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Miki Vukovic y el baloncesto control de unos “críos”

Nacho Rodilla y Víctor Luengo reviven la sorprendente victoria copera del Pamesa Valencia hace 25 años con un estilo peculiar

Víctor Luengo levanta el trofeo de campeones en 1998.
Víctor Luengo levanta el trofeo de campeones en 1998.AGUSTIN CACHO (EFE)
Juan Morenilla

La historia la reescribió “un grupo de amigos” y un druida serbio. Fue el 2 de febrero de 1998, en la final de la Copa del Rey de baloncesto que se celebró en el polideportivo Pisuerga, en Valladolid, ante 5.000 espectadores. El sorprendente Pamesa Valencia que dirigía Miki Vukovic, un grupo de chavales que solo dos años antes habían subido a la ACB, derrotó por 89-75 al Joventut y se convirtió en el primer (y hasta ahora único) debutante que se proclamaba campeón. Hace 25 años de aquella gesta y el recuerdo permanece fresco en sus protagonistas. Por lo que consiguieron y por cómo vencieron, con un baloncesto control que masticaba cada jugada, con el base Nacho Rodilla al frente de la orquesta, y desquiciaba al rival con una canasta en los últimos segundos.

“Fue todo muy diferente a lo que habíamos imaginado. Éramos unos críos que íbamos a la Copa a divertirnos y a experimentar lo que era jugar aquel torneo, y acabamos ganando pese a ser tan jóvenes. Nos plantamos en la final sin nada que perder y mucho que ganar”, rememoraba este miércoles el capitán de esa generación, Víctor Luengo, a las puertas del pabellón Olímpic de Badalona donde se celebra esta edición. “Teníamos muy claro nuestro rol en el equipo. Tenías que asumir que puede que no jugaras en un partido, o que tendrías un papel muy específico, de defensor o de tirador. Esa fue nuestra virtud, saber lo que Miki Vukovic esperaba de nosotros y jugar a un ritmo que condicionara al rival. La final fue muy llamativa porque nos enfrentamos dos estilos, el baloncesto alegre y rápido del Joventut, un espectáculo, y el nuestro de control. Ellos criticaron mucho nuestro estilo. Nosotros fuimos campeones”, apunta Luengo, hoy director de relaciones externas del Valencia Basket. Curiosamente, no es el único vínculo entre el ayer y el hoy. En aquella Copa era voluntario Fernando San Emeterio, años después jugador del Valencia y ahora ayudante en el banquillo con Álex Mumbrú.

“Los que metimos 89 puntos en la final fuimos el Pamesa”, incide Nacho Rodilla, el mejor intérprete de Vukovic y elegido el MVP de la final a los 22 años. El Pamesa había alcanzado el partido decisivo tras derrotar al Tau que dirigía Sergio Scariolo en los cuartos y al Valladolid en semifinales (los pucelanos habían vencido al Madrid), hasta doblegar al Joventut (verdugo del Barcelona) en la final. Paso a paso, sorpresa a sorpresa. El cuento de la cenicienta. “Éramos un grupo de amigos, fuera de la pista siempre estábamos juntos, muy próximos unos a otros. Esa era nuestra fuerza. Cada partido era una alegría”, revive Rodilla. “En la cancha, gestionábamos cada momento a la perfección. Yo controlando la bola decisiva, Luengo saliendo a la contra... Teníamos un control muy bueno de los minutos finales y de las posesiones decisivas. La bola pasaba por mis manos”, añade el base, que con la selección fue 40 veces internacional.

Aquel Pamesa contracultural fue la obra maestra de Miki Vukovic, el técnico fallecido en 2021. “Nos formó como un padre”, le recuerda Luengo; “dominaba muy bien la parte de la psicología, el momento del partido, el rival, los árbitros... Es muy difícil que aquello vuelva a pasar, que se repita un cuento así. Fuimos nueve jugadores españoles que vivíamos el baloncesto como una familia”.

Fue una época que no volverá. Poco después, el Valencia subiría a otra dimensión con la inversión económica que hizo posibles fichajes como Oberto y Tomasevic, y el debut en la Euroliga. Pero 25 años después, el sueño de aquella Copa de Valladolid sigue vivo.

PAMESA VALENCIA, 89; JOVENTUT, 75

Pamesa Valencia: Nacho Rodilla (15), Luengo (17), Swinson (19), Zubizarreta, Albert; Berni Álvarez (13), Maluenda (2), Perry (12), Radunovic (11). Entrenador: Miki Vukovic.
Joventut: Turner (12), Toolson (10), Espinosa (15), Dani García (9), Tanoka Beard (12); Corrales (8), Sanmartín (5), Biota y Murcia (4). Entrenador: Alfred Julve.
Árbitros: De la Maza, García Ortiz y Arteaga. Eliminaron por faltas personales a Toolson (m. 39). 
Final de la Copa del Rey, 2 de febrero de 1998. Unos 5.000 espectadores en el pabellón Pisuerga.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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