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Repsol paga 1.900 millones por la sociedad conjunta con Sinopec en el Reino Unido y pone fin a años de litigio

La petrolera española destina una parte de su boyante caja para hacerse con el 49% del capital de RSRUK que tenía la compañía china y controlará íntegramente la compañía británica

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, en mayo de 2022.
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, en mayo de 2022.H. BILBAO-EUEOPA PRESS (Europa Press)

1.900 millones de euros para enterrar el hacha de guerra con Sinopec. Repsol ha alcanzado este viernes un acuerdo con el gigante petrolero chino para comprarle el 49% de la sociedad conjunta que tienen ambas compañías en el Reino Unido —Repsol Sinopec Resources UK (RSRUK)— y poner así punto final al litigio que arrastran desde hace años. El pacto, comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) poco después del cierre de la Bolsa, dará el 100% del control accionarial de RSRUK a la petrolera española, que tras los beneficios récord cosechados el año pasado y la venta del 25% de sus filiales de exploración y producción y renovables tenía una posición de caja más que boyante.

La operación no tendrá, según Repsol, “un impacto significativo” en su cuenta de resultados, dado que ya había dotado una provisión de 800 millones de euros para hacer frente a los costes derivados del arbitraje con la firma china. Una vez consolidada en sus cuentas la totalidad de la caja que tiene RSRUK, “el impacto neto de flujo de caja para la compañía será de 1.100 millones de dólares (algo menos de 1.000 millones de euros)”, explica en la nota remitida al regulador bursátil. El acuerdo es estratégico para Repsol, ya que le permite dar por cerrado los frentes legales que mantenía abiertos con Sinopec —aliado suyo en Brasil—, una vez que se cierre la operación, previsto para antes de finales de este 2023.

El cierre de la operación significará la resolución del largo procedimiento arbitral tras la adquisición por parte de Sinopec de la participación en RSRUK al grupo canadiense Talisman, posteriormente comprado por la petrolera española. El litigio se remontaba a 2015, cuando Sinopec presentó una demanda relativa a la compra del 49% de las acciones de la firma británica en 2012 y los compromisos de inversión que adquirieron junto a entonces Talisman. Desde entonces, ambas compañías mantenían la disputa abierta, con demandas y contrademandas, con la petición por parte de Sinopec de una indemnización de 5.500 millones de dólares (unos 5.100 millones de euros) por los daños de la inversión comprometida en la sociedad conjunta en Reino Unido que tenía entonces con la canadiense Talisman.

En la conferencia de analistas celebrada este jueves para presentar los resultados trimestrales de Repsol, su consejero delegado, Josu Jon Imaz, tendió la mano a “un diálogo abierto” con la firma china, con el objetivo “de lograr lo que podría ser un acuerdo justo a este conflicto”. El directivo recordó que se habían dado tres laudos parciales en este arbitraje, uno favorable a Repsol, otro desfavorable y un tercero mixto. El objetivo, ha dicho, era “encontrar juntos una solución razonable a esta disputa legal”.

Repsol Sinopec Resources UK con base en Aberdeen, Escocia, cuenta con 11 instalaciones de producción de crudo en el mar conectadas a 48 campos en el Mar del Norte, 38 de ellos operados. Además, controla dos terminales en tierra. Su producción diaria actual es de aproximadamente 40.000 barriles equivalentes de petróleo, de la cual el 40% es gas. Con la adquisición de estos activos la compañía dirigida por Josu Jon Imaz avanza en su estrategia de centrar toda su actividad de exploración y producción en economías avanzadas.

La empresa británica, pronto 100% filial de Repsol, cuenta con proyectos para el desarrollo de nueva producción en Claymore, Piper, Shaw y Montrose. Esta producción de petróleo y gas permite abastecer a la Unión Europea, cuyo déficit de hidrocarburos se ha visto agravado por la guerra de Ucrania. Esta compañía también desarrolla uno de los primeros proyectos de hidrógeno verde en Reino Unido en la terminal de Flotta (Escocia), y sus instalaciones presentan condiciones atractivas para el desarrollo de proyectos de almacenamiento de CO₂ en línea con el impulso que el Gobierno británico pretende dar a esta actividad para convertir al país en un líder tecnológico en este espacio. Además, la compañía estudia el uso de sus instalaciones marítimas para desarrollar proyectos de electrificación de plataformas productoras propias y de terceros, lo que contribuirá a la reducción de la huella de carbono en las actividades de producción de hidrocarburos.

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