Sevilla, una ciudad rebosante de encanto antiguo, fue originalmente fundada como una ciudad romana y ahora es sede de tres sitios declarados Patrimonio de la humanidad por la UNESCO. El complejo del palacio Alcázar es un extraordinario collage de estilos arquitectónicos, y la catedral te va a impresionar por su belleza y por ser el lugar de sepultura de Cristóbal Colón. El Metropol Parasol es la estructura de madera más grande del mundo, una combinación masiva de cuadrículas y espirales donde se encuentran un mercado y una terraza con observatorio.

En medio de una de las más importantes regiones vinícolas de Alemania, Stuttgart atrae a los apasionados de la cultura por sus famosos ballet, ópera y orquesta filarmónica, mientras que los aficionados a los automóviles pisan el acelerador hacia el Museo Mercedes Benz. Hay más zonas verdes que espacio urbano en esta ciudad amante de las fiestas, donde está el mayor parque zoológico y jardín botánico de Europa, el llamado Wilhelma. El Wurttembergisches Landesmuseum, en una de las estructuras arquitectónicas más antiguas de la ciudad, hace un recorrido por la historia de la región desde la edad de piedra. El autobús y el metro son la opción más cómoda para desplazarse.

La romántica ciudad de Nápoles está a dos horas al sur de Roma y es la de mayor tamaño del sur de Italia. Tiene algunos de los mejores teatros y salas de ópera del mundo, y se dice que toda ella es un auténtico museo al aire libre debido a todas las estatuas y monumentos que el visitante puede encontrar. Únete a las familias que pasean durante la puesta de sol por la bahía de Nápoles. Contempla en el Museo Arqueológico Nacional algunos objetos procedentes de Pompeya y Herculano, ciudades destruidas por la erupción del volcán Vesubio en el año 79 d. C., o disfruta con el arte y arquitectura de la capilla de San Severo, levantada a finales del siglo XVI.

Múnich transmite un encanto bávaro. Los fanáticos de la cerveza deben visitar Hofbräuhaus sin perder un segundo, un salto al cielo que produce esta excelente bebida desde 1589. La bebida es definitivamente legendaria durante Oktoberfest, una celebración de cervezas locales y comidas especiales alemanas. Imita a los atletas mundiales en el Olympiapark, donde te vas a sentir un campeón patinando en la pista de hielo olímpica. El paseo por la Marienplatz es perfecto para las personas que miran con asombro el Glockenspiel del Ayuntamiento.

Una ciudad tallada literalmente en roca volcánica, Goreme es la puerta al Parque Nacional de Goreme, un gran Patrimonio mundial declarado por la UNESCO que alberga espectaculares iglesias rupestres del siglo X y XI. El parque en sí es famoso por sus formaciones rocosas con forma de chimenea y es muy popular entre los mochileros. También es un lugar excelente para probar la gastronomía turca.

Desde sus mansiones ornamentadas hasta sus vistas del océano, esta encantadora ciudad, la más grande de Maine, le encandilará. Pasee por las aceras de ladrillo y las calles de adoquines del revitalizado Old Port District, donde podrá curiosear librerías, explorar tiendas de artesanía y comer todo lo que quiera. Visite Portland Head Light, de 1791, el faro más antiguo de Estados Unidos que sigue en servicio. El gran poeta Henry Wadsworth Longfellow es hijo nativo de la ciudad y su casa de la infancia, la Wadsworth-Longfellow House, puede visitarse. Si tiene niños, disfrute del Museo Infantil interactivo de Maine. Y, al salir, visite el Museo de Arte de Portland, un pequeño museo ecléctico con obras impresionistas, paisajes de Maine de Homer y Wyeth y otras colecciones. Maine también es una opción para los amantes del mar, así que, si está cansado de la vida callejera, tome uno de los populares cruceros pintorescos o de avistamiento de ballenas o vaya en ferry a las islas de la Bahía de Casco. Al final del día, ya sin los niños, relájese y descanse en cualquiera de los pubs destilería de la ciudad.