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Un panel de expertos de EE UU recomienda aprobar lecanemab para tratar el alzhéimer

Científicos y médicos independientes apoyan que la Agencia del Medicamento estadounidense dé el visto bueno al primer fármaco que retrasa el avance de la enfermedad

Un médico analiza un escáner cerebral de una persona con alzhéimer. Foto: BRIAN SNYDER (REUTERS)
Nuño Domínguez

Un comité de expertos de la Agencia del Medicamento de EE UU (FDA) ha dado su visto bueno al lecanemab, un nuevo fármaco que retrasa un 27% el deterioro cognitivo provocado por el alzhéimer. Los seis especialistas que formaban parte del panel decidieron dar su voto a favor tras una larga sesión de debate, argumentos y revisión de datos.

La decisión supone un enorme espaldarazo para la aprobación final de este medicamento, que es el primero en décadas que ha mostrado algún efecto, aunque modesto, contra el avance de una enfermedad neurológica que afecta a 50 millones de personas en todo el mundo.

La agencia ya aprobó temporalmente en enero el uso de este medicamento a la espera de datos sólidos sobre su eficacia. Hoy, el Comité Asesor de Medicamentos para del sistema Nervioso, formado por seis especialistas independientes, ha revisado los resultados del ensayo clínico Clarity sobre la eficacia de lecanemab y ha decidido por unanimidad que los resultados son convincentes.

En las próximas semanas, la FDA deberá decidir si aprueba definitivamente el fármaco, que estaría indicado para personas con alzhéimer temprano. Por lo general, el organismo suele seguir las recomendaciones del comité asesor. La mayor incógnita es si también la Agencia Europea del Medicamento aprobará el medicamento, una decisión que se espera para principios de 2024.

Lecanemab, con nombre comercial Leqembi, es un anticuerpo monoclonal. Esta molécula que se inyecta por vía intravenosa está diseñada para señalar las placas de proteína amiloide en el cerebro, que son un marcador de la enfermedad, y contribuir a su eliminación. En el ensayo Clarity participaron casi 900 personas de entre 50 y 90 años con síntomas de alzhéimer temprano (problemas cognitivos y de memoria, pero sin necesidad de cuidadores). El lecanemab mostró que el avance de la enfermedad en los pacientes tratados fue un 27% más lento. Ese porcentaje se traduce en que en los pacientes que tomaron el fármaco la enfermedad progresó seis meses más lento que en los que no lo tomaron durante el ensayo clínico, que duró 18 meses.

El mayor logro en décadas

Son los mejores resultados obtenidos por un medicamento contra el alzhéimer desde hace décadas. Pero el efecto es tan modesto que es posible que ni los enfermos ni los cuidadores lo noten.

La clave es si los efectos de este anticuerpo se mantienen en el tiempo más allá de los 18 meses que duró el ensayo. Si es así, los beneficios de esta nueva droga serían más notables y reforzarían su uso.

Lecanemab fármaco contra el alzhéimer
Disección en el banco de cerebros de la Fundación CIEN, en MadridFUNDACIÓN CIEN

El lecanemab no está exento de polémica debido a sus efectos secundarios, como hemorragias cerebrales e inflamación del cerebro. Durante los ensayos clínicos han muerto tres pacientes con hemorragias cerebrales, posiblemente debido al medicamento y su interacción con los anticoagulantes.

En el ensayo clínico, las personas que recibieron el tratamiento tuvieron más efectos adversos, incluidas pequeñas hemorragias cerebrales, aunque la mayoría no revistió gravedad. La frecuencia de hemorragias mayores en el cerebro fue muy reducida tanto en los pacientes medicados como en los que tomaron placebo, aunque era seis veces mayor en el grupo de lecanemab; 0,6% frente a 0,1%. El 7% de los pacientes tratados tuvieron efectos adversos que obligaron a interrumpir el tratamiento, mientras que en el grupo de placebo el porcentaje fue del 3%.

El estudio mostró que los efectos adversos son especialmente frecuentes y graves en pacientes que están tomando anticoagulantes, unos fármacos que son habituales en personas mayores con problemas de corazón. El lecanemab también resulta más peligroso para las personas con la mutación E4 en el gen APOE. Precisamente estas personas son las que más necesitarían el fármaco, pues esa mutación multiplica por cinco el riesgo de sufrir alzhéimer.

