Desde la elegante Barcelona a los centros de vacaciones de la Costa Brava y la Costa Dorada, Cataluña ofrece una amplísima oferta de actividades. Barcelona atrae a los amantes de Gaudí, la arquitectura, la vida nocturna y los mejores restaurantes. Tarragona, con su anfiteatro y sus elegantes ruinas de la época romana, tiene un gran atractivo histórico. Los amantes de la playa pueden dirigirse a las playas mediterráneas, como las del cabo de Salou, rodeadas de pinares; las de la impresionante Costa de Garraf, que incluyen Sitges, un destino muy popular entre la comunidad gay; y los 70 km de playas arenosas del Maresme.

Popular destino económico de vacaciones en la Costa Brava, el antiguo pueblo de pescadores de Lloret de Mar conjuga un clima y un paisaje excelentes con alojamientos a precio muy competitivo. Visite las estrechas calles de la parte antigua de la ciudad y visite lugares como Can Xardo y Can Comadran. O bien disfrute de las olas del parque acuático Water World o navegue y practique parasailing o kayak en el Mediterráneo. Un montón de excelentes playas redondean la oferta de este turístico pueblo catalán, al que se puede acceder fácilmente en coche desde Barcelona.

Un resort relajado en las costas este de Mallorca, Cala Millor ofrece sol, mar y paisajes que se encuentran a la par de sus hermanas de la costa oeste, pero sin el comportamiento bacanal. En su lugar, una amplia playa, caletas rocosas y bares relajados atraen a familias que buscan una estadía sin estrés.

Los visitantes que vienen a la enérgica capital de Ibiza por su vida nocturna disfrutan de algo más que de las ruidosas discotecas y los avistamientos de famosos. De día, la ciudad portuaria es una muestra soleada de estilo isleño, con cafeterías frente al mar, playas urbanas, boutiques de moda e incluso una fortaleza declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Nerja, situada en el extremo este de la Costa del Sol, cuenta con 16 quilómetros de playas de arena fina donde se puede hacer esquí acuático, submarinismo y vela. Aunque está todo orientado al turismo, no proliferan los rascacielos y se puede disfrutar del paisaje mediterráneo en su amplio paseo.

Roma tampoco se puede recorrer en un día. La ciudad parece una gran sala de exposición de un museo gigante al aire libre, un collage de plazas auténtico, mercados abiertos y sitios históricos alucinantes. Tira una moneda en la Fontana di Trevi, quédate con la boca abierta en el Coliseo y el Panteón, y recarga tu energía con un capuchino para pasar una tarde de compras en el Campo de’Fiori o Via Veneto. Zambúllete en un plato de pasta fresca, algunos suculentos alcauciles fritos o un tierno guiso de rabo de buey para disfrutar de las mejores comidas de tu vida.

El pasado se refleja profundamente en Cádiz, donde las calles medievales adoquinadas se extienden hasta plazas blanqueadas españolas y ruinas romanas. Siendo una de las ciudades más antiguas de Europa, tiene el ambiente de una isla urbana, marcada casi en su totalidad por playas y puertos ultramarinos salpicados de barcos pesqueros.

Véneto, al noreste del país y una de las regiones más visitadas de Italia, fue independiente durante siglos, hasta 1797, cuando la invadió Napoleón. Después estuvo bajo dominio de franceses, austriacos e italianos. Rodeada por algunos de los elementos más bellos de Europa (el mar Adriático al este, Lago Garda al oeste, las Dolomitas al norte y el río Po al sur), Véneto es famosa por la rica agricultura de sus valles bajando de los Alpes y por importantes ciudades como Venecia, Verona y Padua.

La riqueza histórica de Lagos es evidente en su muralla del siglo XIV o en su la plétora de magníficas iglesias, como la medieval iglesia de São João, la de Santa María de Misericordia, la barroca Santo Antonio y la de São Sebastião, del siglo XVII. Sin embargo, son sus hermosas playas, recónditas calas, bares de playa y vida nocturna lo que verdaderamente atrae a miles de turistas. Ponta da Piedade (Punta de la Piedad) es uno de los parajes naturales más bonitos, y Praia de Dona Ana, una de las mejores playas.

El talón sur de Italia es todo un paraíso para los amantes de la fotografía: es un mosaico de viñedos y olivares, salpicado de ciudades encaladas en las colinas y playas bronceadas por el sol. También esconde algunas sorpresas, como la ciudad barroca de Lecce y el valle del Itria, con sus casas trulli declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El Parque Nacional de las Grandes Montañas Humeantes, el más visitado de los Estados Unidos, comprende 2071 km2 de bosques protegidos a lo largo de las fronteras de Carolina del Norte y Tennessee. En su corazón se encuentra Gatlinburg, el punto ideal desde el que explorar los cientos de rutas de senderismo del parque, practicar rafting, pescar, montar a caballo, observar la fauna de la zona o embarcarse en las numerosas aventuras al aire libre que se nos presentan. Después de escalar las montañas, suba 124 m en ascensor hasta la cima de la Aguja Espacial de Gatlinburg para disfrutar de unas vistas de las Humeantes y de todo el contorno que le dejarán sin aliento. A los más jóvenes les encantará el centro de ocio que hay al lado de la Aguja, lleno de ingeniosas atracciones y juegos. Tampoco falta la diversión familiar entre las encantadoras criaturas del Ripley's Aquarium, donde podrán tocar una raya o quedarse pasmados ante una laguna llena de tiburones. Los fans de Dolly Parton no querrán perderse Dollywood, situado cerca de Pigeon Forge. Este gran parque temático cuenta con atracciones que se inspiran en el amor por la música de la popular cantante country, en las Montañas Humeantes y en la típica y tradicional hospitalidad sureña.