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EUROCOPA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El riesgo como sello de una impoluta España

La selección de De la Fuente, que es la de Nico y Lamine, pero no solo, funciona como un equipo divertido y agradecido por el sentido aventurero y desafiante de sus futbolistas

Partido de semifinales entre España y Francia de la Eurocopa 2024
Rodri intenta robarle el balón a Mbappé junto a Nacho.Leonhard Simon (REUTERS)
Ramon Besa

No se recuerda el último torneo en el que haya habido una selección tan superior como la española en la Eurocopa 2024. Ha ganado los seis partidos, juega mejor que ninguna y marca goles antológicos e históricos como el de Lamine Yamal contra Francia el día en que Mbappé se había quitado la máscara para advertir de su llegada al campo después de llenar las salas de prensa de Alemania. La jugada y la actuación del azulgrana, más precoz incluso que Pelé, tuvieron un efecto disuasorio sobre un partido que coronó a Rodri. Alrededor de la figura del mediocentro, España edificó un triunfo tan incontestable como admirable, la mejor manera de alcanzar la final del domingo en Berlín.

La mundialista Francia, que solo había encajado un tanto de penalti repetido, se quedó muda desde que el equipo español remontó en cuatro minutos la diana de Kolo Muani. Una respuesta fulminante para certificar la trayectoria impoluta de un equipo insaciable desde que llegó a Alemania. Todos sus partidos han sido una deliciosa aventura protagonizada por futbolistas mayoritariamente viajados y dispuestos a afrontar sin miedo la incertidumbre del juego en los distintos estadios de la Bundesliga. Nunca se ha dejado llevar, siempre alejado de la rutina y por el contrario asociado al riesgo, convencido de que sin atrevimiento no hay emoción y la Eurocopa difícilmente habría valido la pena.

No se trata de pedantería ni de temeridad sino de ser igual de osado ante los distintos adversarios con los que se ha cruzado en Alemania. Los rivales acostumbran a condicionar el juego y la selección pasó sus momentos de apuro ante Croacia, necesitó remontar frente a Georgia, acabó agotada contra Alemania y se exhibió con Italia. La exigencia se suponía incluso mayor contra Francia y, sin embargo, la cita resultó mucho más llevadera para España. Aunque los seis encuentros han sido diferentes, la selección ha sido siempre la misma, reconocible por su ambición y su excelente fútbol, por su capacidad para atacar y arriesgar y por saber leer los diferentes momentos del juego.

No es una casualidad si se atiende a la nómina y al perfil de los 26 convocados por De la Fuente. La mayoría, y especialmente los que sostienen al equipo, no son jugadores de un solo club, sino que su trayectoria incluye a más de un equipo y de una liga, nada que ver con la época copada por el Madrid y el Barça. Rodri ha sido futbolista del Villarreal y el Atlético antes de ser la referencia del City. El recorrido de Fabián incluye a Betis, Elche, Nápoles y PSG. Olmo salió del Barcelona y ha llegado a Leipzig después de pasar por el Dinamo de Zagreb. Y el capitán Morata ha vestido la zamarra del Madrid, Juve, Chelsea y Atlético.

Hasta el madridista Carvajal pasó por el Bayer Leverkusen de la misma manera que el sevillista Navas estuvo en el City, Laporte militó también en el City, Athletic y Al Nassr, Cucurella defendió la camiseta del Barça, Eibar, Getafe, Brighton&Hove Albion y Chelsea y Merino recaló en la Real después de pasar por Osasuna, Borussia Dortmund y Newcastle. Muchos se han tenido que adaptar a un país que no es el suyo de origen, necesitaron descifrar a un equipo y un campeonato diferentes y aprender un idioma para poder afrontar una vida tan cambiante como muchos de los partidos de la Eurocopa.

Así se explica que sepan responder igual de bien en la calle que en la cancha, acostumbrados a la dificultad, dispuestos a salvar obstáculos y a ampliar conocimientos, únicos en saber cómo se ve a los españoles desde fuera de España. Han aprendido no solo a convivir sino también a querer el riesgo, como si lo hubieran metabolizado, nada que ver con lo que les ocurre a Nico y Lamine. Ambos arriesgan sin saber todavía qué significa el riesgo ni un club que no sea el Athletic en el caso de Nico o el Barça por parte de Lamine. Juegan con la ingenuidad de los niños, tan irreverentes como consentidos por su empeño en engañar, regatear, sorprender y crear el peligro que los adultos procuran evitar, y más en el fútbol, como se ha demostrado en Alemania. Los dos calzan estupendamente en una selección que funciona precisamente como un equipo divertido y agradecido por su sentido aventurero y desafiante.

Arriesgado era también enfrentar a Francia sin Carvajal, Pedri ni Le Normand y el seleccionador no tuvo dudas en apostar por Navas. El desafío era mayúsculo por la afrenta de Mbappé y por la solidez y organización táctica de un contrario que se afirma a partir de aburrir hasta negar al rival, tan seguro de sí mismo que Rabiot retó a Lamine. “Para jugar una final tendrá que hacer más de lo que ha hecho hasta ahora”, proclamó el francés antes del partido y de que el delantero barcelonista le estampara en los morros el golazo del empate, del partido y de la Eurocopa.

Nadie se acababa de creer que Lamine Yamal fuera tan bueno, igual de visionario como rematador que como pasador, siempre acertado en la toma de decisiones; se ha dudado de los centrales y del delantero centro sin tener en cuenta que Laporte ataca mejor con la pelota que muchos delanteros y que Morata defiende como el zaguero más fiero; tampoco se había reparado demasiado en la combatividad de Cucurella y seguramente se minimizaba la figura luminosa y omnipresente que ha sido Fabián. La selección española no estaba precisamente entre las favoritas de la Eurocopa.

Los jugadores sabían que para dejar de ser anónimos y trascender necesitaban arriesgar y no especular; ser activos y no reactivos; endurecerse y no lamentarse; agarrarse a los partidos y no acomodarse; ser verticales y versátiles, no horizontales y previsibles; saber sufrir tanto como disfrutar; y competir con confianza y grandeza, hasta alcanzar la final de Berlín, la última aventura de un viaje apasionante por la Eurocopa.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.
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