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Qué hay detrás de una flexibilidad excesiva

Según estos médicos, la hiperlaxitud no debería ser motivo de envidia

Two Twisted Drinking Straws
MirageC (Getty Images)

Todavía recuerdo la envidia con que en 7º de EGB mirábamos todas a Almudena, una chica de mi clase que era la mejor en gimnasia rítmica. Daba gusto verla, se doblaba como una contorsionista, levantaba la pierna hasta el cielo y lo hacía como quien se rasca una oreja. Las demás luchábamos como podíamos para lograr hacer el espagat o grand écart. Iba siempre cubierta de moratones y se dislocaba los hombros con frecuencia, pero todos, sus padres, sus compañeras, incluso la profesora de gimnasia lo atribuíamos a que entrenaba a conciencia para sus muchas competiciones. Lo que no sabíamos entonces, ni nosotras, ni ella, era que Almudena probablemente sufría hiperlaxitud articular.

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Se estima que un 15 % de la población, en su mayoría mujeres, la tiene, y se sabe que es mayor en la infancia. Las articulaciones de las personas hiperlaxas se pueden luxar y volver a su estado original sin que haya lesión, y hace algún tiempo se llegó a considerar que la hiperlaxitud era una cualidad que conllevaba ventajas y beneficios por la gran flexibilidad en personas con esta condición: eran ágiles, estaban en forma. En la literatura médica anglosajona este síndrome es conocido como “síndrome de hipermovilidad benigno”. Pero, según el reumatólogo Jaime Bravo Silva, la hiperlaxitud es como la fiebre, está indicando que algo anda mal: los tejidos son frágiles debido a una falta hereditaria de colágeno.

A Judith Sánchez Raya, médica especializada en medicina física y rehabilitación del Hospital de la Vall d’Hebron e hiperlaxa del tipo hipermóvil, le han operado de los tobillos y tiene que tener cuidado en no dislocarse los dedos o el hombro cuando hace algún gesto, pero no presenta los problemas que se dan cuando la deficiencia de colágeno es mayor. “Como yo hay muchas personas, sobre todo mujeres, pero que no han sido diagnosticadas”, cuenta. “Cuando la hiperlaxitud va acompañada por dolores articulares pasamos a hablar de Síndrome de Hiperlaxitud Articular y de allí, según el grado de carencia del colágeno, puede haber un montón de síntomas que indican que el colágeno no solo falta en las articulaciones sino en más partes: reglas muy dolorosas, reflujo gástrico, colon irritable, dolor, ansiedad, fatiga, insomnio, estrés, falta de calcio y osteoporosis. Muchas personas acuden al médico por cada una de esas dolencias, sin saber que esas enfermedades se deben a una misma carencia, y a menudo, aunque cada día menos, no les encuentran nada”.

Jaume Rotés Querol describió este síndrome por primera vez en 1957, al relacionar la hiperlaxitud con ciertas patologías del aparato locomotor. En función del grado de falta de colágenos y de las dolencias hay distintos niveles, pero cada día son más los facultativos que defienden que el Síndrome de Hiperlaxitud articular (SHA) y el Síndrome de Ehlers-Danlos hiperlaxo (SED hiperlaxo) son el mismo: una enfermedad de los tejidos conectivos, muy frecuente y poco diagnosticada. Se debe a una alteración genética que provoca una mala síntesis del colágeno y genera lesiones musculoesqueléticas y extraesqueléticas. Actualmente se conocen hasta 13 tipos de SED, dependiendo de los genes afectados y de la gravedad de la carencia. Pero las clasificaciones son orientativas. La mayoría de los tipos comparten síntomas comunes, caracterizados por una fragilidad tisular.

Muchos de los trastornos que forman parte del síndrome de hiperlaxitud son lesiones de tejidos blandos que se pueden tratar utilizando terapias locales, como por ejemplo férulas (muñequeras, coderas, tobilleras...), infiltraciones, fisioterapia, electroterapia y masaje descontracturante de la musculatura. Muchos médicos recetan analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos durante cortos periodos de tiempo. El calor es bueno si hay contractura muscular, o el frío en caso de lesiones agudas y recientes pueden aliviar los síntomas.

Deberá evitarse la sobrecarga de las articulaciones que pueda agravar los síntomas y modificar en lo posible el estilo de vida si no es el idóneo. La realización regular de ejercicios de fortalecimiento y estiramiento muscular es beneficiosa. El ejercicio debe ser muy suave, sin forzar las articulaciones. Los deportes que no requieran esfuerzos importantes, como la natación, son los más recomendables.

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