¿Qué es el Internet de las Cosas?


El internet de las cosas se confunde a menudo con el concepto de un objeto conectado. El internet de las cosas es un sistema en crecimiento que está presente tanto en la vida doméstica como en la industria, el comercio o la agricultura. Mejorar y automatizar los procesos, optimizar la comprensión de las necesidades, el servicio de atención al cliente y facilitar la toma de decisiones: el internet de las cosas representa un avance en la vida cotidiana y hace destacar a las empresas. ¿Desea más información? Esta página le permitirá entender fácilmente el concepto de internet de las cosas y percibir sus ventajas y desventajas a través de ejemplos claros.

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Entender el internet de las cosas

Internet de las cosas: definición

El internet de las cosas (o IoT por el inglés Internet of Things) designa tanto el proceso de conexión de objetos físicos a internet como la red que conecta estos objetos.

Por «objetos» se entiende tanto aparatos de la vida cotidiana (domótica, reloj de fitness, etc.) como aparatos médicos, máquinas agrícolas, cadenas de suministro, robots industriales o semáforos de circulación vial.

En definitiva, el IoT conecta todo elemento capaz de transferir datos dentro de una red, sin necesidad de interacción entre humanos o entre humanos y computadoras. Sin embargo, la interacción persona-máquina se hace posible, aunque solo sea para realizar la configuración, o simplemente para acceder a la información.

¿Cuál es la diferencia entre objetos conectados e internet de las cosas?

El término «objeto conectado» engloba todo dispositivo conectado sin conexión a Internet (por ejemplo, a través de Bluetooth). Por otro lado, el internet de las cosas (IoT) es la conexión entre la web y los objetos. Sin embargo, el adjetivo «conectado» se utiliza a menudo para referirse a un dispositivo que forma parte del internet de las cosas, como un coche conectado o una casa conectada.

Además, las personas con un implante cardiaco de monitorización o los animales con un chip de identificación también forman parte de la red.

¿Cómo funciona el internet de las cosas (IoT)?

Un ecosistema IoT está formado por objetos compatibles con la web o que utilizan sistemas informáticos integrados.

Un objeto conectado al internet de las cosas es capaz de recopilar datos sobre su entorno mediante sensores. Los datos son tratados con procesadores antes de enviarlos a uno o varios destinatarios utilizando su hardware de comunicación integrado.

Los datos recopilados son compartidos a través de una pasarela IoT, que es una solución que permite la comunicación entre dispositivos o entre dispositivos y el cloud. Por lo tanto, la información es transferida directamente al cloud con fines analíticos y operativos o a otro dispositivo IoT para su análisis local.

Un ejemplo ilustrativo: Cuando usted se acerca a su casa en un vehículo conectado, el sistema envía información de geolocalización al termostato del sistema de calefacción de la casa. Analizando estos datos, podrá regular en su ausencia la temperatura interior de cualquier habitación según la configuración establecida previamente. Por lo tanto, la intervención humana no tiene lugar hasta el momento de la configuración, ya que el internet de las cosas hace el resto.

Claro está, los datos recopilados son utilizados en tiempo real y a largo plazo. En última instancia, los análisis pueden ser realizados tanto por humanos como por inteligencia artificial (IA), ya que dispone de un sistema de aprendizaje automático.

Así, el sistema IoT de una casa conectada funciona en tiempo real para determinar el momento ideal del ajuste de la calefacción. También puede basarse en los datos recopilados por el automóvil durante un largo período. Además, todos los datos IoT recopilados a diario por todos los termostatos conectados suponen una inmensa fuente de información para la empresa suministradora de la electricidad y puede analizarlos con el fin de mejorar sus servicios.

