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Fedea estima una subida de las cotizaciones de hasta 3,8 puntos para pagar las pensiones

Los expertos de las universidades de Valencia y Extremadura alertan sobre el estancamiento en la reducción del déficit de la Seguridad Social

pensiones
Una persona mayor lee un periódico en un parque de Madrid.Olmo Calvo

Nuevo tirón de orejas a la reforma de las pensiones. Hace escasas semanas, la Comisión Europea avisó a España de que deberá realizar un ajuste del PIB del 0,8% anual entre 2026 y 2030 para sostener el sistema. Este lunes, el centro de análisis Fedea calcula que el recorte se situará entre 0,6 y 1,1 puntos del PIB en ausencia de medidas, lo que implicará una subida de los tipos de cotización de entre 2,8 y 3,8 puntos porcentuales. Además, alerta de que las proyecciones de Bruselas sobre el impacto del envejecimiento plantean “algunas dudas” y pueden quedarse cortas. “El documento [el Ageing Report elaborado por la Comisión Europea] no contiene una metodología detallada, ni ofrece una discusión explícita de cómo se construyen sus estimaciones”, señala el artículo publicado por el think tank y firmado por su director ejecutivo, Ángel de la Fuente.

El próximo año, cómo prevé la reforma, se producirá la primera revisión periódica de la sostenibilidad del sistema de pensiones para comprobar que los gastos en jubilaciones no disparen su peso sobre el PIB —el umbral máximo fijado es el 13,3% en promedio entre 2022 y 2050—. A estos efectos, el desembolso previsto en el informe sobre el envejecimiento de la población a largo plazo elaborado por el Ejecutivo comunitario, el denominado Ageing Report, es crucial, porque sus cálculos se tienen en cuenta para la activación de mecanismos de corrección.

“A la vista de sus proyecciones, parece claro que la cláusula de salvaguarda del MEI [el Mecanismo de Equidad Intergeneracional, una herramienta que eleva las cotizaciones de forma automática en caso de desvío del déficit] se activará el año que viene, exigiendo algún tipo de corrección de gasto o ingreso”, señala el documento de Fedea, que compara las previsiones del último informe de Bruselas con la edición anterior y con los pronósticos del Ministerio de Seguridad Social. En el Ageing Report 2024, de hecho, Bruselas calcula que el gasto llegará en promedio al 15,1% del PIB en 2050, lo que deja un desfase del 0,8% por cubrir, equivalente a 11.700 millones.

De la Fuente señala que la nueva estimación de Bruselas “apunta a un nivel de gasto claramente superior al previsto” en el documento anterior y al dibujado por el Gobierno. Una diferencia causada, “fundamentalmente”, por el escenario prerreforma (1,14 puntos) y los pronósticos sobre el coste de la primera fase de la misma (0,53 puntos). Las fases dos y tres, en cambio —y “sorprendentemente”, según Fedea—, son muy optimistas, siendo aún más positivas que las cifras dibujadas por el Ejecutivo, pues no toman en cuenta el incremento que generará el nuevo sistema de cotización de los autónomos y suponen impactos generosos de los incentivos a demorar la jubilación, “poco plausibles” según el autor.

El director de Fedea también ve incongruencias por el lado de los ingresos. El informe de Bruselas incluye en esta rúbrica las cada vez más elevadas transferencias del Estado a la Seguridad Social, así como las medidas de ingresos contempladas en la reforma que llevarán a un paulatino aumento de los tipos de cotización, y los cambios previstos en el mercado de trabajo, como la reforma laboral o la subida del salario mínimo. “Lo que no se explica con claridad”, matiza De la Fuente, “es cómo se obtienen tales estimaciones, que plantean serias dudas”. Y concluye: “El Informe de Envejecimiento de 2024 corrige al alza las voluntaristas y poco plausibles proyecciones del gasto público en pensiones” del Gobierno, “constatando así que la reforma de 2020-22 nace con serios problemas de diseño que la convierten en una pesada hipoteca para nuestras cuentas públicas”.

El escenario que dibujan en Fedea, el think tank apoyado por el Banco de España y algunas de las grandes empresas del Ibex, viene respaldado también por los cálculos de otro grupo de expertos, el que forman los investigadores de Pensiones y Protección Social de las universidades de Valencia y Extremadura. En este caso, han recordado este lunes que el saldo del Sistema de Seguridad Social por operaciones no financieras —que refleja la contabilidad que maneja Gobierno— arroja un déficit anual tras el cuarto trimestre de 2023 de 8.627 millones de euros, equivalentes a un 0,59% del PIB, frente a un déficit del 0,52% en 2022.

Transferencias del Estado

Estos investigadores han calculado también el déficit anual contributivo, que es el resultado de introducir ajustes en los ingresos y gastos antes citados para excluir aquellos de carácter no contributivo y las transferencias internas. Este saldo contributivo, que según estos economistas “es más homogéneo y orientativo de la tendencia estructural de las cuentas del sistema de Seguridad Social”, refleja que el déficit a finales de 2023 ascendería en términos absolutos a 28.394 millones de euros y en términos relativos al 1,94% del PIB, frente al 1,95% de unos años antes. Este saldo negativo se financia, según explican, con las citadas transferencias del Estado, que ascienden a 19.888 millones de euros (un 1,4% del PIB, de acuerdo con las cifras de la Tesorería General de la Seguridad Social), a lo que se suma un préstamo del Estado por importe de otros 10.003,81 millones. En total, los casi 28.400 millones mencionados.

Esto indica que la reducción de los números rojos contributivos prácticamente se habría estancado el pasado ejercicio, por lo que “el año 2024 será importante para ver si la tendencia se invierte y vuelve a aumentar o sigue disminuyendo”, añaden estos expertos.

Para anticipar qué podría ocurrir, precisan que este año el coste de la revalorización de las prestaciones en línea con el IPC (3,8%) no será tan importante como en 2023 (8,5%), lo que dejará el aumento del gasto en pensiones contributivas alrededor del 6%, frente al 10,3% de 2023. Además, la última reforma de pensiones impulsará algo más los ingresos por cotizaciones (por el aumento del mecanismo de equidad intergeneracional y de la base máxima de cotización por encima del IPC). Pero, en su opinión, “lo fundamental será el ciclo económico, algo difícil de estimar”.

De momento, en enero y febrero de 2024, las cotizaciones sociales están subiendo un 8,2% respecto al mismo periodo de 2023 y las pensiones contributivas lo están haciendo a una tasa del 8,4%, aunque los analistas señalan que esto irá disminuyendo con el paso de los meses. Por todo ello, auguran que, “si los ingresos contributivos mantienen su tasa decrecimiento por encima del 7,5%, el déficit contributivo podría seguir disminuyendo en 2024″.

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