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La boda en Requena y Marrakech de Elena y Javi: una oda al amor, dos celebraciones y tres (sublimes) vestidos de Juan Vidal
De una íntima ceremonia en Requena, tierra de vinos con un gran valor sentimental para la pareja, a Marrakech, en una interminable fiesta con amigos con el Atlas de fondo
“Una celebración con mayúsculas, no solo una boda”. Estas son las palabras que eligen Elena y Javi para describir su enlace. Uno que no fue como los demás, ellos tampoco lo son. En dos actos, compartieron con sus seres queridos la fortuna de haberse encontrado. Primero en familia en Requena, tierra de vinos en el interior de València, con un gran valor sentimental para ambos “y con tiempo para poder dedicar minutos a esas personas tan importantes”; y después, en una gran fiesta con sus amigos en Marrakech que recuerdan como “un sueño”. “El mejor regalo posible”, convienen.
A punto de embarcarse en su luna de miel por Baja California, Elena hace balance de su historia de amor: “Desde el principio fuimos muy conscientes de nuestra suerte”. Se reencontraron después de 20 años, justo a tiempo para hacerse más amable el confinamiento a través de eternas videollamadas “sin ninguna pretensión”, matizan. Ambos estaban solos (con permiso de sus gatos) en plena pandemia mundial, pero pronto les uniría una conexión tan fuerte –“tan extrema”, como la definen– que era imposible de frenar. Así lo relata Javi: “Enseguida me fascinó el equilibrio entre la fuerza y carácter que irradia Elena y ese ser tan cariñoso que lleva dentro y que tanto bien me hace”. Se comprometieron en Villa San José, en la Marina Alta; y el anillo que le entregó fue confeccionado a medida por Simuero.
“Literalmente, a los tres meses de conocerle sabía que era mi persona”, confiesa ella, a lo que su ahora marido añade: “Rápidamente encontramos paz y tranquilidad compartiendo nuestro tiempo y muy pronto nos vimos viviendo juntos. Dos mudanzas después, compramos nuestro hogar en València”. Sus gatos se convirtieron en hermanos y ya tenían un pequeño templo al que volver de la mano tras sus innumerables viajes. “Me encanta que Javi sea igual de curioso que yo”, desliza la valenciana, que es especialista en marketing, comunicación y relaciones públicas, así como coordinadora del área de moda en la escuela Barreira A+D; por su parte, él trabaja en una compañía aérea.
El primero de los dos tiempos de El Amor, como denominaron a su enlace, tuvo lugar en el Claustro del Museo Municipal de Requena, con una ceremonia seguida de una comida para 40 personas en la Finca Cor Ví, dedicada a la producción de vinos orgánicos y situada en el Parque Natural de las Hoces del Cabriel, a una hora de València. Para esta ocasión, Elena lució un minivestido camisero, diseño de su amigo Juan Vidal, que también se encargaría del resto de looks. “Después de 12 años trabajando con él es prácticamente de mi familia. Tengo confianza ciega en Juan, por lo que contar con su talento ha sido lo que más tranquilidad me ha dado en todos los meses de preparativos”, valora. El novio, por su parte, apostó por Massimo Dutti Personal Tailoring.
Un fin de semana después llegaría el momento de embarcarse hacia Marrakech con 70 amigos, que se repartieron entre dos riads próximos, a las faldas del Atlas. En estas dos localizaciones sucedieron, por un lado, la preboda, que hizo las veces de fiesta de bienvenida; y, por otro, la cena y la fiesta, que se alargó hasta el amanecer, donde la novia sorprendió con dos estilismos que le hicieron brillar todavía más si cabe y con los que bailó toda la noche.
Entre los invitados, amigos de la pareja del ámbito creativo, como el sombrerero Betto García, el director de arte Álvaro Martínez, la creadora de Vale Objects, Carmen Errando; la estilista Isabela García Moreno, los fundadores de Estudio Savage, Adrián Salvador y Lucas Zaragosí; el florista Álvaro Muñoz, de Ocrea Flower Shop; o la Head of Editorial Content de AD España, Maite Sebastiá.
Esta experiencia también quedará en el recuerdo de quienes la vivieron por las horas de confidencias, risas y bailes alrededor de la piscina con una copa de vino en la mano, los desayunos al aire libre, además de los paseos por la Medina, ya que los novios prepararon un plan turístico para sus invitados, así como una comida en uno de los places-to-be de la ciudad. “Ha superado todas nuestras expectativas. La mejor sensación del mundo es saber que todos lo pasaron genial”, expresan, todavía emocionados y recibiendo muestras de agradecimiento, conmoción y cariño, como en el presente artículo, ya que quien escribe tuvo el inmenso privilegio de estar allí. Como dicen Elena y Javi, “la suerte se celebra y el amor también”.