Si algo llama la atención de Palma, es que, a pesar de ser una ciudad de costa, y que su parte monumental más importante se encuentra junto al mar, no cuenta con el Paseo Marítimo de otras ciudades como Niza, donde su conocida Promenade es el mejor lugar para pasear.
En Palma, el frente marítimo nunca se pensó para el peatón, sino para el coche. Surgió en los años 50 como una ruta de enlace entre el puerto nuevo (cerca de Porto Pi) y muelle viejo (por la Lonja), para descargar las mercancías y a los turistas que llegan en barco. La ciudad creció basándose en esta ruta. Y todo sea dicho, la palabra Paseo, como tal, nunca se le ha podido dar, puesto que es como una autopista con vistas al mar y la catedral.
UN PASEO SIN PASEANTES
El Marítimo en la actualidad es un paseo, con vistas privilegiadas, por el que no se sale a pasear. ¿Cómo es eso posible?
A finales del siglo pasado, el coche era imprescindible y en casi todas las ciudades europeas se crearon vías rápidas para acelerar más. Esta tendencia las hizo cambiar por completo, puesto que sus habitantes pudieron irse a vivir fuera del casco histórico.
En los años 30, los edificios del Paseo Marítimo estaban a pie de mar, una circunstancia que cambió las dos décadas siguientes, cuando se empezó a ganar terreno al agua, creando una ruta de pavimento. En 1978 se desdobló, creándose hasta seis carriles para los cada vez más utilizados coches.
Ver fotos: Los mejores atardeceres de Mallorca
En esa misma época llegaba el turismo de masas. En la isla, como en gran parte de Europa, teníamos un cierto complejo como consecuencia de la guerra que nos había dejado, o eso pensábamos, en desventaja respecto a otras naciones, como Estados Unidos, donde usaban nuevas tecnologías. Una circunstancia que nos empujó a abandonar nuestros valores arquitectónicos para construir más alto, usando otros materiales para ser más modernos.
Esto explica por qué en el Paseo del Borne, una de las vías más importantes de la isla, hay un edificio de cristal de color verde, entre tanto palacete mallorquín: era un acercamiento a la arquitectura del siglo XX y fue muy aplaudido en aquella época.
Gracias a las recientes carreteras, los lugares de costa se hicieron más accesibles, y como consecuencia, se empezó a construir de forma masiva en estas zonas, ahora de moda, para alojar a los turistas recién llegados. Se crearon también enclaves en zonas poco transitadas, como Magaluf, a la que mis abuelos accedían por vías sin asfaltar de un carril, y hoy se llega en autopista en 20 minutos. Aquí había una bonita playa de arena blanca refugiada en un pinar, donde ahora reinan los edificios mirando al mar.
La creación de las vías rápidas acabó con la movida de Palma del momento, la cual tenía lugar en la parte trasera del Paseo Marítimo, en el barrio del Terreno y la plaza Gomila. En esta parte de la ciudad, se encontraban algunas de las discotecas más conocidas de Europa, como Barbarella, o Tito’s, que recibía a los artistas más conocidos de la época cuando era una sala de fiestas.
Con el tiempo, nacieron los clubs para la gente más joven y las tiendas de alcohol barato. Era una zona de fácil acceso, donde podían aparcar, abrir el maletero para sacar las bebidas y hacer botellón. No pocos barcos empezaron a movilizarse a otros puertos para evitar el ruido y la basura.
VUELTA A LOS VALORES
Ahora, Palma está recuperando sus valores, dando vida a su casco histórico, donde las casas estaban destartaladas por el abandono. Los coches se están sacando del centro, dando valor al peatón.
Parte importante de su transformación, pasa por volver a convertir en Paseo el Marítimo, donde se encuentran algunas de las grandes joyas de la ciudad: el Auditórium, la Lonja, el Palacio Real de la Almudaina, la antigua muralla, el museo de arte contemporáneo Es Baluard, el Palacio de Congresos, el Consulado del mar, y claro está, la catedral. También hay una playa que tiene muchas posibilidades.
Está previsto que la reforma del Paseo Marítimo comience en octubre y dure unos veinte meses. La propuesta que ha compartido el arquitecto responsable del proyecto, Elías Torres, pretende eliminar carriles para los vehículos, ampliar las aceras y reducir casi mil plazas de aparcamiento, las cuales se compensarán con un parking que está en construcción.
Las aceras que están más alejadas del mar tienen una anchura de dos a cinco metros, que tras la reforma, pasarán a diez, permitiendo crear terrazas y parques infantiles. Se reducirán los tres o cuatro carriles por sentido, a dos. Y habrá mucha más vegetación. El número de árboles se duplicará y se triplicará el número de palmeras, además de aumentar la superficie de parterres, ejemplares trasplantados y especies nuevas.
El proyecto incluye escaleras, rampas y barandillas para mejorar la conexión entre el Paseo con algunos de los barrios de la parte trasera, como Es Jonquent y el mencionado Terreno, el cual durante años perdió interés y, ahora, se está reconstruyendo. En la zona de Sa Riera, en la confluencia con la Avinguda Argentina, se ampliarán las aceras y se crearán rampas accesibles para dar continuidad a la plaza de Sant Elm.
ADIÓS AL PUENTE
Una de las intervenciones más sonadas del proyecto, es la reordenación del nudo viario del Paseo. Se eliminará un puente que cruza la calzada, conectando un edificio residencial con una piscina que por las noches se convierte en la discoteca Social Club. Se construyó en los años 50, cuando se ensanchó el Paseo. A muchos les parece curioso, pero en su día tenía sentido: se hizo para que los huéspedes del antiguo hotel Mediterráneo pudieran seguir bañándose, puesto que antes estaba junto al mar y ahora pasa una calzada por la entrada del edificio.
En la actualidad, también hay un cruce que parece un scalextric, para que los camiones y pasajeros de los barcos se trasladen en coche. Esto se cambiará por una rotonda de distribución que permitirá integrar el nuevo Club de Mar, que está en obras, para que los peatones puedan moverse libremente por la planta baja y primera de los nuevos edificios, donde se abrirán cafeterías, locales comerciales y restaurantes.
Será la mayor obra de capital privado de la náutica de recreo sobre un espacio público en España. En ello, se han invertido casi 60 millones de euros. Los grandes vehículos utilizarán ahora la Vía Cintura, la ronda de circunvalación de la ciudad.
REDUCCIÓN DEL OCIO NOCTURNO
Hay otra reforma que ha tenido lugar recientemente en el Paseo, aunque esta se ha producido de forma accidental: la reducción del ocio nocturno. Como consecuencia de las restricciones para hacer frente a la pandemia del Coronavirus, algunos locales han tenido que cerrar. Tito’s vendió el espacio y se fue a Magaluf. La marca se ha trasladado a la parte baja de la discoteca BCM, del mismo grupo. En la prensa local se ha comentado alguna vez los rumores de que en su lugar abrirá una discoteca Lío, una información que de momento no es oficial.
Con toda esta reforma, Palma recuperará sus valores. La de una ciudad mediterránea, calmada y con gran atractivo monumental, que cuenta con el segundo centro histórico más grande de Europa, por detrás de Roma.
Ver más artículos
- Los mejores brunch y desayunos de Palma
- Santa Catalina: la pequeña Suecia mallorquina
- La reinvención de Palma