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Reseña: First In: Nobu Riad, un exclusivo oasis en el corazón de Marrakech

Nobu se prepara para estrenar un nuevo concepto de alojamiento en la medina de Marrakech. Y en Condé Nast Traveler somos los primeros en visitarlo.

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Photos

Nobu Riad, un nuevo exclusivo oasis en el corazón de MarrakechNobu Riad, un nuevo exclusivo oasis en el corazón de MarrakechNobu Riad, un nuevo exclusivo oasis en el corazón de Marrakech

Habitaciones

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Es traspasar sus puertas y que el universo se calme. Adentrarse en su patio interior y viajar varios siglos atrás. Lejos quedan entonces el sonido de los cláxones y la locura del tráfico; el laberinto de callejuelas imposibles y el encanto del desorden que tanto y tan bien definen la ciudad marroquí, para dar paso a otro tipo de embrujo: el que, desde hace varios siglos, se cuenta entre los altos muros de este antiguo riad.

Hablamos del enclave que conquistó hace varios años a Daniel Shamoon, copropietario, junto a su hermana, del grupo Luxury Hotel Partners, que engloba entre otros iconos hoteleros a Puente Romano y Marbella Club, Nobu Marbella, Nobu Ibiza o Nobu Marrakech. Una casa tradicional del siglo XVIII en la mismísima medina de Marrakech a la que, como buen visionario, supo verle el potencial. Sus socios Nobu Matsuhisa y Robert de Niro estuvieron de acuerdo, en cuanto les mostró el lugar, en que aquello marcaría un antes y un después. Que, transformarlo en un lujoso y exclusivo alojamiento que entender como un hogar, y hacerlo bajo el paraguas de Nobu, otorgaría a la firma hotelera de un concepto novedoso y único que sumar a su lista de genialidades. Y, nos da en la nariz... que tuvieron mucha razón.

Por qué reservar

El nombre de Nobu debería de ser ya un motivo de suficiente peso para entender que no estamos hablando de cualquier lugar. Pero es que, efectivamente, no hablamos de cualquier lugar: hospedarse en la intimidad de un antiguo riad del siglo XVIII que ha sido absolutamente adaptado a las necesidades de cualquier viajero actual, y sumarle, además, todo tipo de lujos y detalles propios del servicio de un nombre como Nobu, augura una experiencia de las que jamás se olvidan.

En otras palabras: hablamos de una propuesta hecha a la medida del huésped, con la privacidad como bien más preciado y en el que todos sus deseos serán cumplidos. Y todo ello en un rincón emblemático de la enigmática ciudad que es Marrakech y a un salto de la plaza de Jamaa El Fna y de la Koutoubia. ¿Acaso hay mayor suerte que esa?

“Estoy muy ilusionado con esta apertura”, nos confiesa Nobu Matsuhisa en nuestro encuentro con él en Marrakech coincidiendo con nuestra visita al novedoso alojamiento. Nobu Riad cuenta con solo 6 suites, es el proyecto más pequeño hasta ahora de la marca, pero se ha pensado absolutamente todo para que materialice la palabra exclusividad. “Me encantaría que todo el mundo entendiera este nuevo concepto como algo muy especial”, comenta. “Daniel —Shamoon— tiene mucha sensibilidad, le encantan los detalles y a mí también me gusta fijarme en ellos. El riad es simple, bello, elegante... exactamente como la comida de Nobu”, sonríe.

Pero eso es la carta de presentación básica, un resumen de lo que nos traemos entre manos. Después, claro, está lo sensorial, lo que nos conquista desde el alma. Y hablamos del aroma a jazmín que embriaga nada más adentrarnos en el patio central, donde las palmeras crecen con ímpetu tratando de acariciar el cielo. También la arquitectura tradicional, con puertas de madera originales que lucen como lienzos labrados en la entrada de cada una de las suites. Está la armonía y la calma, que se obtienen gracias a las líneas elegantes y finas del mobiliario escogido —tan sencillo, tan bello, que nos recuerda una vez más a la cultura japonesa siempre presente en Nobu —, pero también visible en los tonos neutros de las paredes, en los textiles que visten cada rincón e incluso de las zonas comunes. Espacios diseñados por el estudio de It Stevani and Stevani y Pilar García pensando en el máximo confort.

Un chófer a disposición, la posibilidad de contar con un chef privado encargado de cada una de las comidas, un servicio de hammán personalizado o las vistas sobre las callejuelas de la medina desde su terraza privada, harán el resto.

La historia

Pasado y presente se abrazan de una manera absolutamente única tras los muros de NOBU Riad, y por eso no resulta difícil imaginar cómo debería de ser la vida en sus entrañas allá por el siglo XVIII. Fue entonces cuando un destacado mercader mandó construir esta casa de arquitectura tradicional y elementos nobles para su propio disfrute: los altísimos techos, tan elegantes como abrumadores, son un signo de distinción.

