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Menos Euroliga y más Unicaja

El club malagueño, que defiende el laurel en la Copa, optó hace dos cursos por renunciar a las máximas competiciones europeas para revigorizar con éxito al equipo y apostar por los torneos nacionales

Jordi Quixano
Ibon Navarro
El entrenador de Unicaja, Ibon Navarro, da instrucciones a sus jugadores en un duelo de este curso.Álvaro Cabrera (EFE)

La plantilla del Unicaja Málaga estaba repleta de internacionales, pero el ambiente en el vestuario no era demasiado bueno porque el equipo no estaba configurado para desenvolverse en el fango. Dimitió el presidente Eduardo García tras 11 años al frente y después de una etapa de interinidad, tomó la presidencia en julio de 2021 Antonio Jesús López Nieto, exárbitro de fútbol Primera División. “Asumí el cargo y la carga”, apunta para referirse a que nueve jugadores y el entonces técnico Fotis Katsikaris tenían contrato en vigor. Tras salvar el curso a duras penas, remodelado el banquillo a la carrera con Ibon Navarro y con solo dos victorias por encima de los puestos de descenso, el presidente y el director deportivo, Juanma Rodríguez, reunieron a la plantilla para explicarles que el rumbo iba a virar. No solo eso, pues anunciaron que el Unicaja renunciaba a jugar la Euroliga y la Eurocup, que lo suyo sería la Basketball Champions League (BCL). Había motivos deportivos, económicos y políticos, por más que los aficionados mostraran incredulidad y enfado porque el club se salía de la élite del baloncesto tras 20 años. El tiempo, sin embargo, ha validado la apuesta; el Unicaja es segundo en la ACB, se mantiene firme en Europa y ahora afronta la defensa del título copero.

“Para la ciudad era una pérdida de estatus y a la gente le pareció una barbaridad. Pero había una parte económica, porque tenemos un presupuesto de 14 millones y si juegas cada semana por Europa eso supone un gasto muy serio en viajes, y otra parte más grande que era deportiva; el diseño de la competición no acompaña”, resuelve López Nieto. “Es que la Euroliga son 34 partidos en la fase regular más otros 34 de tu competición nacional, por lo que el desgaste es tremendo y debes tener una plantilla amplia y de garantías. Hay que ir a otro formato, no cansar al aficionado y cuidar el producto”, se suma Rodríguez. “Además de que en la BCL tienes más emoción porque si pierdes te quedas fuera. Y que para ser el décimo en la Euroliga y pelear por el octavo o noveno puesto en la ACB… Por eso apostamos por ser fuertes en nuestra competición”, añade el presidente. Aunque también había otro motivo que era político, pues a muchos clubes de clase media se le atragantó la noticia de que la Euroliga se convertía en coto privado, donde siempre juegan los mismos sin tener en cuenta el curso deportivo, con pocas plazas de invitados. “Nos gustaría que todos los actores importantes se pusieran de acuerdo y hubiera menos competiciones, que se usara el mismo balón, que los arbitrajes fueran parecidos… Pero no hay diálogo entre los clubes para encontrar un baloncesto estable. Si esto cambiara, entonces sí que nos gustaría competir con los mejores”, interviene Rodríguez. Y López Nieto remata: “Si la Euroliga fuera más racional y reconduce el torneo, el Unicaja estará donde debe”.

Pero de momento el equipo responde e ilusiona a la hinchada, que cada semana llena el Carpena con 10.000 aficionados (tras la pandemia apenas iban 2.000), que sueña con repetir la década de 2000, cuando se consiguió la Copa Korac (2001), la Copa del Rey (2003) y Liga (2006), también la presencia en la Final Four de la Euroliga (2007). Ya se conquistó la pasada Copa y en esta temporada marchan segundos en la ACB -a un partido del Madrid- después de fraguar un récord histórico con 14 victorias consecutivas. Una marcha que cogieron al comenzar el año pasado, renovando el plantel con nueve fichajes -”funcionaron todos, lo que no es normal”, acepta Rodríguez con orgullo-, y que siguen en esta campaña. “Acertamos con el proyecto y los resultados fueron muy superiores a lo estipulado en nuestro plan estratégico. Por eso se les ha renovado, aunque el presupuesto se encareciese un 20%. Pero hemos tenido apoyo del banco con dos millones y nosotros generamos otro con recursos del club”, explica López Nieto. “Este grupo tiene química y hambre, y sabíamos que daba para más”, agrega Rodríguez, que confiaba en darle la nave a Ibon Navarro: “Estábamos convencidos de que su propuesta funcionaría con los jugadores adecuados. Es una apuesta que pasa por un baloncesto de ritmo, de esfuerzo, de entrega y de agresividad”.

Tanto es así que el Unicaja es el único equipo que este año ha vencido a los cuatro equipos españoles de la Euroliga (Madrid, Barça, Valencia y Baskonia). “Hemos sido mejores, sí, pero quizá ellos llegaban cansados”, reflexiona Rodríguez, consciente de que el Baskonia no ha alcanzado la Copa, castigado por el desgaste. “No ganamos solo por eso, pero hay que ser honestos y reconocer que su calendario es más exigente. La Euroliga perjudica”, aprueba López Nieto, que atiende con ganas a la Copa. “En una serie de tres o cinco partidos, por presupuesto, es casi imposible ganarles, pero a uno sí. Aunque este año, al contrario que en el pasado, nos esperan y será más difícil”. Y Rodríguez desliza: “Debemos plantearlo como un momento para disfrutar. Encima es en casa, que tendremos mayoría de aficionados. La ilusión es tremenda”.

Pase lo que pase, Málaga se volcará con el equipo como lo hacía antaño y como ocurre ahora. “Cuando llegamos al cargo éramos un símbolo apagado, pero tocamos a gente histórica que estaba alejada -como Berni Rodríguez y Carlos Cabezas- para que volviera, tendimos puentes con los ciudadanos y las instituciones públicas se sienten orgullosas del club porque somos la bandera de la ciudad”, enumera López Nieto. Un éxito que, cuentan, por eso de ser club de la burguesía pero no de la realeza, se entiende por no disputar la Euroliga.

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