Como expresión de la identidad social y personal, la moda no puede sino encontrar inspiración en los acontecimientos que marcan el ritmo diario, como las competiciones deportivas, o en aquellas acciones que actúan como válvula de escape o alimentan la ambición, como cualquier tipo de disciplina deportiva.
Y si las marcas de moda han empezado en algún momento a vestir a los deportistas —desde los uniformes de gala de las selecciones nacionales de fútbol hasta los tenistas en la cancha, o los jugadores de baloncesto fuera de ella—, el deporte, a su vez, a lo largo de la historia del uniforme ha conseguido, una y otra vez, influir en la visión de los directores creativos de las más importantes casas de moda, que han llevado a las pasarelas referencias explícitas a este mundo tan polifacético y, sin embargo, tan capaz de unir a millones de personas bajo una misma bandera. Y así surge la moda deportiva.
En vísperas de Vogue World 2024, el evento que reúne a las principales estrellas de la moda y el deporte en el corazón de París, en la Place Vendôme, repasamos los principales desfiles de inspiración deportiva que definieron estilos y tendencias.
No cabe duda de que, entre las disciplinas deportivas que más vuelven al imaginario visual de las marcas y los creativos de moda —así como en el cine y la televisión—, la danza ocupa un lugar destacado.
“A menudo pienso en la danza, es un tema importante para la maison, que está cerca de sus instituciones, de sus coreógrafos y bailarines, así como el hecho de que creamos trajes para el ballet”, había dicho la ex directora creativa de Chanel Virginie Viard sobre la colección de Alta Costura Primavera-Verano 2024, donde el tul fue el protagonista.
Recientemente, fueron Miu Miu y Simone Rocha quienes los reintrodujeron en el armario del prêt-à-porter. La primera, a partir de la colección primavera verano 2022, transformó las bailarinas de satén combinadas con calentadores en uno de los productos más buscados del mercado.
El diseñador irlandés también trabajó sobre este modelo de calzado, revisitándolo en clave más callejera. Todo ello se tradujo después en una tendencia social recogida en el hashtag con millones de visualizaciones #balletcore.
Y aún hablando de fenómenos TikTok, el fútbol ha encontrado una nueva viralidad en términos de moda, tanto online como en la calle, bajo el nombre de #blokecore. Balenciaga, en 2020, ha sabido captar su potencial y ha optado por hacer desfilar a algunos modelos con verdaderos uniformes de marca, más allá de cualquier fe futbolística.
Cormio, la marca de la prometedora diseñadora Jezabelle Cormio, transformó la pasarela en un patio de recreo en el que las pelotas se convertían en bolsos para presentar su colección Otoño-Invierno 2023.
Por último, la diseñadora británica Martine Rose, en su debut en la Milan Fashion Week Uomo, volvió a yuxtaponer camisetas de fútbol con prendas más clásicas, en nombre de lo que parece ser la tendencia de street style más popular del momento.
El baloncesto también se encuentra entre los deportes de equipo cuya estética se ha extendido fuera de los estadios. Además de las populares sobrecamisetas firmadas por el equipo del corazón, es importante llamar la atención sobre un par de tenis que han jugado un papel fundamental en la historia de este deporte: los Converse All Star.
Fue el jugador de baloncesto Chuck Taylor quien las convirtió en la leyenda que siguen siendo hoy en día. Taylor, de hecho, ocupaba el puesto de vendedor de la empresa Converse, y a través de numerosas giras promocionales por Estados Unidos consiguió que los tenis se conocieran en todo el país (y más allá).
Converse le estaba tan agradecida que asoció su nombre al modelo de los tenis, también conocidos como Converse Chuck Taylor. La fama de los tenis, en la segunda mitad del siglo XX, llegó también a las ligas de baloncesto americanas, que las adoptaron como calzado oficial.