Pedacitos de esa historia pueden leerse aún hoy al adentrarnos en sus suites y espacios comunes, pues en la restauración se ha procurado mantener los máximos elementos originales posibles. Para ello, han sido artesanos locales los encargados de recuperar o, en algunos casos, emular, la esencia de otros tiempos.

Quedan a la vista los arcos en ladrillo que coronan la entrada y ventanas de cada estancia, así como algunas de las vigas, elaboradas en madera de castaño y biriba de ecualipto. Las puertas, cuyos listones también de madera y detalles decorativos son auténticas obras de arte —algunas, incluso, conservan la policromía—, nos retan a soñar, a imaginarnos siendo parte de uno de esos cuentos de Las Mil y una Noches. Los artesonados de los techos son auténticas maravillas artísticas, así como el trabajo en madera que sostiene algunos de los balcones superiores.

Arriba, desde la terraza privada, contemplamos la medina en todo su esplendor. También la Koutoubia casi al alcance de nuestra mano. Todo resulta aún más espectacular cuando arranca la llamada a la oración, un momento mágico, que, al igual que nosotros, probablemente ya admiraba aquel antiguo mercader en sus orígenes.

La ubicación

Se nos ocurren muchos atractivos que hacen de Nobu Riad un alojamiento incomparable, pero, sin duda, el lugar en el que se encuentra enclavado es uno de ellos. Porque hablamos del corazón de la medina, sí, pero atento: a solo 5 minutos a pie se halla la bulliciosa Jamaa El Fna, catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO con sus músicos tradicionales, sus encantadores de serpientes y sus tatuadoras de henna. También la medina, repleta de puestos de artesanía tradicional con la que llenar las maletas de recuerdos en la vuelta a casa. La mítica Koutubia, con su hermoso alminar, nos tentará a recorrer los escasos metros que nos separan de ella a cualquier hora del día. Incluso el propio NOBU Hotel Marrakech se halla a solo unos minutos.

El acceso, sin embargo, es de lo más cómodo: tras ser llevados en transfer privado desde el aeropuerto de la ciudad, que se halla a tan solo 20 minutos en coche, bajaremos junto a la esquina en la que se alza el riad para dejar atrás el ajetreo propio del singular enclave y toparnos con los imponentes muros de nuestro destino, que aparecen ante nosotros advirtiéndonos de que, tras ellos, nos espera todo un oasis. Nuestro paraíso particular.

El ambiente

Si hubiera que elegir un par de palabras para definir las sensaciones que se experimentan desde este refugio de lujo, serían privacidad e intimidad. También quietud, desconexión, plenitud. Nobu Riad, esta antigua casa noble en el corazón de Marrakech, consta de seis suites y amplios espacios comunes a los que acceder de manera exclusiva. Una joya de la arquitectura tradicional que se podrá reservar, únicamente, de manera privada.

Por eso mismo, el ambiente que se respira en su interior es el de tranquilidad: el alojamiento, con su disposición, repleto de rincones perfectos para evadirse disfrutando de un buen libro, relajarse tomando una siesta o, por qué no, dejándose mimar con algún tratamiento de spa, invita a bajar pulsaciones, a dejarse llevar sin mirar el reloj. Pero la posibilidad de hacer de Nobu Riad un hogar, de convertirla en nuestra casa por unos días, invita también a inventar. A amoldar cada momento a las necesidades e inquietudes de sus huéspedes. ¿Qué apetece animar la experiencia con un cóctel privado en la azotea? Desde la propiedad harán todo lo necesario para hacerlo realidad. ¿Qué se prefiere una cena distendida con deliciosos bocados de la gastronomía marroquí o de la japonesa? Dicho y hecho: el amplio comedor, o el propio patio interior, serán los escenarios idóneos para ello.

Al caer la noche, la medina bajará el ritmo y el silencio, solo interrumpido por el maullido de algún gato en las callejuelas, o la llamada a la oración, nos acompañará en el descanso. No se nos ocurre un enclave más ideal para ello.

El hotel

NOBU Riad se despliega en torno al agradable patio interior y a lo largo de las tres plantas que conforman el alojamiento. A pie de calle, una pequeña recepción dará la bienvenida a los huéspedes antes de que se adentren en la suntuosidad de sus espacios. Tres de las suites se hallan en la planta baja. También, repartidos por el patio, un conjunto de sillones de terraza y chaise longues en las que disfrutar de un ratito apacible al aire libre.

Bajo arcos porticados y con entrada desde el patio central, unas enormes puertas acristaladas dan paso a una de las principales estancias comunes en la casa: un coqueto salón formado por diversos conjuntos de sillones y sofás. Desde aquí se accede a la cocina, donde una inmensa mesa de hasta 12 plazas elaborada por artesanos locales en madera del Atlas augura veladas de lo más especiales.

Subimos una planta y nos topamos con otras tres suites, una biblioteca y un hammán privado en el que los huéspedes podrán solicitar recibir tratamientos de bienestar de todo tipo. Y aquí, un inciso: independientemente de contar con este lujo, podrán acceder al amplio spa de Nobu Hotel, así como a todos sus servicios, siempre que lo deseen.

