¿Quién vive ahí?

Entramos en la espectacular mansión de Carolina de Mónaco: un oasis de paz, lujo y recuerdos

En el corazón de Mónaco se encuentra el refugio de Carolina de Mónaco, una joya arquitectónica de estilo belle époque situada muy cerca del Palacio del Príncipe.

Carolina de Mónaco. / gtres

Jorge C. Parcero
Jorge C. Parcero

Cuando la princesa Grace murió en 1982 en un accidente de coche en Mónaco, su hija mayor, Carolina, se convirtió en la nueva primera dama del principado. Desde entonces, el rincón que ha sido testigo de algunos de los momentos más importantes de la vida de la siempre elegante y carismática royal ha sido su mansión de Le Clos-Saint Pierre. «Tras la muerte de Grace se produjo un milagro», dijo Rainiero III un año después del trágico suceso. «La princesa Carolina ocupó el lugar de su madre. Tiene su mismo espíritu».

Desde entonces la hermana de Alberto y Estefanía ha estado casada en tres ocasiones: primero con Philippe Junot, después con Stefano Casiraghi, con el que tuvo tres hijos –Andrea, Carlota y Pierre– y finalmente con Ernesto de Hannover, del que nunca se llegó a divorciar y con el que tuvo a su benjamina, Alexandra. Ahora son sus nietos los que traen alegría al extenso y pintoresco jardín que rodea a su propiedad monegasca.

La mansión fue en principio propiedad de su abuelo el príncipe Pierre de Polignac y de su abuela, Carlota Grimaldi. Luego se convirtió en un regalo del príncipe Rainiero III a su hija Carolina antes de su primera boda con Philippe Junot. Entre sus muros, la royal que este año ha soplado 67 velas ha criado a sus hijos y ha recibido a personalidades de todo el mundo. Para proporcionar mayor comodidad y privacidad a su familia, la Princesa ha integrado dos casas vecinas en la propiedad original, creando un hogar único donde cada uno puede disfrutar de su propio espacio.

Haciendo gala de una unión familiar poco habitual en otras casas reales, el palacete, una construcción de color rosa con columnas y otros elementos neoclásicos, está situado junto a Le Clos Saint-Martin, que es la residencia oficial de la princesa Estefanía. Y ambas mansiones se encuentran en el centro histórico de Mónaco, muy cerca del Palacio del Príncipe, una fortaleza genovesa construida en 1191 que es el hogar de Alberto, Charlène y sus dos hijos.

Privacidad, lujo y encanto

Oculta tras muros de piedra y exuberante vegetación, la villa se caracteriza por sus llamativos tonos pastel y su estilo acogedor. Situada frente a la bahía de Mónaco, está considerada una de las casas de estilo belle époque más hermosas de toda la Riviera francesa. Allí disfruta de una vida alejada de los flashes de los fotógrafos, lejos ya sus largos años de batallas legales con la prensa por la publicación no deseada de sus imágenes.

Le Clos-Saint Pierre cuenta con seis dormitorios, tres salones, una biblioteca, varios salones y comedores, una cocina y un enorme jardín. Las habitaciones son amplias y luminosas, con una decoración elegante y clásica que combina muebles antiguos y obras de arte. La dueña de la casa dispone de una suite privada con vistas al mar Mediterráneo.

Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi junto a sus hijos, en una imagen de archivo. / GTRES

Los salones son espacios acogedores donde la Princesa lleva recibiendo a sus distinguidos invitados desde que comenzó a vivir allí en 1978. El mobiliario es de estilo clásico y las paredes están decoradas con numerosas y valiosas obras de arte. La biblioteca es un espacio íntimo donde Carolina puede dar rienda suelta a su pasión por la lectura, que ha heredado también su hija Carlota Casiraghi.

El jardín del palacete es un oasis de paz en pleno corazón de Mónaco. Con una gran variedad de plantas y flores como buganvillas o magnolias, allí tanto la royal como sus hijos y sus nietos pueden disfrutar del sol y la tranquilidad y, sobre todo, de la intimidad que no pueden conseguir en otros rincones del principado.

Más que una residencia, un hogar

Cuando la princesa Carolina dejó atrás el austero castillo de Marienburg, en la Baja Sajonia alemana, tras separarse definitivamente de su último marido, fue en su querido Le Clos-Saint Pierre donde pudo ofrecer a su hija menor el calor y la protección de la Roca familiar.

Carolina de Mónaco, en una imagen reciente. / gtres

No es que no tuviera más opciones. Podía haber elegido la granja de Saint-Rémy de Provence, el pequeño pueblo de la Provenza francesa que su hija Carlota eligió para su segunda boda y donde Carolina se refugió tras la muerte de su segundo esposo. O quizá la mansión de Mée sur Seine, edificada den 1749, que ella y Ernesto de Hannover compraron a Karl Lagerfeld en 1998.

Pero es en pleno centro de Mónaco donde ha elegido pasar su vida junto a los suyos la hija de Grace Kelly. Una mansión que es un reflejo de su estilo y su personalidad. Un espacio lleno de historia, recuerdos y momentos compartidos, que se ha convertido en un verdadero hogar para ella y su familia.

22 de julio-22 de agosto

Leo

Los Leo son personas sociables, entusiastas y valientes por eso tienen un don especial para liderar. Son también personas creativas y aventureras, a las que les motiva correr riesgos. En contrapartida, sus puntos negativos son la vanidad y un fuerte genio. Ver más

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