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El presidente de Bolivia se enfrenta a un intento de golpe de Estado y a su antiguo mentor

Después de enfrentarse al general que intentó derrocarlo, el presidente Luis Arce lidiará con Evo Morales, un expresidente que quiere recuperar el poder.

Soldiers carrying weapons and wearing helmets fitted with face shields.
Soldados en La Paz, capital administrativa de Bolivia, el miércoles, durante un intento fallido de golpe de Estado.Credit...Aizar Raldes/Agence France-Presse — Getty Images

Julie TurkewitzMaría Silvia Trigo y

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Al principio, oyeron las sirenas. Luego, al asomarse a la principal plaza política del país, los principales ministros de Bolivia vieron los vehículos blindados y los soldados que salían por sus puertas. Un escalofrío recorrió la espalda de la ministra de la Presidencia, según declaró más tarde.

Instantes después, el presidente, Luis Arce, se dirigió a su círculo más íntimo —“¡Estamos enfrentando un golpe de Estado!”— antes de dirigirse al palacio presidencial para enfrentarse, cara a cara, al general que intentaba apartarle del poder.

El intento de golpe fracasó, duró apenas tres horas y terminó con la detención del general, cuya motivación para el ataque parecía ser, al menos en parte, el enfado por haber sido despedido por Arce el día anterior.

Pero no fue el final del problema de Arce ni de los retos a los que se enfrenta Bolivia.

Arce, de 60 años y exministro de Economía, asumió el cargo en 2020 durante unas elecciones democráticas que parecían simbolizar un nuevo capítulo, más esperanzador, en un país que salía de un periodo de intensa agitación política.

Ahora, más allá de una disputa con el exgeneral, Arce se enfrenta a una economía en dificultades, crecientes protestas, críticas por el encarcelamiento de opositores políticos y división dentro de su propio partido.

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Manifestantes en La Paz se enfrentaron a los militares bolivianos el miércoles. El intento de golpe fue dirigido por el comandante general del ejército.Credit...Claudia Morales/Reuters

Pero tal vez su mayor desafío sea la batalla que mantiene con su antiguo mentor, el expresidente Evo Morales, una figura titánica de la política boliviana que se había retirado de los salones del poder y que ahora lucha con Arce por quién será el candidato de su partido en las elecciones presidenciales del próximo año.

Morales, de 64 años, fue el primer presidente indígena en un país con una gran población indígena, un socialista elegido en 2006 y líder de la llamada marea rosa de políticos de izquierda que gobernaron gran parte de Sudamérica en la década de 2000.

Hizo historia al incorporar a amplios sectores de la sociedad boliviana a la política, pero huyó del país en medio de unas disputadas elecciones en 2019 y eligió a Arce para que fuera el candidato que representara a su partido en unas nuevas elecciones celebradas en 2020.

En una entrevista con The New York Times ese año, Arce caracterizó a Morales como una “figura histórica” en su movimiento político, pero dijo que Morales no tendría un papel formal en su gobierno.

En aquel momento, parecía que la transición al poder había sido un éxito para Arce, quien había formado parte del gobierno de Morales durante años de fuerte crecimiento económico, impulsado por el auge de las materias primas y las enormes reservas de gas natural del país.

Pero ahora, después de un tiempo en el exilio, Morales “está realmente decidido a volver a la presidencia”, dijo Gustavo Flores-Macías, profesor de gobierno en la Universidad de Cornell, quien se centra en la política latinoamericana. “Considera que fue destituido de forma ilegal y que tiene derecho a volver a ser candidato. Y Arce lo ve de manera muy diferente”.

En Bolivia, una nación sin salida al mar de 12 millones de habitantes, Morales, Arce y sus partidarios han intentado durante mucho tiempo posicionar al país como un contrapeso político de izquierda al poder de Estados Unidos.

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El Presidente de Bolivia, Luis Arce, frente al palacio de gobierno en La Paz. Aunque sofocó el intento de golpe de Estado, se enfrenta a importantes retos económicos y políticos.Credit...Rodwy Cazon Barrios/Associated Press

El país también podría desempeñar un papel de primer orden en la lucha contra el cambio climático debido a sus vastas reservas de litio, crucial para el cambio mundial hacia los coches eléctricos.

La intentona golpista del miércoles estuvo encabezada por Juan José Zúñiga, quien hasta el martes por la noche era comandante general del ejército. En una entrevista, la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, dijo que Arce había despedido a Zúñiga después de que éste hiciera declaraciones políticas en una entrevista televisiva, en la que había insistido en que Morales “no puede volver a ser más presidente de este país” e insinuado que los militares harían cumplir esta afirmación.

Antes de eso, “Zúñiga era un hombre de mucha confianza del presidente Luis Arce, el hombre de más confianza dentro de las Fuerzas Armadas”, dijo Reymi Ferreira, exministro de Defensa. La destitución del general, sin embargo, pareció cambiar esa situación.Al día siguiente, hacia las 3:00 p. m., Zúñiga apareció en la principal plaza política del país —donde se encuentran el palacio presidencial y un edificio clave del gobierno llamado Casa Grande del Pueblo— con los jefes de la marina y la fuerza aérea, así como decenas de soldados.