Por último, la azotea, donde una piscina climatizada ofrece el goce absoluto de darse un refrescante baño con vistas a la Koutoubia y a los picos del no tan lejano Atlas. Además, una zona de barra preparada para cualquier tipo de evento que se quiera celebrar, y una zona chill-out donde, una vez más, entregarse al enorme placer del disfrute.

¿Hablamos de los materiales utilizados en la restauración? Hablemos: llama la atención el peculiar tratamiento que han recibido las paredes de Nobu Riad, una técnica autóctona conocida como tadelak que, de nuevo, abraza lo tradicional. Los suelos de terracota, que atraen el frescor en verano y el calor en invierno, han sido, una vez más, elaborados por un artesano local, mientras que el ladrillo se deja ver de tanto en tanto en las paredes aportando ese toque de irregularidad y belleza tan japonés: en la cultura nipona, la filosofía del wabi-sabi pone en valor, precisamente, la imperfección de lo elaborado con las manos y la simplicidad de lo natural.

Las habitaciones

Recordemos: seis suites conforman Nobu Riad. Seis exclusivos refugios dotados de todo tipo de comodidades. Cada uno con una distribución particular adaptándose al edificio original, y con unas medidas concretas que abarcan desde 20m2 el más pequeño, a 55 la Royal Suite, comparten, eso sí, una línea decorativa común: aquella que escapa de la ostentosidad y se aferra a lo elegante, a lo neutro, a lo que destaca por su simplicidad.

Todas las suites están dotadas de chimenea, y todas tienen su propio baño privadodos de ellas, también hammán—. Se ha recuperado la esencia de los detalles tradicionales bereberes para añadir, siempre con sutileza, toques decorativos que reivindiquen las raíces: tapices marroquís adquiridos en anticuarios cuelgan sobre las camas, que a su vez están hechas artesanalmente con madera del Atlas. Algunas de las paredes revestidas con el método de tadelak muestran pequeños nichos donde se han colocado antiguas vasijas locales encontradas en puestos del zoco.

Los armarios han sido hechos a medida en madera y cuentan con tiradores en bronce, un material también presente en lámparas o espejos. Fotografías en blanco y negro aportan más inspiración si cabe, alfombras marroquíes por doquier y unas sorpresa más: antiguas camas bereberes han sido utilizadas para decorar los armarios. En la suite mayor, distribuida en dos alturas, un enorme óculo en la pared intermedia de ladrillo permite contemplar el patio desde la cama: un detalle mantenido del riad original.

Gastronomía

Hablar de gastronomía en Nobu Riad es hablar de libertad: una vez más, el completo equipo de cocina vinculado a Nobu Hotel hará realidad los sueños culinarios de los huéspedes. Los desayunos serán preparados al momento para ser disfrutados en el patio en los días de verano —en compañía de los pájaros y bajo la sombra de las palmeras—, y en la intimidad del salón, chimenea crepitando mediante, en invierno. La climatización tanto fría como caliente, por cierto, será provista gracias a paneles solares y energía de biomasa.

Un chef privado se encontrará a disposición del riad para elaborar el menú necesario cuando así se solicite. Deliciosas propuestas entre las que no faltarán recetas tradicionales de la cultura marroquí, pero tampoco los clásicos de NOBU: deleitarse con un exquisito Black Cod Miso o el siempre acertado Yellowtil Sashimi con Jalapeños será posible en Nobu Riad. Un té a la menta a media tarde con pastas marroquís será una antesala perfecta para la velada nocturna. ¿Disfrutar de una auténtica robata nipona acompañada de algún cóctel de autor en la azotea del riad? Pues claro, ¡faltaría más!

Experiencias

Una vez más, no debemos olvidar que nos encontramos ante el paraguas de NOBU Hotel. ¿Y esto qué quiere decir? Pues muy sencillo: que no habrá nada que no puedan hacer por nosotros. Así que será cuestión de echarle imaginación o, simplemente, dejarnos seducir por lo que esta tierra milenaria y rebosante de atractivos tiene para ofrecernos. Y lo mismo podemos decantarnos por amanecer sobrevolando el palmeral de Marrakech en globo aerostático que sacando nuestro lado más aventurero yéndonos a explorar y dormir en el desierto, conociendo así la cultura bereber más auténtica.

Pero hay más: mucho más. Hacer una ruta guiada por los olores, sabores y colores del zoco es ya una experiencia inmersiva en sí misma. O acercarnos a disfrutar del atardecer, cuando todo se tiñe de rosa por los rayos de sol, a Jamaa El Fna, que vive una auténtica transformación cuando acecha la noche. Cuenta Marrakech con diseñadores y artistas, galerías, museos y talleres que conocer de primera mano, mucho mejor con un guía local. Porque rica como pocas es esta cultura que abraza al visitante siempre, y eso hay que disfrutarlo. Mucho mejor, claro, cuando sabemos que, al acabar el día, volveremos a descansar a nuestra casa. Nobu Riad nos espera.

Fotos: Adrián Martínez.

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