El cambio climático obliga a las empresas a transformarse

La energía, el transporte, la alimentación o la industria textil son los sectores más afectados por las variaciones meteorológicas, pero todos tendrán que adaptarse a las nuevas legislaciones

Se necesitan 7.500 litros de agua para confeccionar un pantalón vaquero, el equivalente de lo que bebe una persona de media en siete años.
Se necesitan 7.500 litros de agua para confeccionar un pantalón vaquero, el equivalente de lo que bebe una persona de media en siete años.Daniel Balakov (Getty Images)

Todas las compañías, incluidas las pequeñas y medianas empresas (pymes), que conforman el 99% del tejido industrial español y crean el 64% del empleo, van a estar obligadas a cambiar sus modelos para hacerlos más sostenibles. El motivo principal es que progresivamente tendrán que cumplir unas legislaciones estatales e internacionales que les forzarán a contaminar menos. A su vez, el consumidor, cada vez más concienciado, premia a las compañías más responsables con el medioambiente. Ana Gómez, directora del título superior de Sostenibilidad de la escuela de negocios ESIC Business & Marketing School, considera que las empresas deben apostar por ser innovadoras, y que la transformación debe ser general, “es un proceso que requiere inteligencia colectiva”.

Las compañías no se enfrentarán de la misma forma a las medidas contra la descarbonización que la legislación irá imponiendo. Las grandes empresas ya pagan a la Unión Europea (UE) a cambio de contaminar, a través de un sistema de bonos para poder emitir dióxido de carbono (CO₂). Las pymes, que son las responsables del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según la consultora Climate Strategy & Partners, también se enfrentarán a regulaciones. Lo defiende Fabrizio Ferraro, director del Instituto de Liderazgo Sostenible de la escuela de negocios IESE: “Si la situación medioambiental empeora, es probable que se apruebe un impuesto a las emisiones para todas las compañías. Algunas no podrán permitírselo y tendrán que desaparecer”.

Ya se están dando los primeros pasos hacia estas nuevas normativas. La UE aprobó en noviembre del pasado año la directiva de Informes sobre Sostenibilidad Corporativa (CSDR, por sus siglas en inglés), que obliga a las empresas a indicar su impacto según criterios ambientales, de justicia social y de gobernanza (ESG, en inglés). El próximo enero, las empresas de interés público con más de 500 empleados crearán sus informes para entregarlos en 2025 y las compañías tendrán que ofrecer sus datos progresivamente, dependiendo de su tamaño. Finalmente, las pymes cotizadas entregarán sus informes en 2027, aunque podrán retrasarlo hasta 2028.

Los sectores que tienen que cambiar

Algunos de los sectores más señalados son los de la energía, el del transporte, el de la alimentación y el de la industria textil. Históricamente han sido los más contaminantes, por lo que tendrán que acometer modificaciones más drásticas en su modelo de negocio. Además, tienen una mayor dependencia de materias primas cuya producción está en riesgo por los efectos del cambio climático. Es el caso de las fábricas de ropa, que sufrirán las consecuencias de las sequías. Se necesitan 7.500 litros de agua para confeccionar un pantalón vaquero, el equivalente de lo que bebe una persona de media en siete años, una cifra que cada vez es menos asumible, según publicó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2019. El proceso de cambios debería extenderse, según los expertos, a la propia cadena de consumo, a los ciudadanos. Siguiendo con el ejemplo de la industria textil, anualmente se confeccionan 100.000 millones de prendas en el mundo, según cifras del último informe elaborado por la Global Fashion Agenda; y la vida útil promedio de un par de vaqueros, es de dos a tres años, según el International Fabricare Institute (DLI).

La escasez de recursos, los aumentos de lluvia y las inundaciones ya afectan al sector primario agrícola, como señala José Antonio Morante, director de Sector Agro en Banco Sabadell. “Están reduciendo los rendimientos de las explotaciones, hay menos producción y mayores costes; disminuyendo la calidad de los cultivos y aumentando la presión sobre los recursos naturales”, concreta este experto que participará en el webinar Claves para afrontar los riesgos climáticos en la empresa, organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell.

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Claves para afrontar los riesgos climáticos en la empresa, con Sergio Sánchez, director de Desarrollo de Negocio Sostenible de Empresas en Banco Sabadell y José Antonio Morante, director de Sector Agro en Banco Sabadell. Organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell. Cuándo: 30 de noviembre, a las 16.00.

El consejo de Ferraro es tomar medidas cuanto antes. Este experto afirma que no apostar por la sostenibilidad repercute negativamente en la financiación de las empresas. “Hay fondos que reducen sus desembolsos si no hay un plan de reducción de huella de carbono”, advierte. Ferraro asegura que las firmas renuentes al cambio también son escrutadas de otra manera por las entidades financieras. “Cuando los bancos tienen objetivos de descarbonización, reducen la financiación a las empresas que contaminan más”, dice. “Sin un plan creíble de cambios, en los próximos años la empresa tendrá menos inversores y una deuda más cara”, explica.

