El teatro chino de Manolita Chen

La vida te da sorpresas, le cantaba Rubén Blades a Pedro Navaja. Paseo por el barrio de Salamanca de Madrid y me siento en una terraza para tomar un Actrón –homenaje a las cafiaspirinas del espía Lorenzo Falcó, o tal vez el homenaje se lo hace él a su autor–, y al levantar la vista la sorpresa me la llevo yo: Manolita Chen, leo en el rótulo que tengo enfrente, el de un restaurante asiático.

Un crucigrama vital

Con Ñu se llega a otro lugar mientras se recorren ciudades como Barcelona, Génova, Ciudad de México o la Vilafranca del Penedès de la...

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