Taylor Hill Daniel Fryer boda
Bodas

La boda de Taylor Hill, inspirada en el oeste y celebrada en las Montañas Rocosas de Colorado

"Colorado siempre ha sido mi refugio, mi pilar, mi hogar y mi corazón", afirma la novia

Taylor también contó que no se podía creer que fuera el primer vestido de novia a medida que creaba la casa: "Eso lo hizo aún más mágico, y trabajamos codo con codo. Fue muy significativo", declara la modelo. "Etro hizo real todo lo que yo tenía en la cabeza. Es el vestido de mis sueños. Es elegante, pero hace un guiño al estilo bohemio con sus materiales, su movimiento y su pedrería".

En cuanto a las joyas, Taylor no tenía ninguna duda: desde el principio supo que quería llevar las de David Yurman: "Tengo una prolongada relación con esta marca, y su colección era el complemento perfecto para mi vestido Etro personalizado", explica. Para dar el toque final de glamour, Danielle Priano se encargó de la peluquería y Carolina González, del maquillaje de la novia.

El novio, natural de Londres, creció en Ginebra y estudió en el internado de Eton College. Lució el tradicional chaqué británico que llevaba cuando era estudiante, confeccionado por New & Lingwood: "En Eton hay una antigua tradición según la cual el día de tu boda debes llevar el mismo frac que por aquel entonces", explica Taylor. Las damas de honor llevaban vestidos de Reformation a medida, y el padrino, un esmoquin de Suitsupply.

El abuelo de la novia, el reverendo Stanley Tate, ofició la ceremonia: “Estaba muy nerviosa y emocionada, pero en cuanto llegué al altar y vi a Danny me invadió una sensación de calma absoluta, como si nada más importara”, recuerda Taylor. "Solo le veía a él. Fue un momento precioso y muy especial que pudimos compartir con todos nuestros seres queridos."

Después de la ceremonia, los recién casados posaron para las fotos de familia. Acto seguido se reunieron con los invitados para tomar un cóctel y unas copas de Pimm's británicas. "Danny y yo empezamos nuestra historia de amor en el JazzFest de Aspen en 2019, en el que tocó John Mayer", señala Taylor. “Nos encanta su versión del Free Falling de Tom Petty, así que la elegimos para abrir el baile”.

Durante la cena, distintos miembros de la familia dieron sus emotivos discursos y la pareja pudo deleitarse con una serenata de su banda, Stevie Brock y Dream On, tras lo cual su amiga Chloe Stroll James interpretó algunas de sus canciones favoritas. "Oímos a Stevie en Nashville, y enseguida supimos que queríamos que fuera nuestra banda de bodas".

Después de la cena se abrió la pista de baile, que estuvo abarrotada hasta cerca de las once de la noche. Finalmente, los invitados se dirigieron a la afterparty, que se prolongó hasta altas horas de la madrugada y terminó con Chloe cantando sobre la barra. "Danny y yo nos fuimos bastante tarde, pero no los últimos", admite Taylor. "Queríamos acabar nuestra noche de bodas paseando al aire libre y mirando las estrellas, como hicimos cuando nos estábamos enamorando".

"Ahora que todo ha terminado, nos sentimos maravillosamente. Aliviados y realizados", continúa Taylor. “El fin de semana de la boda fue muy divertido y especial porque pudimos hacerlo en mi ciudad natal y al mismo tiempo añadimos toques de los orígenes ingleses de Danny, lo que era importante para nosotros. Planear una boda conlleva mucho trabajo, pero al terminar el fin de semana vimos que había merecido la pena”.

Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com. Traducción y adaptación: Carmen Cocina.

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