El coste de la transformación

Las innovaciones que se deben acometer para cumplir las exigencias legislativas medioambientales requerirán una inversión importante por parte de las compañías. Una opción que proponen los expertos es destinar parte del beneficio empresarial a crear unas reservas con el objetivo de emplearlas en hacer el negocio más sostenible. Otro impulso importante es el fondo europeo Next Generation EU que, por ejemplo, cubre entre el 25% y el 45% del coste de la instalación de placas fotovoltaicas para el autoconsumo. Por su parte, hay entidades dispuestas a aportar soluciones, como explica Morante: “Banco Sabadell Segmento Agrario está comprometido en dar facilidades financieras para dar salida a los retos a los que se enfrenta el sector en materia de descarbonización”. En cualquier caso, en el camino hacia la sostenibilidad de una compañía, recurrir al asesoramiento profesional de un experto como el de la entidad bancaria facilita al empresario a tomar la decisión más acertada en función de las necesidades de su negocio.

Además, cambiar el modelo de negocio puede ser una gran ventaja competitiva. Los consumidores son más conscientes de la importancia de la naturaleza y se preocupan por protegerla. José Luis Retolaza, profesor de Deusto Business School, considera que liderar estos procesos “incrementa la reputación y aumenta sustancialmente su ámbito de actuación”. Estas medidas tienen un impacto positivo en cuanto a posicionamiento estratégico, como destaca Gómez: “Serán más atractivas para inversores y generarán mayor lealtad en los usuarios. No olvidemos que el consumidor tiene cada vez más presente el papel que adoptan las empresas”.

El camino para ser más sostenibles

Para frenar los efectos del cambio climático, una de las principales medidas es la reducción de las emisiones de CO₂, metano (CH4), óxido nitroso (N2O) y otros gases de efecto invernadero (GEI). Como explica Isabela del Alcázar Benjumea, directora global de Sostenibilidad de IE University, este objetivo se puede lograr con la implementación de fuentes de energía renovables. De hecho, el pasado septiembre en la última reunión del G20, los países se comprometieron a triplicar la potencia de las energías limpias; lo que supondría pasar de los más de 3.500 gigavatios (GW) instalados actuales a unos 11.000 GW en 2030. Sergio Sánchez, director de Desarrollo de Negocio Sostenible de Empresas en Banco Sabadell, que también participará en el webinar, explica los beneficios directos de la autogeneración: “Además del posible ahorro en costes energéticos que puede llegar a darse en función de la coyuntura del mercado, un hecho importante es su predictibilidad”. Sánchez sostiene que contar con autoconsumo de energía en un porcentaje del total consumido proporciona “una mayor capacidad para hacer estimaciones de costes a futuro, especialmente en las industrias electro intensivas”.

En el caso contrario, el proceso es perjudicial para todos: usar energías convencionales daña más a la atmósfera, lo que a la larga produce un aumento de la temperatura en la tierra, se dan más sequías y se encarecen las materias primas (conocidos como activos naturales). De hecho, el 50% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial está sujeto a los activos pertenecientes a la naturaleza de manera directa, según el Foro Económico Mundial; y prácticamente el 100% de las industrias se ven afectadas de forma indirecta (a través de proveedores, en cadena de suministro y logística).

“La adaptación significa prevenir los daños. Pero también aprovechar las oportunidades que puedan surgir”, afirma Del Alcázar. Como ejemplo a seguir, Ferraro resalta la marca de ropa danesa Ganni, en la que la producción de cada prenda apuesta por la política de eliminación de sustancias químicas y la reducción de la energía y las emisiones de CO₂: “Es una de las pocas empresas de moda con un plan ambicioso de descarbonización, y de responsabilidad en general”.

Otro caso que cita Ferraro es el modelo de la compañía catalana Wallbox, que crea cargadores inteligentes para vehículos eléctricos; o el de Novozymes, la biotecnológica danesa encargada de encontrar respuestas biológicas que ayudan “a hacer crecer las empresas, salvaguardar los recursos del planeta y mejorar la vida”, como describe en su página web. Respecto a las energías renovables, Ferraro menciona a la eléctrica Holaluz, que a finales de junio de 2023 vendía más de 300 instalaciones solares al mes.

Ante este contexto, Retolaza, de Deusto Business School, sostiene que la clave es anticiparse: “Las empresas que antes se alineen con la reversión del cambio climático estarán incrementando su propia resiliencia y podrán aprovechar la situación”. Aferrarse a modelos de negocio obsoletos que no sean conscientes de las condiciones del entorno es un peligro, según este profesor. “Las empresas que no apuesten por la sostenibilidad están condenadas al fracaso y a la desaparición”.

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