El comité ha recomendado hoy hacer una prueba genética a los pacientes antes de que tomen el fármaco para determinar si tienen esa mutación. También han recomendado excluir a las personas que tomen anticoagulantes, o informarles del riesgo que corren si deciden tomarlo.

Encoge el cerebro

Hace unos meses, otro estudio destapó otro efecto secundario sorprendente. El lecanemab encoge el encéfalo de los pacientes. El trabajo señalaba que no está claro si este efecto puede tener consecuencias para la salud de los pacientes. Por lo general, la mengua del cerebro es un marcador claro de enfermedad en este órgano. La compañía Eisai postula que esta reducción puede deberse a la desaparición de las placas de proteína amiloide, es decir, que sea un signo de mejora.

En abril, Eisai publicó un estudio que modeló los efectos de lecanemab a largo plazo. Sus conclusiones apuntaban a que el fármaco podría retrasar casi tres años la llegada de fases más graves de la enfermedad.

Miguel Medina, director científico adjunto del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas, opinaba antes de la reunión del comité que “sería una sorpresa que no se apruebe este fármaco de forma definitiva en Estados Unidos y Europa”. “Hay un ensayo clínico sólido con resultados claros, más allá de que sean modestos”, añade. El experto sí reconoce que la llegada de este nuevo fármaco al mercado plantea retos importantes. El lecabemab se administra en hospitales por vía intravenosa y requiere un escáner, un análisis de proteína amiloide y dos resonancias magnéticas cada seis meses aproximadamente, explica Medina. “Esto puede ser complicado de llevar no a los grandes hospitales, pero sí a los de tamaño medio; y supondrá enormes costes”, destaca.

“Hay un ensayo clínico sólido con resultados claros, más allá de que sean modestos”
Miguel Medina, director científico adjunto del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas

Otra de las preguntas importantes que quedan por responder es cuánto costará el Leqembi. Los anticuerpos monoclonales están entre los fármacos más caros del mundo. El aducanumab —un anticuerpo parecido a lecanemab que fue desarrollado por Biogen contra el alzhéimer— costaba 56.000 dólares por paciente.

El lecanemab es polémico en parte por el fracaso de su antecesor, el aducanumab. El grupo de expertos en sistema nervioso no recomendó la aprobación del fármaco porque consideraba que no había demostrado efectividad. A pesar de ello, la FDA decidió aprobarlo, lo que provocó la dimisión de varios médicos que eran miembros del panel de expertos. El fármaco ha sido un fracaso.

Pero la historia podría cambiar con lecanemab y otros medicamentos similares. En mayo, la farmacéutica Lilly anunció que el donanemab, otro anticuerpo monoclonal contra la proteína amiloide, retrasó el deterioro cognitivo un 35%.

Desde que el médico alemán Alois Alzheimer describiera la enfermedad hace más de un siglo, no se ha conseguido una cura y ni siquiera están claras las causas. El modesto éxito de lecanemab y donanemab parece apuntar a que la teoría de que la proteína amiloide tiene un papel protagonista en la dolencia es correcta, pero probablemente no sea la única responsable. El alzhéimer presenta un reto enorme porque se empieza a gestar décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas. Además de la amiloide, existe otra proteína patológica relacionada con la dolencia, la tau, y otros estudios han apuntado a que puede haber otros factores que contribuyan, como algunas infecciones.

David Pérez, jefe de neurología del Hospital 12 de Octubre de Madrid, cree que la aprobación del fármaco debería llevar asociada ciertas medidas de precaución, como crear un registro de pacientes que reciban este fármaco para hacerles un seguimiento especial. “Teniendo en cuenta las incertidumbres generadas sobre la seguridad y beneficios de este medicamento, sería razonable una aprobación asociada a unas indicaciones y protocolo específico, con un seguimiento meticuloso y con una priorización sobre candidatos ideales. En un entorno como el europeo, con sistemas nacionales de salud, parece clave desarrollar previamente una estrategia para su aplicación y evitar el colapso de los servicios asistenciales de neurología”, señala.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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