Carles Navarro (Basf): “Desde que hago ayuno intermitente duermo mejor”

En la mesa de trabajo del espartano despacho de Carles Navarro (Barcelona, 59 años) solo hay una silla, la suya. A las visitas las atiende en otra mesa, alta, esta sí, con seis sillas a su alrededor, donde atiende a EL PAÍS. Navarro es el director general de Basf en España después de haber recorrido diferentes cargos y responsabilidades, también en Turquía y Canadá. Siempre da la sensación de hombre templado, que mide unas palabras que lanza con cierto aplomo, pero a quien no le importa repetir la muletilla “hasta donde yo sé” cuando se adentra en temas en los que no se siente tan seguro.

Pregunta. ¿Cuántas horas trabaja al día?

Respuesta. Uff... Comienzo a las siete de la mañana y muchos días salgo a las 17.30. Once horas caen cada día.

P. ¿Eso es saludable?

R. A mí no me resulta agotador por las horas sino por la intensidad de determinados días. Si no tuviera el problema del tráfico para entrar en Barcelona, quizás llegaría a la oficina más tarde.

P. ¿Cree en la fidelidad del trabajador hacia la empresa?

R. Creo que es una cuestión que se está perdiendo porque hay cierto desajuste entre lo que ofrecen las empresas y lo que los trabajadores esperan. Hoy las personas no buscan estabilidad o el largo plazo, sino cosas que les motiven. Es el reto de la empresa de hoy.

P. Solo ha trabajado en Basf. ¿Eso es bueno?

R. Es bueno siempre y cuando la empresa te dé la oportunidad de cambiar de rol y te ofrezca retos. Llevo 34 años en el grupo y espero jubilarme aquí, pero nunca he hecho lo mismo más de tres o cuatro años.

P. ¿Es imprescindible tener un gen germánico para estar tantos años en una multinacional alemana?

R. Ahora no, cuando empecé sí. En 1989 notaba que si no hablabas alemán tenías pocas posibilidades de hacer carrera.

P. Hace cien años Josep Pla escribía: “Un español es un alemán fracasado”.

R. Ostras. No se puede poner a todo el mundo en el mismo saco, y no lo comparto.

P. ¿Cuál es su fin de semana perfecto?

R. En casa somos cuatro y el fin de semana perfecto pasaría por que saliéramos los cuatro juntos a hacer alguna excursión. Pero eso cada vez pasa menos, porque mis hijos (26 y 28 años) se hacen mayores y encontrar oportunidades para que se apunten es muy complicado. Son planes entre mi mujer y yo. Ir al cine y al teatro nos encanta y los domingos por la mañana los paso siempre con mis padres. Los fines de semana son relajados.

P. ¿La experiencia en la gestión de los recursos humanos no funciona con la familia?

R. Me gustaría tener en la familia el mismo grado —sonríe— de efectividad que tengo en la empresa. No hay distancia para aplicar determinadas técnicas. Y sabes que tendrías que funcionar de forma diferente pero no puedes, no te sale. Y eso genera conflicto.

P. ¿Hace deporte?

R. Intento caminar cada día. Yo tengo un objetivo diario de 7.000 pasos. Parece que son pocos, pero cuando tienes un día de oficina no lo haces. Intento de hacerlo cada día y si me reloj dice que no los he hecho, trato de salir un rato cuando llego a casa para no romper la racha.

P. ¿Por qué? ¿Le ayuda a desconectar?

R. Siempre he mirado a muy largo plazo. Me acerco a los 60 años y es un momento de reflexión vital y me he planteado que querría llegar a los 90 con un buen estado físico y mental. Y estoy pensando qué tendría que hacer para asegurarlo. Eso requiere hacer ejercicio físico, una alimentación saludable…

P. ¿Ha cambiado sus hábitos alimentarios?

R. Hace seis años que no como carne, al principio por cuestiones de salud y ahora por una cuestión de principios de protección animal y medioambiental. Y también hago ayuno intermitente desde hace tres años y creo que me ayuda el hecho de dejar descansar el cuerpo 16 horas entre comidas: duermo mejor y tengo mejores analíticas.

P. Diría que no hay evidencias científicas que demuestren ese poder.

R. Quizás no hay estudios científicos pero sí que hay investigaciones que avalan que son saludables. Todas las religiones lo tienen como una práctica espiritual, que no es mi caso. Lo que no es lógico es comer cinco veces al día, que me parece una barbaridad.

P. ¿Lee?

R. Acostumbro a leer varios libros a la vez. Pero soy un gran fan de los audiolibros, porque me ayudan a aprovechar el tiempo que paso caminando o conduciendo. Leo bastante sobre temas de sostenibilidad.

P. Choca en un directivo de una empresa química.

R. A mucha gente le sorprende, porque venimos de donde venimos: la química, como otras industrias, se ha conocido como una actividad sucia, contaminante, que afecta al medio ambiente. Pero sin la química no habrá sostenibilidad en el futuro, porque está en todos los procesos y si queremos cambiar el sistema productivo necesitaremos un buen uso de la química. Pero este mensaje no lo hemos lanzado de una forma eficiente. Pecamos de eso: de poca comunicación o de falta de credibilidad. No tenemos un pasado brillante, pero las cosas han cambiado mucho. Siempre estamos bajo la sospecha del greenwashing y por eso no hablamos, aunque no es ese el caso de Basf.

P. Cada día hay más pobres y más desigualdad. ¿El capitalismo está desbocado?

R. Está llegando a una fase de transición. No sé si acabará, pero el capitalismo de los próximos 20 o 30 años tiene que ser muy diferente, porque lo hemos estirado tanto que las desventajas son mayores que las ventajas. No puede ser que el 1% de la población sea el responsable del 50% de las emisiones. Y eso va empeorando. Estamos viviendo un cambio de paradigma, del neoliberalismo y de ese que dice que las empresas están para ganar dinero. Eso ya no lo compra nadie porque hemos visto las consecuencias. Habrá que hacer un replanteamiento sobre cómo producimos, cómo consumimos y cómo tratamos al planeta.

P. Los dividendos que reparten las empresas tienen un componente muy importante todavía.

R. Así es. Las empresas afrontamos un periodo de transformación industrial y tenemos que cambiar y eso implica inversiones billonarias que tienen que salir de los beneficios. Somos como un avión que se renueva con piezas nuevas sin poder aterrizar.

P. ¿Podemos renovar el contrato social?

R. El capitalismo ha fallado en muchas partes de la sociedad. La globalización ha llevado que unas partes del mundo como China hayan progresado mucho a cambio de que otros hayan perdido mucho. tenemos que buscar otra forma de gestionar la economía. No sé cuál es, pero no puede basarse en el crecimiento infinito.

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