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El Seis Naciones y el granero sin fin del rugby francés

El banquillo rescata a la campeona del torneo en Roma ante una Italia que roza la campanada (24-29)

Six Nations Italia Francia
Matthieu Jalibert anota un ensayo durante el Italia-Francia de este domingo.GUGLIELMO MANGIAPANE (REUTERS)

Tras años intentando construir la casa por el tejado, Francia entendió que para dominar el mundo tenía primero que poner orden en su propia casa. Que el XV del Gallo sea favorito en las apuestas para ganar su Mundial a finales de octubre responde a un lento proceso basado en el fondo de armario y en una entente entre la federación y la liga, la más lucrativa del mundo. Raro es el partido en el que no debuta un nuevo cachorro con Les Bleus. Ocurrió de nuevo este domingo en Roma –fue el turno de Ethan Dumortier, que se ha destapado como anotador en el Top 14– en la puesta en escena del vigente campeón del Seis Naciones, que sufrió de lo lindo ante la cenicienta y evitó la catástrofe gracias a sus suplentes (24-29).

En su época de barbecho –una sequía de 12 años sin ganar el Seis Naciones–, el XV del Gallo peleaba contra su liga. El culmen ocurrió en 2020, con un partido ante Inglaterra sin el equipo titular porque los clubes no cedieron a sus jugadores. La paz llegó con dos preceptos: la Federación exige un mínimo de 16 jugadores formados en Francia a los clubes y les compensa por utilizarles con la selección. El resultado es que Fabien Galthié cuenta con un grupo de 42 jugadores para elegir. Eso le ha permitido convocar a jugadores que militaban en la segunda categoría que ahora son fijos.

Para una selección que no pierde desde 2021, Italia supuso un desafío inesperado. Francia no necesitó abrir el tarro de las esencias, se limitó a castigar los errores de un rival que cimentó su intento de rebeldía en el riesgo con el balón. Era el único escenario para desarbolar a una defensa granítica. El plan saltó por los aires a los cuatro minutos cuando Thibaud Flament bloqueó la patada de Stephen Varney y anotó el primer ensayo. Rédito sin apenas esfuerzo, un incentivo para la complacencia.

Con el partido a contracorriente, Italia no podía permitirse errores, pero la presión francesa impone y la pierna de Romain Ntamack propicia situación incómodas. Uno de esos balones aterrizó en la zona de marca local mientras Damien Penaud y Ange Capuozzo iban a su encuentro; chocaron sin suerte y fue Ramos el que recogió el balón para el segundo ensayo francés. El propio Ntamack fabricó el tercero con una patada hacia la banda izquierda que llegó a las manos de Dumortier como si de un pase a dos metros se tratara. El ala tramitó a jugada y rubricó su debut con un ensayo.

Tras encajar tres ensayos en menos de media hora, Italia mantuvo la compostura a la espera de que Capuozzo apareciera. El gran artífice del ensayo de la victoria en Gales –una de las mejores marcas de la historia del torneo valió la primera victoria italiana desde 2015– rompió el corsé francés y quebró con su arrancada a Gregory Alldritt, el gran capo de su defensa. Los locales no solo se fueron con vida al descanso (14-19), sino que fueron a más. Se acercaron a uno tras un ensayo de castigo tras derribar Charles Ollivon la plataforma italiana cuando ya avistaba zona de marca. Italia estaba a uno y tenía diez minutos de superioridad numérica que aprovechó Allan para poner por delante a los suyos. Todas las alarmas encendidas.

Era un momento complicado para relevar a dos vacas sagradas, pero Galthie lo hizo. Alldritt y Ntamack dejaron el partido con su equipo contra las cuerdas. Y acertó. Fue el apertura suplente, Matthieu Jalibert, uno de los golden boy del rugby francés superado por las expectativas ajenas, quien firmó el ensayo de la victoria tras continuar la estampida de Romain Taofifenua.

Italia combate su etiqueta de comparsa con una mejora innegable pero insuficiente para romper la brecha con los grandes. Cuenta con la mejor generación sub-20 de su historia, pero tenía enfrente al país que ha ganado los dos últimos mundiales de la categoría. Fue su derrota más digna, muriendo en la 22 francesa con el tiempo cumplido. Un susto de primer orden para Francia, que salió ilesa, con su victoria y su punto bonus ofensivo de los cuatro ensayos. Una versión anodina con la que no debería presentarse el sábado en Dublín si quiere defender título.

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