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Reportaje:Los lugares de ocio y la ley antitabaco

La cuestión: hacer o no hacer obras

Así se preparan los locales de Madrid, Cataluña, País Vasco, Valencia y Andalucía ante la entrada en vigor de la normativa

"Aún no hemos construido ningún tabique para aislar la zona de fumadores", reconoce Javier Rodríguez, director del restaurante madrileño Paradís. El establecimiento, de unos 250 metros cuadrados, está junto al Congreso de los Diputados. En principio, permitirán fumar en el espacio habilitado para ello, pese a no estar aislado físicamente del resto, tal y como exige la ley antitabaco. Pero quizá tengan problemas desde el 1 de septiembre -fecha de entrada en vigor de esta obligación- cuando acudan, como de costumbre, muchos de los políticos que aprobaron esa norma a la que en el restaurante todavía no han hecho caso. "Esperemos que miren para otro lado", bromea Rodríguez.

La mayoría de locales madrileños se encuentran en la misma situación: aún no han acometido las obras, lo que automáticamente les convertirá el próximo viernes en espacios libres de humo. Es el caso del Pans & Company de la Puerta del Sol, donde los dueños siguen de vacaciones y no han comunicado ninguna decisión al personal. "Si el próximo viernes aún no han vuelto, quitaré los carteles de la zona de fumadores y lo convertiré en espacio sin humos", asegura la gerente.

"Si hacemos obra y se modifica la ley, sería para nosotros una inversión innecesaria"
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Los que no parecen tener problemas para aislar espacios son los hoteles Ritz y Palace de Madrid, por sus grandes dimensiones. Ni siquiera tendrán que hacer obra. El primero pasará la zona de fumadores del "hall bajo" -espacio abierto-, al bar Goya, con puerta para aislarse del resto. En el Palace aún no lo tienen claro, aunque "estudian habilitar uno de los salones", afirma la responsable de relaciones públicas.

En Cataluña, también los espacios grandes lo tienen fácil. La discoteca Bikini de Barcelona cuenta con tres salas y no ha necesitado hacer uso de la moratoria de ocho meses concedida por la ley: desde el 1 de enero, uno de los espacios se ha destinado a zona para fumadores. Luz de Gas, en la calle Muntaner, está acabando a marchas forzadas las obras para que el piso superior quede totalmente cerrado. Otra discoteca de la calle Aribau no ha realizado reformas. Sólo una gran cortina de tela separa un espacio donde se permite fumar. Los responsables del local lo consideran suficiente. Uno de los clientes, Miquel Montserrat, comentó que tomar una copa sin poder encender el cigarro "no es lo mismo". "Si aquí no me dejan, me iré a otra parte", añadió. Muchos restaurantes tampoco están aun preparados y, cuando se les pregunta sobre qué harán cuando finalice la moratoria, responden que están "a la expectativa".

La aplicación de la ley antitabaco en el País Vasco también se encuentra en el limbo, aunque por una disputa competencial entre el Gobierno vasco y los ayuntamientos sobre cuál es la institución que debe sancionar los incumplimientos. En medio, los hosteleros se aferran a la ausencia de una normativa autonómica para no adaptar sus locales. A pesar de que las fechas se echan encima, en el País Vasco todo está parado.

"Si hacemos obra y luego se modifica la ley, supondría para nosotros una inversión innecesaria", asegura el responsable de una céntrica cafetería de Bilbao, que aún no ha adaptado su local a la normativa. Aunque el plazo para hacerlo se agota el próximo jueves, muchos comercios de esta ciudad han decidido no hacer nada ante "la imprecisión".

Los locales de hostelería de San Sebastián tampoco se han metido en obras. "La ley antitabaco está hecha con las patas de atrás, está muy mal pensada", afirma el cocinero donostiarra Pedro Subijana, dueño del restaurante Akelarre, con dos estrellas Michelín. Su local supera los 100 metros cuadrados, pero, al igual que otros colegas, no ha realizado obras para habilitar un compartimento para los fumadores. "No se sabe si hay que hacer o no un tabique, si hay que poner o no puerta... Además, circulan rumores de que al final puede que terminen prohibiendo fumar en todo el local", comenta. Así que, ante este panorama, no se aventura de momento a hacer una inversión dudosa.