Ejemplos del IoT que revolucionan nuestra vida cotidiana

IoT público

Cada vez son más los electrodomésticos y los objetos domésticos equipados con sensores y sistemas de conexión para mejorar la comodidad o la seguridad (tostador conectado, botella de vino con pantalla táctil y compatible con Wi-Fi, etc.). Puesto que es técnicamente posible añadir sensores IoT a prácticamente cualquier objeto cotidiano, el IoT público engloba un gran número de usos. Por ejemplo:

  • casas inteligentes equipadas con termostatos y calderas conectadas, sistemas de iluminación inteligentes y aparatos electrónicos conectados que pueden controlarse a distancia a través de un smartphone o un ordenador (por ejemplo, tomas inteligentes, sensores de movimiento, comederos de animales, home cinema, lavadoras, videovigilancia, cerraduras, etc.);
  • los automóviles conectados mejoran la comodidad y la seguridad de la conducción: climatización, control de velocidad, vigilancia de la batería y de la presión de los neumáticos, ubicación del vehículo, apertura automática de la puerta de garaje o del portal;
  • aparatos portátiles de salud o deporte: sensor implantable, bomba de insulina, glucómetro, frecuencia cardiaca, podómetro, contador de calorías, rastreador GPS, etc.

A través de una aplicación IoT, todos estos dispositivos pueden funcionar de forma armoniosa y facilitar la vida cotidiana de sus usuarios.

IoT corporativo e IoT industrial (IIoT)

El internet de las cosas se democratiza en todos los sectores de actividad: producción, transporte, venta al por menor, salud, agricultura, infraestructura, domótica, servicios públicos, etc.

En el sector de la salud, por ejemplo, el IoT tiene numerosas aplicaciones:

  • vigilancia de los pacientes mediante un análisis continuo de los datos generados por implantes o sensores;
  • gestión de stocks o existencias de productos e instrumentos y mantenimiento de los aparatos en el hospital;
  • seguimiento de las señales vitales de los bomberos en una intervención o de los trabajadores en sitios de alto riesgo;
  • en caso de emergencia, cálculos de itinerarios que optimizan el tiempo de intervención de los primeros auxilios, etc.

En el ámbito de la seguridad, el IoT aporta numerosas soluciones a los problemas del control de acceso y de la autentificación :

  • sensores conectados que controlan la entrada y salida de los empleados a través de un smartphone;
  • sensores en las máquinas-herramienta que refuerzan la seguridad en el trabajo;
  • sistemas que mejoren la seguridad de los bienes y las personas en las tiendas;
  • detección de incendios, etc.

En el ámbito del suministro de bienes, las cadenas de suministro son supervisadas y optimizadas mediante sensores y análisis IoT. Gracias al control preciso de la disponibilidad de una mercancía directamente del consumidor y en los almacenes del proveedor, y basándose en los pedidos en curso, un sistema IoT puede determinar automáticamente la operación de entrega más práctica para ambas partes. Al mismo tiempo, se optimiza la necesidad de mano de obra, resultando en una minimización de los costes para la empresa.

En general, el IoT permite mejorar la producción, reducir el tiempo de inmovilización no planificado de herramientas y materias primas y aumentar la seguridad de una gran cantidad de herramientas o sistemas. Todos los sectores industriales pueden beneficiarse de estas ventajas, con aplicaciones tan diversas como la recuperación de fibras en la industria maderera o el control de las perforadoras en una plataforma petrolera.

La «ciudad inteligente», plagada de sensores y aplicaciones IoT, supone un perfecto ecosistema del internet de las cosas: control de emisiones para reducir la contaminación del aire, vigilancia y control del tráfico de vehículos, ahorro de energía, etc. Consta de múltiples dispositivos y sistemas inteligentes, que abarcan desde una simple farola hasta la optimización del tráfico urbano, pasando por la videovigilancia o la cartografía de las emisiones de ruido.

Por último, en el sector agrícola, los sistemas que utilizan el IoT participan en la vigilancia de los campos y los invernaderos de cultivo: luz, temperatura, humedad del aire y del suelo, composición de los suelos, previsiones meteorológicas, vigilancia de la ubicación y la salud del ganado, etc. La agricultura y la ganadería «inteligentes» también se benefician de los recursos del IoT en la automatización de los sistemas de riego del suelo y de alimentación del ganado.

En resumen, las posibilidades de aplicación del internet de las cosas son prácticamente infinitas.

Ventajas y desventajas del IoT para las empresas

¿Qué ventajas tiene el internet de las cosas?

