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Michael Burry, el médico tuerto que ve las burbujas que nadie quiere ver

El gestor logró rentabilidades récord en pleno pinchazo de las empresas puntocom y se hizo de oro con la crisis de las hipotecas ‘subprime’

Michael Burry, gestor de 'hedge funds'.
Michael Burry, gestor de 'hedge funds'.Getty Images
Miguel Moreno Mendieta

A Michael Burry (San José, California, 1971) nunca le ha importado ir a contracorriente. De hecho, lo ha convertido en su forma de vida. Solo así se explica su terquedad para mantener inversiones arriesgadísimas mientras veía como el resto de coches circulaban contra sus tesis. Ese criterio propio le hizo predecir y sacar provecho de las dos mayores burbujas financieras de los tiempos modernos: la de las empresas puntocom, en los albores de internet, y la de las hipotecas basura, en 2007. Estas jugadas le han permitido amasar un patrimonio de 300 millones de dólares y que su historia fuera llevada al cine en la película La Gran Apuesta (Adam McKay, 2015).

Burry no parecía estar predestinado a triunfar. Cuando solo tenía dos años, perdió el ojo izquierdo por culpa de un cáncer de retina y desde entonces lleva una prótesis. Tras acabar el instituto, empezó a estudiar economía y también medicina, aunque acabó decantándose (al menos, académicamente) por esta última disciplina. Se sacó la carrera y llegó a empezar la residencia en la Universidad de Stanford, en el departamento de neurología. Pero el virus de la inversión ya le había picado.

Siendo estudiante universitario, comenzó a participar en foros de internet donde compartía ideas de inversión. Su estilo estaba muy influenciado por el padre de la inversión en valor, Benjamin Graham (el mentor del archiconocido Warren Buffett). Burry empezó a hacerse conocido por su ojo crítico, que siempre acertaba con qué empresas se iban a revalorizar. De hecho, varias gestoras de activos intentaron ficharle.

Fue en 2000 cuando el médico decidió dar el salto definitivo al sector financiero, aunque ha seguido manteniendo su acreditación como facultativo. Burry creó su propio fondo de inversión libre, llamado Scion Capital, para poder invertir con la máxima libertad. ¿De dónde sacó el dinero? De una herencia y de préstamos de su familia.

El momento para saltar al ruedo no podía ser más adecuado, o peligroso. En 2001, el índice de referencia en la Bolsa de Estados Unidos, el S&P 500 registró una caída de casi el 12%. En cambio, el hedge fund de Burry se revalorizó un 55%. Al año siguiente, el índice se desplomó un 22% y Scion Capital subió un 16%. Y en 2003 la renta variable empezó la recuperación, con una subida del 29%, pero es que Burry logró un retorno del 50%. ¿Cómo lo había logrado? Apostando en contra de las compañías tecnológicas, que consideraba extremadamente sobrevaloradas. Su tesis triunfó y en 2004 ya gestionaba un patrimonio de 600 millones de dólares.

Una de las experiencias que vivió de cerca con el estallido de esa burbuja le hizo empezar a pensar en la siguiente. “Nunca entendí que cuando en 2001 explotó la valoración de las empresas puntocom no cayera también el precio de las casas en el área de Silicon Valley, donde vivían la mayoría de los fundadores y empleados”, explicaba en una entrevista.

Fue en 2005 cuando empezó a investigar sobre las hipotecas subprime. Se trataba de un producto financiero en el que los bancos prestaban dinero para comprar una casa a personas que ya estaban muy endeudadas, o que tenían unos ingresos muy inestables. El truco era que la entidad no se quedaba ese crédito en el balance, sino que los empaquetaba y los vendía como producto de inversión. Las agencias de calificación crediticia le ponían el sello de bajo riesgo, y se distribuían por todo el mundo, como si fuera una inversión segura. Pero a Burry no le convencía esta cuadratura del círculo.

El médico, tras analizar en profundidad el mercado hipotecario de 2003 y 2005 predijo que el modelo era insostenible y que acabaría estallando. Como vio que el eslabón más débil de la cadena era precisamente los productos que utilizaban hipotecas suprime como colateral, decidió atacarlo directamente. No fue fácil. Tuvo que convencer al banco Goldman Sachs para que diseñara un derivado financiero que le permitiera apostar contra la valoración de esos activos. Se trataba de un producto a medida y le costó una fortuna.

Mientras esperaba a que la burbuja inmobiliaria pinchara -entreteniéndose el gestor tocando la batería-, el fondo de Burry se fue descapitalizando, por los altos costes del derivado. El inversor tuvo que despedir a casi todo el personal y se enfrentó a una revuelta de los inversores, que empezaron a desconfiar de él y a pedirle que les devolviera el dinero. Pero Burry tenía el control, al tratarse de un hedge fund, y la confianza para bloquear la retirada de efectivo y mantener su apuesta. Su tozudez hizo ganar a su fondo más de 700 millones de euros, de los que 100 millones eran suyos.

La rentabilidad acumulada por Scion Capital entre noviembre de 2000 y junio de 2008 fue del 489%, neta de gastos. Eso, en mitad de dos tremendas burbujas que dejaron tiritando al sistema capitalista. Tras el enorme éxito, decidió cerrar el fondo, devolver las ganancias a los inversores y centrarse en gestionar su propio dinero.

Vuelta fallida a la arena

Tras unos años fuera de los focos, en 2013 Michael Burry decidió volver a abrir su vehículo de inversión, denominado ahora Scion Asset Management, aunque desde entonces no ha conseguido unos retornos tan apabullantes como los de principios de siglo. Es sí, su opinión y sus inversiones son observadas con tal veneración como si se tratara del mismísimo oráculo de Delfos.

A su vuelta, centró su atención en la inversión en agua, oro y tierras, aunque en 2015 ya tenía en cartera posiciones en grandes compañías del S&P 500. Fue a partir de 2019 cuando empezó a predecir un colapso en algunos gigantes tecnológicos, que aún no se ha producido.

Una de las primeras compañías que centró las críticas de Burry fue Tesla, que en 2021 llevaba unos años subiendo como la espuma. Esta apuesta contra la compañía de vehículos eléctricos enfrentó al gestor con su fundador Elon Musk y con una de las estrellas emergentes de Wall Street, Cathy Woods. Esta vez, Burry salió escaldado y tuvo que deshacer sus posiciones cortas.

En 2023 se conoció que Scion AM había tomado fuertes posiciones cortas contra el índice S&P 500 pero, nuevamente, sus tesis no se convirtieron en realidad. Una de sus últimas apuestas es una fuerte inversión en oro, un activo que lleva varios trimestres al alza. Habrá que ver si el oráculo de San José vuelve a recuperar sus poderes adivinatorios.

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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.
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