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Murió Carlos Bulgheroni, el empresario más rico de Argentina

El dueño del grupo petrolero Bridas fue en los 90 el primer occidental en negociar un gasoducto con los talibanes afganos

Federico Rivas Molina
Carlos Bulgheroni y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2013.
Carlos Bulgheroni y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2013.Telam

En septiembre de 1997, el diario argentino Clarín publicó una foto del empresario argentino Carlos Bulgheroni sentado en sobre una alfombra en el desierto, en compañía de los líderes talibanes que en el momento de la escena, 1994, controlaban amplias zonas de Afganistán. Bulgheroni acababa de comprar el bloque de Yashlar en Turkmenistán y para comercializar sus reservas de gas debía llegar hasta Pakistán con un gasoducto que atravesase territorios controlados por los “señores de la guerra” afganos. Nunca antes un empresario occidental había llegado a tanto, y si no tuvo éxito fue porque en 1996 los talibanes tomaron Kabul y la situación política se desmadró.

Carlos Bulgheroni en una foto de archivo.
Carlos Bulgheroni en una foto de archivo.Telam

Bulgheroni ha muerto dos décadas después de aquella foto icónica de su carrera como hábil negociador y hombre de mundo. Tenía 71 años y no logró sobreponerse de una operación de corazón que se realizó en una clínica de Estados Unidos. Su salud ya estaba debilitada por una leucemia que combatió desde su juventud. A los 28 años los médicos le dieron 4 meses de vida, pero el joven Carlos, ya miembro de Bridas, la petrolera fundada por su padre, no se dejó vencer por la enfermedad. Así forjó una carrera de éxito en los negocios, hasta que se convirtió en el hombre más rico de Argentina. El último ranking de la revista Forbes le atribuyó una fortuna de 4.500 millones de dólares, el doble de la que tiene su perseguidor más cercano, Eduardo Eurnekian.

El grupo Bridas lleva el nombre de los anillos que se usan para unir grandes tuberías petroleras, el primer producto que fabricó la empresa fundada por Ángel Bulgheroni, padre de Carlos y de su hermano Alejandro, también éste miembro activo de la compañía. Así como Carlos fue implacable con el cáncer, lo fue con los negocios. Bridas se convirtió bajo su mando en una poderosa empresa petrolera, con operaciones en Sudamérica, México y Asia Central. Mientras Alejandro manejó el día a día de Bridas, Carlos fue el encargado de las relaciones públicas. Bulgheroni fue el empresario preferido del presidente Raúl Alfonsín en los años 80, apoyó sin rodeos Carlos Menem en los 90 y multiplicó su fortuna durante el kirchnerismo a partir de 2003.

En 2007, Carlos Bulgheroni fue uno de los pocos hombres de negocios que asistió a la jura de Cristina Fernández de Kirchner como presidente, una presencia que el kirchnerismo supo retribuir con la extensión por 40 años de la explotación de Cerro Dragón, el mayor de Argentina en manos privadas. Lo cierto es que sus allegados siempre destacaron su capacidad de lobby y su control sobre una agenda internacional que incluía a empresarios y políticos de todo el mundo.

En 1997, Bridas vendió el 60% de su paquete accionario a Amoco, la empresa estadounidense que luego se unió a British Petroleum (hoy BP), y juntas desarrollaron negocios a nivel regional bajo el nombre de Pan American Energy (PAN). El salto definitivo de la empresa familiar se produjo en 2010, cuando los Bulgheroni vendieron el 50% del paquete accionario de Bridas a la petrolera china CNOOC en más de 3.100 millones de dólares. Esa sociedad compró luego en Pan American Energy la parte de BP por 7.000 mil millones de dólares. Dos años después, Bridas y su socio chino se quedaron con los activos y la red minorista de estaciones de combustible que Exxomobil tenía en Argentina bajo la marca Esso, a la que rebautizaron como Axion.

La audacia de Carlos Bulgheroni fue determinante para convertir a Bridas, como parte de PAN, en la mayor petrolera de Argentina, sólo superada por la estatal YPF. Con todo, la negociación más compleja que Carlos y su hermano enfrentaron en su vida no fue por negocios. En 1974, dos años antes del golpe militar contra Isabel Perón, debieron acordar el pago de un rescate para la liberación de su padre, que había sido secuestrado por el grupo guerrillero Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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