Poco después, estos tenis también llegaron a los pies de los músicos de rock más famosos del cambio de siglo. Desde los Ramones hasta el líder de Nirvana, Kurt Cobain. “Cuando pienso en Converse, pienso en los Chuck Taylor blancos y negrao y en la generación del punk rock. Siempre han sido pilares icónicos de mi estética”, dijo Rick Owens en 2021, el año en que lanzó su primera colaboración con esta marca, revisitando los tenis de deporte tachonada de estrellas en una versión de punta cuadrada.
Con la natación, sin embargo, es Chanel quien mantiene una relación especialmente estrecha. Karl Lagerfeld, en los años 90, dedicó a esta disciplina algunos de los momentos más glamurosos de los desfiles de la maison francesa. De hecho, el traje de baño, ya fuera de una o dos piezas, fue transformado en una prenda de Alta Costura por el diseñador, que lo propuso en clave chic y flanqueado por el logotipo de la doble C.
Desde entonces, la maison siempre ha encontrado formas de celebrar esta prenda técnica en sus colecciones de prêt-à-porter, resort e incluso de Alta Costura.
La influencia del béisbol en la moda, en cambio, tiene que ver sobre todo con la gorra de visera. En la cultura del espectáculo, se ha convertido en parte del uniforme de vestir para escapar de los flashes de los paparazzi, mientras que su presencia en las pasarelas es desde hace tiempo una certeza.
Y si Tommy Hilfiger la convirtió en emblema de la identidad sporty-chic americana, Lady Diana la transformó en símbolo del estilo real off duty. Mención de honor merece también la cultura hip hop, por difundir la tendencia de llevarla al revés.
Y luego Gucci, que en 2022 realizó una colaboración con adidas, Fendi, Louis Vuitton, son sólo algunas de las muchas marcas que han elegido este accesorio para completar sus colecciones. Saint Laurent, por su parte, ha iniciado incluso una colaboración con New Era, la histórica marca de gorras de béisbol.
Cómo no mencionar, al hablar de moda y deporte, la bolsa de bolos que Prada puso de moda a principios del nuevo milenio: con su forma semicircular, se inspira en las bolsas que solían llevar los jugadores de bolos en los años 50 y 60.
Hay un deporte, pues, que últimamente vuelve a ser noticia con mayor intensidad. Se trata de las carreras, entre Fórmula 1 y Moto GP, y el consiguiente motorcore hecho de chaquetas, trajes de cuero y el color rojo Ferrari. Tal y como nos mostraró Irina Shayk en la portada de mayo de Vogue Italia, y Emily Ratajkowski en la gradas.
Y por último: el tenis, ahora en uno de sus momentos de mayor popularidad. El estreno en cines de Challengers la película protagonizada por tres tenistas firmada por Luca Guadagnino, ha llevado el tenis a la alfombra roja gracias a los míticos looks de Zendaya, y al street style.
En los últimos meses, las faldas tableadas de tenis, las diademas y los crop tops han definido los looks de algunas de las It-girls más famosas. Pero la historia de amor entre el tenis y la moda comenzó mucho antes.
Fue el tenista René Lacoste quien, en 1927, pidió al diseñador Robert George que personalizara su ropa de juego, y así mandó bordar un cocodrilo —su apodo en el deporte— a la altura del corazón en lo que formalmente fue el primer polo de la historia. A partir de ahí, Lacoste se convirtió en un hombre de negocios y la marca homónima se hizo imprescindible en todos los clubes de tenis.
Con el paso de los años, cada vez más marcas se han acercado a esta estética, trasladando las prendas típicas de Roland-Garros a las pasarelas de las Semanas de la Moda de todo el mundo. Como Miu Miu, en su colección Otoño-Invierno 2022 caracterizada por el uso extensivo de faldas de tenis, o Christian Dior en su Primavera-Verano 2022.
Porque al fin y al cabo, la moda y el deporte son dos esferas de la sociedad que definen la época, el estilo y la cultura en la que estamos inmersos. Y que a lo largo de la historia, como hemos visto, siempre se han retroalimentado. Y, probablemente, siempre seguirán haciéndolo.
Artículo publicado originalmente en Vogue Italia, vogue.it.