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Francia coge los mandos del Seis Naciones

El ‘XV del Gallo’ supera a Irlanda (30-24) en un duelo en la cumbre y lidera el torneo tras la derrota de Escocia en Cardiff (20-17)

El irlandés Dan Sheehan intenta placar a Melvyn Jaminet durante el partido del Seis Naciones entre Francia e Irlanda
El irlandés Dan Sheehan intenta placar a Melvyn Jaminet durante el partido del Seis Naciones entre Francia e IrlandaFRANCK FIFE (AFP)

Francia asumió este sábado en París la etiqueta de favorita al Seis Naciones tras imponerse a Irlanda en el duelo en la cumbre, el de los dos últimos verdugos de los All Blacks. La delantera gala campeó el generoso esfuerzo celta, que llegó sin su gran insignia, el capitán Jonny Sexton, y lidera el torneo como la única selección que suma sus dos jornadas por victorias. Escocia no pudo seguir el ritmo, víctima de su maldición de Cardiff, donde no gana desde 2002. En el día en que debía confirmar su candidatura tras haber doblegado a Inglaterra, el XV del Cardo erró el tiro ante una Gales diezmada pero brava.

La tradición hablaba de duelo entre defensas, pero el inicio en el Stade France fue frenético, con 17 puntos en ocho minutos. El primer puñetazo lo asestó Francia en un ataque acelerado por un saque de touch que sorprendió a Irlanda, descompuesta después por una carga de Atonio y sus 155 kilos. En esas, la dupla letal Ntamack-Dupont se asoció para que el segundo ensayara a los 68 segundos de juego. El XV del Gallo amplió su ventaja con una patada a palos de Jaminet, pero se vio sorprendido en un despiste improbable. La trasera azul no vio la llegada de Mack Hansen, que cazó la patada de centro de Carbery y corrió feliz hacia el ensayo.

Superado el frenesí, Francia era mejor en el choque de la siderurgia, las dos delanteras más poderosas. Atonio era un factor desequilibrante y toda la delantera francesa, con Willemse celebrando un golpe de castigo o Alldritt conquistando metros, se adueñaba del guión. Ayudaban en defensa placajes como el de Villière, que arrastraba a Keenan fuera del campo. Irlanda quería defenderse con posesión, pero no tenía mordiente. Y sufría ante las cargas eléctricas francesas, concediendo patadas fáciles a Jaminet, que estiró la ventaja local hasta los 15 puntos (22-7).

Irlanda no tiene dinamita, pero es una anguila irredenta. En un suspiro, el XV del Trébol volvió a la contienda con dos ensayos que evidenciaron cierta contemplación local. El primero lo culminó Van der Flier tras levantar la plataforma verde en un saque de touch; el segundo, Gibson-Park, amagando con soltar el balón para después acelerar y romper la cintura de Willemse. De repente, 22-21.

Francia se rehízo del susto con músculo. Dupont alimentó a sus bestias, unos gigantes que exigen varios hombres para terminar el placaje. Andrew Porter estaba desbordado mientras Cyril Baille se giraba hacia la línea de marca y posaba ante el esfuerzo vano de tres irlandeses. Peleó hasta el final el XV del Trébol, que decidió a ocho minutos del final canjear entre palos un golpe de castigo y acercarse a tres puntos en lugar de buscar el ensayo del triunfo. La decisión, a la postre, fue errónea, pues no volvió a acercarse a la guarida gala y Jaminet, infalible, estiró de nuevo el marcador y agotó el reloj.

Escocia, encorsetada en Cardiff

Gales mejoró sobremanera sus prestaciones tras ser arrollada en Dublín; su delantera avanzó con argumentos y discutió el balón en las trincheras. La bota de Dan Biggar castigaba con puntos las incursiones en campo escocés, más indisciplinado de lo esperado. Ese empuje le valió para anotar su único ensayo de la tarde en una carga de su maul; la plataforma protegió a Tomas Francis, que posó tras una reiteración de faltas escocesas.

Con todo, Escocia tenía más recursos. Sobre todo, más talento en la trasera para resolver acciones como el ensayo de Darcy Graham. El ala aprovechó el pase largo de Russell para superar por pura arrancada a Rees-Zammit. Russell también canjeaba los golpes de castigo, pero Escocia había perdido la oportunidad de despegarse al descanso (14-14).

En un ejercicio de aversión al riesgo, Gales tenía las de ganar. La jugada clave llegó en una patada de Biggar repelida por el poste; los galeses robaron el rechace a los adormilados escoceses y la segunda oleada terminó con amarilla para Russell por despejar voluntariamente el oval y cortar el ataque local. En esas, Biggar embocó un drop entre palos y aseguró los tres puntos de la victoria.

Escocia se lanzó a por la remontada con uno menos a la espera de que Russell volviera de sus diez minutos de sanción. No había tiempo que perder, pero Gales aguantaba. Justo regresaba Russell cuando el árbitro señalaba golpe de castigo porque sus compañeros no habían liberado el balón. Fue la puntilla: los escoceses murieron con un ataque romo que no llegó siquiera a campo galés.

Italia e Inglaterra despiden este domingo en Roma la segunda jornada (16:00)

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