Ricardo Ten, el referente del deporte paralímpico

Si se le pregunta por 'deporte adaptado' en España, lo más probable es que enseguida le vengan a la mente tres nombres: Teresa Perales, David Casinos y Ricardo Ten. Dos de ellos son valencianos y uno ya está retirado de la competición. El otro cumplirá este verano 49 años y siete Juegos Paralímpicos entre dos modalidades tan distintas como la natación y ciclismo. «Soy deporte», se puede leer bien grande en la web de Ricardo Ten. Nunca dos palabras definieron tan bien a una persona. Pero este valenciano nacido en Benimàmet y residente en Tavernes Blanques es mucho más: su trayectoria debería estar recogida en la RAE (Real Academia de la Lengua) como la definición más exacta de la palabra resiliencia.

Cualquiera entendería que un niño de 8 años se hundiera al verse postrado en una cama de hospital después de electrocutarse y que le hubieran amputado los dos brazos y una pierna. Pero Ricardo Ten no es de esa pasta. Mientras sus padres sufrían por su hijo, él vio la luz en cuanto sus compañeros de clase aparecieron en masa por la habitación en la que estaba ingresado. «Se portaron muy bien conmigo en el colegio», ha deslizado en alguna ocasión. Los maestros también. Entre los alumnos y los docentes le ayudaron a que no perdiera ni siquiera ese curso. Fueron semanas de aprendizaje en esencia: 'Si quieres, puedes'.

Esas palabras borraron de un plumazo el legítimo pensamiento de '¿por qué a mí?' que no le habría llevado a nada bueno. Durante un año le curaron las heridas del accidente que empezó como un juego de niños traviesos, haciendo de espadachines con listones metálicos sobre un tejado y justo debajo de un cable eléctrico. Nunca pasa nada… hasta que ocurre. Y lo que sucedió es que la electricidad no atravesó el corazón de Ricardo Ten, que tuvo una segunda oportunidad.

La ocasión para haber participado, desde Atlanta 1996 hasta Tokio 2020, ya en seis Juegos Paralímpicos. Entre todos ellos ha conseguido ocho medallas, tres de ellas de oro, la mayoría en la piscina, aunque la última fue sobre la bicicleta. Ricardo Ten se lanzó al agua siendo aún un jovenzuelo, pero ya con la misma mirada al infinito, llena de determinación, que le caracteriza cada vez que compite. El valenciano es una persona simpática pero un caníbal cuando vislumbra el podio.

Por eso supo percibir a la perfección el momento de salir de la piscina. «Cada vez tengo más lesiones y eso me perjudica tanto a nivel físico como, sobre todo, en lo psicológico. Además, los jóvenes vienen cada vez más fuertes», explicó. Volver sin medalla de Río de Janeiro fue un argumento concreto para una decisión que ya tenía tomada. Otro, cumplidos los 41 años, se habría retirado... pero Ricardo Ten se reinventó. Otra vez. Como cuando su niñez había quedado truncada por una descarga eléctrica.

«Tiene truco, yo ya había ido en bicicleta durante toda mi vida», replica con humildad cuando se le ensalza por su desembarco en el ciclismo adaptado, donde empezó a coleccionar medallas de forma casi inmediata. Así lo demuestra al entrenar de forma incansable, tanto en el velódromo Luis Puig como en ruta por las carreteras de la Comunitat Valenciana, mostrando sus rodajes en la red social Strava. Después de traerse una medalla de bronce por equipos de Tokio que le supo a poco, Ricardo Ten va a París con el único objetivo de seguir coleccionando éxitos. A estas alturas nadie se atreve a afirmar que estos serán sus últimos Juegos.

Porque si algo tiene Ricardo Ten es afán de superación y su determinada prohibición a decir: 'No puedo'. Hay innumerables ejemplos, muchos de ellos registrados en vídeos fácilmente localizables en Youtube: sin dos brazos y una pierna es posible conducir, coger el teléfono móvil de la bandolera, jugar a tenis de mesa, cocinar… y sí, cualquier actividad que se le pueda ocurrir.

Pero sobre todo, lo que es posible es no perder la sonrisa frente a las adversidades. Y a no tomarse casi nada a mal. En el Mundial de Glasgow de 2023 ganó cuatro medallas de oro y una de plata. Cosas del nuevo mundo de las redes sociales, trascendió más (o como se dice ahora, se hizo viral) la indignación o la broma (según gustos) de que la marca Tissot le regalara un reloj de pulsera. Ricardo Ten se lo tomó a guasa. En su perfil de Instagram colgó un vídeo en el que alguien le preguntaba '¿Ricardo, qué hora es?', a lo que él respondía mirando a su nuevo reloj colocado sobre su muñón: 'La hora del campeón del mundo'. «Pues a mí me encanta que hayan regalado los mismos relojes de Tissot a los ciclistas Mathieu van der Poel y Lotte Kopecky que a los para-ciclistas», afirmó.

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