En cualquier caso, lleva un tiempo "haciendo experimentos". Ha probado con varias zonas reservadas a los fumadores y, en caso de que finalmente tenga que cerrar un espacio de su restaurante para ellos, ya tiene pensada cuál sería la mejor opción. Aún así, subraya que su actividad se vería limitada, pues el cierre le impediría ofrecer algunas de las "mesas largas" que ahora pone.

Como Subijana, el restaurador Martín Berasategi cuenta con un espacio para fumadores y otro para no fumadores en su restaurante de Lasarte, pero entre ellos no existe un tabique de separación. Al igual que su compañero, está esperando la normativa del ejecutivo autonómico antes de decidirse a hacer cualquier cambio.

La incertidumbre es también el denominador común en Valencia, donde, por ahora, unos quita vientos y equipos de purificación de aire son los elementos a los que ha recurrido la marisquería Civera para separar los espacios entre fumadores y no fumadores. "El aparato evita que pase el humo a la zona sin humos", comenta el encargado del establecimiento, José Enrique. "La ley no exige obras

[para aislar los espacios]", dice. Y tiene razón si se refiere al decreto del Gobierno valenciano. Pero no a juicio del Ministerio de Sanidad, que ha recurrido la normativa autonómica por ofrecer alternativas -cortinas de humo, purificadores- a la separación física de los espacios por la que apuesta la ley estatal. "La normativa de la Generalitat es plenamente vigente en la Comunidad Valenciana", recordó la Federación Empresarial de Hostelería de esta región.

"La ley nos ha perjudicado", se lamenta Amador Bellver, gerente del restaurante La Pepica, uno de los clásicos de la Playa de la Malvarrosa de Valencia. Hace meses que solventó la separación de los espacios para fumadores y no fumadores. Los adictos a la nicotina cuentan con un antiguo salón privado y, en verano, una terraza cubierta.

A las puertas de La Pepica, Rafael Fariñas se reconoce como "fumador activo" apurando un cigarrillo. "A mí me parece muy bien la ley y la separación de espacios", indica, "parece como si a los fumadores nos gustara estar en sitios llenos de humo y no es cierto; no me gusta comer con gente fumando al lado; fumo fuera después, al salir". Aunque reconoce que en los bares de copas le cuesta más reprimir el impulso del tabaco.

Antonio Cabello, un turista de Bilbao de visita por Valencia, es de la misma opinión: "El otro día en Benidorm todo el mundo fumaba en el restaurante y no hay derecho a eso", apunta. Aunque hay posturas para todos los gustos. Como la de Manolo Dato, de 39 años, que pese a no fumar, no le convence la ley: "Yo creo que con educación y civismo sobra, no hace falta limitar las libertades. Si me molesta alguien con un cigarro, se lo digo y ya está".

En Andalucía la situación es similar al resto de regiones, con la salvedad de que la Federación de Hosteleros asegura que se reunirá con miembros de la Consejería de Sanidad para arrancarles una moratoria. "La Junta de Andalucía tiene que entender que durante el mes de agosto, cuando hay más demanda, no se puede cerrar para hacer obras y, además, es imposible encontrar albañiles. Se trata de una imposibilidad técnica", se queja el portavoz de esta organización.

A Ignacio Gómez-Pando, presidente del Grupo San Eloy, que cuenta con 14 establecimientos en Sevilla, el resultado de esta reunión no le afectará. Ya ha tomado una decisión salomónica. "En los locales de más de 100 metros no se fuma y en los que tengan menos, se permitirá fumar". El resultado es que no podrán fumar los clientes de cuatro de sus establecimientos.

Esta información ha sido elaborada por Guillermo Abril, Glòria Ayuso, Eduardo Azumendi, Javier Lafuente, Margot Molina, Yolanda Montero y Jaime Prats.

Obras en un restaurante de Málaga para adaptar la zona de fumadores.
Obras en un restaurante de Málaga para adaptar la zona de fumadores.ÁLEX ZEA
Jóvenes fumando en un local de un centro comercial en Madrid.
Jóvenes fumando en un local de un centro comercial en Madrid.RICARDO GURIÉRREZ

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