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El Gran Museo Egipcio de antigüedades empieza a abrirse al público

El complejo, para el que todavía no hay fecha de inauguración, acoge grandes eventos y ofrece visitas guiadas, que no incluyen las galerías, para probar sus instalaciones

Gran Museo Egipcio
Tareas de limpieza en una sala del Gran Museo Egipcio de Guiza, donde se levanta una estatua gigante del faraón egipcio Ramsés II.picture alliance (getty images)
Marc Español
El Cairo -

Con las majestuosas pirámides de Guiza como telón de fondo, el Gran Museo Egipcio de antigüedades, llamado a convertirse una vez inaugurado en el más grande del mundo dedicado a una sola civilización, la del Antiguo Egipto, empieza a llenarse de vida tras una década generando expectación. El complejo, que comenzó a construirse en 2012, está acogiendo desde noviembre selectos eventos públicos y desde marzo ofrece también visitas guiadas limitadas, pensadas para poner a prueba sus instalaciones, como paso previo a su gran apertura, para la que todavía no hay fecha fijada.

Las visitas, enfocadas sobre todo a turistas y que se pueden reservar por internet, abren las puertas a los visitantes a la recepción principal del museo, donde se encuentra una colosal estatua de 11 metros de altura del faraón Ramsés II. También permiten pasear por los jardines exteriores del complejo y acceder al área comercial, que cuenta con restaurantes, cafeterías y tiendas. Sin embargo, el resto de las instalaciones, incluidas todas las galerías, seguirán cerradas al público hasta la inauguración oficial.

El Gran Museo Egipcio, que se encuentra a solo dos kilómetros de las pirámides de Guiza, tiene por misión sustituir al histórico museo de antigüedades del centro de El Cairo, que hace tiempo se ha quedado pequeño, y convertirse en el nuevo corazón de la egiptología y de la cultura de Egipto. Una vez inaugurado, albergará decenas de miles de objetos de toda la rica y extensa época faraónica del país en sus numerosas galerías, incluidas dos reservadas exclusivamente a la colección completa de la tumba del rey Tutankamón. Además, contará con salas de exposiciones temporales, un museo infantil, una biblioteca, un cine, un auditorio, un centro de conferencias y talleres.

Las autoridades del país afirman que el museo ya está listo para abrir al público, pero se está buscando el momento idóneo para que su inauguración, que se acompañará de una gran ceremonia, con vistas a que ayude a relanzar la industria turística del país, que se ha visto mermada por la pandemia y la guerra en Ucrania. En los dos últimos años, Egipto ya ha celebrado dos grandes espectáculos con ese mismo objetivo, primero fue el desfile de las momias en El Cairo y luego la reapertura de la gran Avenida de las Esfinges de Luxor.

Hasta entonces, los visitantes que se acerquen al museo tendrán que conformarse con descubrir una pequeña parte de sus instalaciones, reliquias y curiosidades. En los jardines exteriores se puede contemplar el único obelisco suspendido del país y, justo enfrente de la entrada principal del museo, un gran muro de jeroglíficos, que representan los nombres de algunos de los faraones y faraonas más conocidos.

El lugar más destacado al que se puede acceder es, sin embargo, la gran recepción, bautizada como el Atrio. Además de la estatua de Ramsés II, esta sala cuenta con una pequeña colección de objetos, entre los que figuran varias estatuas del faraón Sesostris y de reyes y reinas ptolemaicos, así como una columna del faraón Merenptah.

Recreación virtual de la fachada del Gran Museo Egipcio.
Recreación virtual de la fachada del Gran Museo Egipcio.HENEGHAN PENG ARCHITECTS

Precisamente allí se encuentra también una de las peculiaridades que ya se han revelado del museo. Este gran salón se ha diseñado de tal forma que permita replicar un fenómeno por el cual dos veces al año los rayos del sol se cuelan por un agujero abierto en el techo de manera para iluminar el rostro del coloso de Ramsés II, tal y como ocurre desde hace más de 3.000 años en el templo de Abu Simbel, en el sur de Egipto.

Pese a ofrecer una primera oportunidad para vislumbrar la monumentalidad del museo, hay quienes consideran que las visitas guiadas son muy restringidas. “Para algunas personas de Estados Unidos o de Canadá que vienen [a Egipto] por una sola vez y han leído mucho sobre el Gran Museo Egipcio, está bien que echen un vistazo, vale la pena. Pero para los europeos y aquellos a los que les gustan las antigüedades y les gusta escuchar y ver las cosas, quizás les aconsejaría [esperar a la inauguración]”, apunta Marwa Hafez, una guía turística y egiptóloga que ha trabajado en el museo de antigüedades de El Cairo desde 2006 y que ha visitado recientemente el nuevo centro.

Estas limitadas visitas se están compaginando con eventos públicos que han atraído a miles de visitantes y han recibido una gran aclamación. Desde noviembre, el complejo ha acogido una de las mayores exposiciones de arte del país, la presentación de una nueva colección de la casa de moda francesa Dior y una de las mayores cumbres de emprendimiento económico de la región. “Los numerosos eventos que se están celebrando son una oportunidad de oro para sentir la magnificencia del lugar y echar un vistazo a todos y cada uno de los pequeños detalles de la entrada”, señala Leena Elsamra, una vecina de El Cairo que lo ha visitado. Ella fue una de las más de 1.500 personas que asistieron al evento. “Se sentía todo lo que un egipcio aspiraría a que Egipto fuera: grandioso, regio, elegante, orgulloso, organizado y, aunque solo era un destello del museo, fue una muestra muy pequeña de lo magníficos que eran nuestros antepasados”, declara.

Uno de los actos que más expectación generó fue el primer concierto celebrado en la gran recepción del museo en enero, a cargo de una de las sopranos egipcias más prestigiosas, Fatma Said, y de la misma orquesta que acompañó el desfile de las momias de El Cairo y la inauguración de la Avenida de las Esfinges.

“Dirigir un concierto en una sala como esta, ser el primero y el último que lo hará, y tener a Ramsés II observándote, fue una sensación increíble”, afirma Nader Abbassi, el director de la orquesta y uno de los maestros más famosos de Egipto. “Sentir que te observan los antiguos reyes egipcios mientras ofreces un concierto en su hogar fue algo único”.

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