El IoT ofrece numerosas posibilidades, como:

  • recopilar datos sobre cualquier máquina y acceder a ellos desde cualquier lugar, en cualquier momento.
  • conectar numerosos dispositivos electrónicos en red y conseguir una comunicación óptima entre ellos;
  • automatizar las tareas y los procesos;
  • mejorar la calidad del servicio y la experiencia del cliente;
  • reducir la necesidad de una intervención humana y los consiguientes costes laborales;
  • ahorrar tiempo y reducir los costes de transferencia de paquetes de datos;
  • mejorar la productividad y reducir los costes de producción;
  • supervisar y adaptar todos los procesos comerciales;
  • optimizar la toma de decisiones, estratégica o comercial.

El IoT permite tener una visión en tiempo real del funcionamiento de un sistema recopilando, agrupando y analizando información sobre todos sus componentes. Y esto abarca desde la cadena de suministro hasta las operaciones logísticas, pasando por el rendimiento de los equipos y las infraestructuras.

¿Cuáles son los inconvenientes del IoT?

Seguridad informática e internet de las cosas


El IoT plantea hoy problemas de seguridad de los datos y de confidencialidad, ya que conecta miles de millones de dispositivos a internet. Por lo tanto, es necesario proteger muchos puntos de datos, cada uno de los cuales representa un posible punto de ataque.

Un ciberdelincuente puede explotar la vulnerabilidad de un solo punto y aprovechar la estrecha conexión entre los dispositivos IoT para acceder a todos los datos de la red. Así tendría la capacidad de robarlos, o incluso corromperlos, para dejarlos inutilizables. El aumento del número de dispositivos conectados y, por lo tanto, del volumen de datos intercambiados y compartidos, hace que aumente cada vez más el riesgo de intrusión y piratería.

Este riesgo es aún más evidente, ya que los fallos de seguridad relacionados con la actualización de los dispositivos IoT son a menudo responsabilidad de los usuarios. Como los gobiernos no realizan las actualizaciones con la regularidad necesaria, el sistema se vuelve cada vez más vulnerable.

La confidencialidad de los datos personales también es una fuente de preocupaciones:

  • Muchos objetos conectados requieren que los usuarios introduzcan sus datos de conexión u otros datos personales, expuestos a riesgos de fuga;
  • los fabricantes y distribuidores de aparatos IoT de uso público pueden utilizar estos para obtener y vender la información personal de los usuarios.

Otros inconvenientes del internet de las cosas


Los fallos de seguridad no son el único inconveniente del IoT:

  • las empresas encargadas de la gestión y el mantenimiento de un gran número de aparatos IoT deben hacer frente también a una dificultad creciente en materia de recogida y gestión de los datos procedentes del conjunto del ecosistema IoT;
  • actualmente, no existe una norma internacional de compatibilidad en este ámbito.

¿Cuál es la historia del internet de las cosas?

El primer objeto conectado a internet fue una máquina expendedora de refrescos en la Universidad Carnegie Mellon (Estados Unidos) en 1982. El concepto de dispositivo conectado existe desde los años 70, cuando la expresión «internet de las cosas» todavía no se inventó: hablamos de internet integrado o de computación omnipresente.

No fue hasta 1999 que Kevin Ashton, informático de Procter & Gamble, utilizó por primera vez la expresión «internet de las cosas». El objetivo de esta denominación era despertar el interés de los responsables de la toma de decisiones en la tecnología de identificación de la radio (RFID) y otros sensores que querían instalarlo en los productos de su cadena de suministro.

Ese mismo año, el profesor del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), Neil Gershenfeld, publicó When Things Start to Think. En el libro se describe claramente el rumbo que ha tomado la conexión de las máquinas, pero no se utiliza la expresión acuñada por Ashton.

La evolución del IoT se ha basado en gran medida en la llamada comunicación «machine to machine» (M2M). Se refiere a los dispositivos que pueden conectarse entre sí a través de una red, sin interacción humana alguna.

Hoy en día, el IoT es una red de sensores compuesta por miles de millones de objetos inteligentes que conectan personas, sistemas informáticos y aplicaciones con el objetivo de compartir y alojar dos datos. El IoT es posible gracias a la gran convergencia tecnológica actual (internet, tecnologías inalámbricas, sistemas microelectromecánicos, microservicios, etc.) que se sitúa entre la tecnología operativa (OT) y la tecnología de la información (IT).