, con su vida cotidiana, sus casas, sus panaderías, sus calles, sus cuartos de baño. Pero, sobre todo, por la inmensa variedad de los restos arqueológicos que ofrece. Y eso que todavía quedan por excavar dos tercios del yacimiento. El Museo Arqueológico de Nápoles guarda en sus depósitos tantos objetos de Pompeya como los que expone. No son peores que los que pueden contemplar sus visitantes: simplemente no caben. Es como si el Prado tuviese tantos ‘velázquez’ o ‘goyas’ guardados como los que cuelgan en sus salas. Y cada mes aparecen nuevas pinturas o pintadas políticas o cuartos en los que vivían los esclavos o un restaurante de comida rápida o nuevos cuerpos de personas que murieron huyendo de la lava del volcán. Pompeya no solo ofrece una información inmensa sobre la vida cotidiana en la antigua Roma, sino que ha forjado nuestra forma de mirar a la Antigüedad. Hay una escena en la película Poltergeist en la que un parapsicólogo le dice a los dueños de la casa asaltada por los espíritus que una vez vio una cosa moverse unos centímetros y que por eso cree en fantasmas. Entonces abren la puerta de una habitación y cientos de objetos están volando por todos lados. Pompeya ofrece una experiencia parecida con la antigua Roma. No se parece a nada que hayamos visto antes y, sobre todo, nunca se acaba de visitar.

Las fotografías de este reportaje pertenecen al libro Pompeya, de Luigi Spina, editado por La Fábrica y ya disponible en librerías.

Luigi Spina
Casa del Efebo, vivienda de planta anómala cuyo último propietario fue el comerciante de vinos Publio Cornelio Tegeste.Luigi Spina (Parque Arqueológico de Pompeya / La Fábrica)
Luigi Spina
Praedia de Julia Felix, parte de un complejo comercial residencial de 9.000 metros cuadrados.Luigi Spina (Parque Arqueológico de Pompeya / La Fábrica)
Luigi Spina
Casa del Vergel. Esta domus conserva vestigios de su ornamentación del periodo tardorrepublicano, con riqueza de motivos vegetales y florales y diversas escenas mitológicas.Luigi Spina (Parque Arqueológico de Pompeya / La Fábrica)
Luigi Spina
Se cree que la Casa del Jabalí perteneció a alguna familia notable, dada su proximidad al Foro. Su estructura arquitectónica se remonta a la época de la conversión de Pompeya en colonia romana en el 80 antes de Cristo.Luigi Spina (Parque Arqueológico de Pompeya / La Fábrica)
Luigi Spina
Espectacular decoración animalista en el antiguo mostrador de una taberna de Pompeya, descubierto en 2019. Luigi Spina (Parque Arqueológico de Pompeya / La Fábrica)
Luigi Spina
Casa de Cesio Blando, un noble pompeyano de la época samnita. La vivienda tenía termas y uno de los baños más antiguos que se conocen en Pompeya.Luigi Spina (Parque Arqueológico de Pompeya / La Fábrica)
 Casa de los Vetios, de los comerciantes Aulo Vetio Restituto y Aulo Vetio Conviva, con pinturas del cuarto estilo.
Casa de los Vetios, de los comerciantes Aulo Vetio Restituto y Aulo Vetio Conviva, con pinturas del cuarto estilo.Luigi Spina (Parque Arqueológico de Pompeya / La Fábrica)

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