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Cuatro bebés muertos y 176 niños huérfanos: un informe alerta sobre “el costo humano” de la represión de Bukele en El Salvador

La organización Cristosal investigó durante dos años 265 muertes de personas detenidas bajo el régimen de excepción

cárceles Nayib Bukele
Detenidos en el interior del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT).Presidencia El Salvador

Al menos cuatro niñas y niños han muerto y otros 176 han quedado en la orfandad por las medidas represivas contra las pandillas emprendidas por el Gobierno del presidente salvadoreño, Nayib Bukele. Esos son algunos de los principales hallazgos del más reciente informe elaborado por Cristosal, la principal organización de defensa de derechos humanos en El Salvador.

El informe, hecho público este miércoles, es el resumen de dos años de trabajo realizado por la organización durante los que investigó 265 muertes de personas detenidas bajo el llamado régimen de excepción. Cuatro de las víctimas mortales son niños y niñas, 244 son hombres y 17 mujeres. Para la investigación, la organización se basó en relatos de cientos de familiares de las víctimas, documentos judiciales y peritajes médico-forenses. La investigación identificó que, del total de personas fallecidas en prisión, 106 tenían hijos e hijas, dejando como consecuencia a 176 menores de edad en la orfandad.

Sobre los bebés muertos bajo custodia del Estado, el informe de Cristosal asegura que dos de estos -un niño y una niña- convivieron con sus madres en prisión -la legislación salvadoreña permite a las madres privadas de libertad tener a sus hijos consigo mientras estos tengan menos de cinco años- donde enfermaron y luego fueron entregados a sus familiares, pero fallecieron a los pocos días de salir del centro penal. Otros dos murieron luego de que sus madres sufrieran abortos espontáneos “probablemente producidos por falta de atención prenatal o porque la cárcel es una institución que vulnera derechos esenciales como la alimentación, la salubridad, la salud y hasta el derecho a respirar libremente”, dice el documento.

Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT).
Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). Presidencia El Salvador

EL PAÍS buscó una respuesta del Gobierno salvadoreño ante los señalamientos; sin embargo, el secretario de Prensa de la Presidencia, Ernesto Sanabria, no respondió a los mensajes. En ocasiones anteriores, funcionarios del Ejecutivo de Bukele como el ministro de Seguridad y Justicia, Gustavo Villatoro, o el comisionado presidencial para los Derechos Humanos, Andrés Guzmán, han negado las muertes bajo custodia del Estado o han señalado que se trata de “muertes naturales”.

El informe publicado por Cristosal relata el caso de Dina Hernández, una mujer de 28 años, activista de derechos humanos y capturada en marzo de 2024 durante su semana 35 de gestación. Hernández fue acusada por el delito de Agrupaciones Ilícitas. Tras 24 horas de ser capturada, un juez ordenó pornerla en libertad, pero las autoridades penitenciarias incumplieron la orden y ese mismo día se la acusaron de otro delito. Luego de tres semanas en prisión, la familia de la joven supo que la hija que gestaba había muerto y solo pudo recoger el cadáver. “La familia no tiene información sobre las condiciones de salud de Dina y desconoce si ha recibido atención posnatal”, señala el documento.

Un informe anterior publicado por Cristosal el año pasado revelaba la muerte de las primeras 153 muertes de prisioneros en las cárceles de Bukele. En aquel primer documento, la organización señaló que decenas de los cuerpos tenían signos de haber sido torturados o estrangulados. El informe publicado este miércoles suma 112 casos más.

“El informe demuestra con pruebas abundantes e innegable las violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos durante el estado de excepción, incluyendo detenciones arbitrarias, violaciones a debido proceso, las torturas y muertes de personas en custodia del Estado y su grave impacto en las familias más pobres del país, en particular mujeres, niños y niñas”, dijo a El País Noah Bulock, director de Cristosal.

De acuerdo con el informe, aún es imposible estimar exactitud el “costo humano” del llamado “modelo Bukele de seguridad”; sin embargo, las investigaciones permiten demostrar que cientos de personas inocentes han tenido impactos irreversibles en su vida debido a torturas o tratos crueles.

Familiares acompañan un cortejo fúnebre, en El Salvador.
Familiares acompañan un cortejo fúnebre, en El Salvador. CRISTOSAL

Para Zaira Navas, jefa jurídica de la organización y una de las coordinadoras de la investigación, este documento revela un nuevo ángulo de los efectos negativos de la medida particularmente en la vida de las mujeres. “Son ellas quienes tienen que asumir la búsqueda de la justicia y sobre todo son las que asumen el cuidado de niños y niñas y responsables de proveer a las miles de familias que han sido impactadas por el régimen de excepción”, dijo Navas a EL PAÍS.

Sobre este punto, el documento detalla que se tomó una muestra de 110 entrevistas y se analizaron 7.742 casos de mujeres detenidas bajo el régimen de excepción, lo que permitió detectar que, en muchos casos, los que agentes de la autoridad han abusado de niñas y adolescentes con impunidad aprovechándose del poder que les otorga el régimen de excepción y en ocasiones han abusado sexualmente a mujeres dentro de la prisión.

Aunque el Gobierno mantiene ocultas las cifras exactas de segregación por sexo de las más de 79.000 personas detenidas, Cristosal estima a partir de las denuncias recibidas que un 15% son mujeres y un 1.5% son niñas, niños y adolescentes.

En cuanto a la afectación en menores de edad, la organización detectó “reiteradas violaciones a los derechos” que van desde el abandono obligado cuando los padres de estos son enviados a prisión hasta afectaciones secundarias como el abandono escolar producto de “secuelas psicológicas o falta de recursos materiales o alimentarios para continuar con los estudios”.

Bukele y el régimen de excepción como solución a todo

El régimen de excepción es la medida más brutal emprendida por el Gobierno salvadoreño en contra de las pandillas iniciado el en marzo de 2022 luego de que las pandillas asesinaran a 87 personas en un fin de semana producto de la ruptura del pacto que estas mantenían con el gobierno de Bukele. Desde entonces, el Ejecutivo reaccionó capturando a cualquiera que tuviera o fuera sospechoso de tener relación con las pandillas, llevándose a miles de inocentes a su paso. La medida ha logrado desarticular a las pandillas al punto de que luego de tener control casi total sobre el territorio nacional, ahora huyen y se esconden dentro y fuera del país.

Cerco militar en Soyapango, El Salvador.
Cerco militar en Soyapango, El Salvador.CRISTOSAL

Tras el éxito de la medida frente a las pandillas, muchos políticos de países vecinos como Guatemala, Costa Rica, México e incluso Argentina han expresado intenciones de imitar lo que han llamado “el modelo Bukele”. Sin embargo, omiten señalar que el éxito de la medida radica en que el mandatario salvadoreño se hizo con el control de los tres poderes del Estado, lo que le permite tener el control del sistema de justicia completo. Bukele se reeligió violando la Constitución y tomó posesión de su segundo mandato -ahora inconstitucional- el pasado 1 de junio con niveles de popularidad por arriba del 80%.

El modelo punitivo del mandatario ha llegado a tal punto que la semana pasada salió en cadena nacional amenazando a empresarios con “tomar medidas” si los precios de los alimentos seguían subiendo. “Así como se lo dijimos a las pandillas, ahora se lo decimos a ustedes: paren de abusar o no se quejen después”, dijo.

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