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En estado de gracia

Iván Ferreiro llena el Pazo da Cultura de Pontevedra para la presentación de su nuevo disco

Iván Ferreiro durante un concierto de su gira en octubre
Iván Ferreiro durante un concierto de su gira en octubre SAMUEL SÁNCHEZ

Algunas de las mejores canciones del pop son las que destilan esa rabia incendiaria capaz de quemar un coloso. Los hablantes de ese idioma explosivo suelen infravalorar otros códigos sentimentales, como los del amor; el pobre, ignorado como si él no fuese suficiente para crear estados inflamables. Ocurre a veces que alguien decide explorar la felicidad como estado creativo y así pasa que sales al escenario vestido de traje, empiezas un concierto con un brindis al público que ha agotado las entradas para verte y lo terminas fundiéndote en un festival de los abrazos con los cinco tíos que, contigo, han hecho crecer tus canciones y las han soltado como pájaros en el cielo de un teatro.

Así sonaron las muchas composiciones escogidas por Iván Ferreiro de su nuevo disco para tocar en Pontevedra, el pasado sábado. Val Miñor-Madrid, Historia y cronología del mundo, su sexta publicación en estos diez años transcurridos desde el fin de Los Piratas, y sí, un disco de amor. Por eso el recital, uno de los primeros de esta gira de presentación, empezó con “Turnedo”, himno de tristeza euforizante de su primer álbum en solitario, y “Abrázame”, del mismo trabajo, que sirvieron para unir y contrastar el pasado de esas y otras canciones como “Inerte”, “NYC”, “El equilibrio es imposible” con el presente de “Bambi Ramone”, “Alien vs. Predator”, “Pájaro azul” o “Twins Peaks”, hasta finalizar con “El dormilón”.

Haciendo valer su voz más que nunca, juguetón y con la sonrisa de quien se siente en armonía con el sistema solar, el artista se apresuró a pedir disculpas “porque van a faltaros canciones”. Las de esta Historia y cronología del mundo ya tienen visos de ser karaoke para fans. “¿Qué tengo que hacer para que os levantéis? Quizá no debí vestirme así”, les azuzó el cantante. Prendida la mecha, a los más de 700 del Pazo da Cultura de Pontevedra les sobró la butaca para bailar “Como conocí a vuestra madre”, síntesis luminosa de este estado de gracia. O de como la felicidad también estremece. De regalo, ofreció dos bises, tres versiones a piano solo, de sus amigos Zahara, Xoel López y Quique González, y se rodeó de una banda de muchos quilates para fundir esas corrientes circulares en el tiempo de dos horas de directo: Martiño Toro al bajo, el guitarrista Emilio Sáiz y el batería Xavi Molero (miembros de Nothing Places, banda que forman junto a Ricky Falkner, el actual productor de Ferreiro), el magnífico Pablo Novoa a los teclados y Amaro Ferreiro, como siempre, a las guitarras y como director de orquesta. Que menos que un abrazo para cerrar una noche inolvidable.

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