Arce y sus ministros se encontraban en la Casa Grande preparándose para iniciar una reunión, dijo Prada, y observaron atónitos cómo el personal militar se apoderaba de la plaza.

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Los partidarios de Arce persiguieron a los soldados tras el fallido intento de golpe de Estado.Credit...Juan Karita/Associated Press

Arce, con una chaqueta negra acolchada y gafas, marchó hacia el palacio presidencial, donde, con Prada a su lado, se enfrentó al general, que llevaba su uniforme verde y un chaleco de camuflaje resistente a las balas. Una multitud de policías militares los rodeó.

”¡Éste es su capitán!” gritó Prada, refiriéndose al presidente.

“No podemos retroceder”, gritó un partidario de Zúñiga.

Arce le dijo al general que se diera la vuelta.

“Es una orden, general”, continuó. “¿No me va a hacer caso?”.

“No”, respondió Zúñiga.

Entonces llegó un momento clave, dijo Prada. El jefe de las fuerzas aéreas, aparentemente pensándolo mejor, decidió rescindir su apoyo al golpe, explicó. La policía declinó unirse. Y finalmente, el recién nombrado comandante general del ejército ordenó a los tanques y soldados que se retiraran.

Al menos 12 personas resultaron heridas con armas de fuego durante la refriega, según Prada. Diecisiete personas, entre ellas Zúñiga, están detenidas. Unos 200 militares participaron en el intento de golpe, dijo el jueves el embajador de Bolivia ante la Organización de Estados Americanos.

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Juan José Zúñiga, en el centro, excomandante general del ejército boliviano, fue detenido tras encabezar el intento de golpe el miércoles. Había sido destituido por Arce el día anterior.Credit...Daniel Miranda/Agence France-Presse — Getty Images

Pero si bien Arce, conocido en todo el país por su apodo, Lucho, logró evitar el golpe, conseguir controlar a Morales podría resultar más difícil.

Morales, antiguo líder de los cocaleros del país, aún conserva cierto apoyo entre los votantes y los miembros de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS). En una encuesta reciente, el 19 por ciento de los encuestados apoyaba a Arce y el 9 por ciento a Morales.

Arce puede presentarse legalmente a un segundo mandato en las elecciones del próximo año, previstas para el segundo semestre de 2025. No está claro si Morales puede hacerlo.

La ley boliviana prohíbe presentarse a más de dos mandatos consecutivos. Morales fue presidente durante tres mandatos y consiguió que los tribunales le permitieran presentarse por tercera vez gracias a una laguna legal. Pero cuando intentó presentarse por cuarta vez, las elecciones fueron impugnadas y se produjo la agitación que lo derrocó.

En última instancia, el Tribunal Constitucional de Bolivia tiene la potestad de decidir si Morales puede volver a presentarse.

Los problemas económicos del país incluyen la escasez de combustible, la alta inflación y la falta de acceso a dólares. Estos problemas han provocado protestas encabezadas, entre otros, por los camioneros, un colectivo que desempeña un papel importante en el comercio del país.

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Una simpatizante de Arce en un bloqueo de calles en El Alto, Bolivia, el jueves.Credit...Claudia Morales/Reuters

En la legislatura, un sector del partido de Arce se ha aliado con la oposición para bloquear sus iniciativas. Sus críticos le han reprochado que persiga a sus oponentes, entre ellos un destacado político, Luis Fernando Camacho, quien se encuentra en detención preventiva desde diciembre de 2022, acusado de sedición y terrorismo.

Carlos Romero, un exministro de Gobierno durante la gestión de Morales, dijo que la relación entre el expresidente y Arce era ahora pésima, y que sembrar dudas sobre la legalidad de la candidatura de Morales “es parte de la estrategia política del gobierno que insiste en inhabilitarlo”.

Romero dijo que la planificación del intento de golpe del miércoles fue “tan torpe y tan improvisada” que debe haber sido un “montaje acordado con el gobierno nacional”, repitiendo una afirmación hecha por Zúñiga justo antes de su detención de que el intento de golpe fue una maniobra planificada por Arce para que pareciera un héroe.

El gobierno de Arce ha dicho que no hay pruebas que respalden esta afirmación y la ha negado.

Carlos Mesa, expresidente y líder del principal partido de la oposición del país, dijo que creía que Arce ya estaba intentando beneficiarse políticamente del intento de golpe “victimizándose”.

El miércoles por la noche, Arce apareció en un balcón con vista a la plaza política principal, donde cientos de partidarios se habían reunido, y anunció que habían derrotado a los “golpistas” del país.

“Gracias, pueblo boliviano”, gritó.

Entonces, la multitud estalló: “¡Lucho! ¡Lucho! Lucho!”

Jorge Valencia colaboró con reportería.

Julie Turkewitz es jefa del buró de los Andes, ubicado en Bogotá, Colombia. Cubre Colombia, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Perú. Más de Julie Turkewitz


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