Pascual reestructura su negocio con cuatro nuevas filiales para competir contra la marca blanca

El grupo alimentario Pascual da la vuelta a su estructura societaria. La compañía burgalesa ha creado cuatro nuevas sociedades a las que trasladará los activos y pasivos relacionados con las categorías de negocio en las que opera: aguas, lácteos y zumos, café y ganadería.

Así consta en el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME) de este martes. La compañía aprobó este lunes la nueva organización, que conlleva la activación de cuatro empresas. La primera, Agua Sierra de Guadarrama, que aglutinará el negocio de “fabricación de productos de agua mineral” y la actividad de almacenamiento. Entre los activos que estarán bajo esta filial se encontrará Bezoya, el buque insignia de Pascual en este ámbito y uno de los líderes de su segmento. La categoría de aguas genera más de 150 millones en ingresos al grupo, y en 2022, último año con datos disponibles, representaba el 19% de la facturación total.

El negocio principal del grupo, el de lácteos, zumos y bebidas vegetales, se encuadrará bajo la nueva sociedad Lácteos de Fuentemizarra. En ella estarán todas las marcas con las que Pascual opera en este segmento, que genera casi el 75% de las ventas de la empresa. Una tercera filial será Coffe Horeca, que aglutinará el negocio de fabricación de productos de café. Una actividad que Pascual impulsó hace dos años con la adquisición de Café Jurado, que se sumó a su marca propia Mocay, ambas enfocadas a la hostelería y restauración.

Por último, Pascual integrará la actividad de su ganadería de Fuentespina, en Burgos, bajo la sociedad Granjas de la Ribera.

Las cuatro empresas están participadas al 100% por la compañía que preside Tomás Pascual, “y sus trabajadores siguen desarrollando las mismas funciones, siempre dentro del perímetro de nuestra matriz”, según se aclara desde la compañía.

A consulta de este periódico, Pascual justifica la reestructuración societaria como “un proyecto integrador y generador de sinergias dentro de nuestra compañía”, con el que busca “dotar a la compañía de mayor agilidad, flexibilidad y foco para competir con éxito en un entorno cada vez más exigente, aprovechando al máximo el conocimiento y experiencia de nuestros profesionales en cada área de negocio”.

Ese entorno del sector alimentario está marcado por la pujanza de las marcas de distribución, que desde que comenzó la crisis inflacionaria hace dos años han incrementado de forma progresiva su peso en los lineales de los supermercados. Pascual, que no fabrica marcas blancas, ha sido uno de los fabricantes alimentarios castigados por esta dinámica.

Mercadona, líder de la distribución alimentaria con casi un 27% de cuota, ha decidido en los últimos meses reducir la presencia de los productos lácteos de Pascual en sus estanterías, manteniendo su leche apenas en Burgos y Segovia. “La propuesta de Mercadona es seguir potenciando su marca, que piensan que es la mejor del mercado y hay que asumirlo”, dijo Tomas Pascual en un encuentro con prensa el pasado mes de abril. Este quitó hierro a la decisión, argumentado que las ventas en Mercadona representan menos del 3% de la facturación total del grupo.

La estrategia de este pasa por potenciar el negocio fuera del hogar, que representa el 40% de los ingresos, y la entrada en nuevos segmentos, como el de productos con altos contenidos en proteínas, en el que aspira a facturar 20 millones en tres años.

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