El 'thriller' de un magnicidio
Francisco González
Venganza en León: diez años del crimen de Isabel Carrasco

El 'thriller' de un magnicidio

Se cumplen diez años del asesinato de Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación Provincial de León y del Partido Popular leonés. La mujer más influyente de la política leonesa murió a manos de una mujer que escondía un odio visceral. Durante el juicio nunca negó el crimen: «Era ella o mi hija»

Juan Carlos León López y Francisco González

Valladolid

Domingo, 12 de mayo 2024, 00:19

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Se cumplen ahora diez años desde aquel luctuoso 12 de mayo de 2014, una fecha escrita con sangre en la ciudad y la provincia de León. Ese día, a media tarde de un lunes soleado, la presidenta de la Diputación Provincial y del Partido Popular leonés, Isabel Carrasco Lorenzo, la mujer más poderosa e influyente por entonces de la provincia, fue asesinada a tiros por Mª Montserrat Ascensión González Fernández, madre de una extrabajadora de la Diputación. El crimen escondía un odio visceral y enfermizo de la homicida hacia la víctima por el despido profesional –muchos opinaron entonces que podría existir además un acoso personal y laboral– de su hija, Montserrat Triana Martínez González, una ingeniera de Telecomunicaciones que había estado empleada interina en la institución que la fallecida presidía, como se puede leer en este periódico.

Ambas, madre e hija, participaron activa y conjuntamente en la organización y planificación de un magnicidio preconcebido fríamente, en el que se repartieron los papeles: la hija acumuló información e hizo seguimientos sobre la víctima previos a su muerte, mientras que la madre asumió la ejecución material del crimen. Y para ello adquirieron en el mercado negro un revólver de la marca Taurus (así como una pistola marca Royal) con el que culminar su plan asesino. En el suceso intervino como cómplice una tercera persona, la agente de la Policía Municipal de la capital leonesa Raquel Gago Rodríguez, amiga de Triana. Las tres se reunieron apenas una hora antes del asesinato en casa de Triana, para tomar un té y concretar los detalles del plan ideado. Un crimen revestido de venganza, como un 'thriller' escrito en femenino con cuatro mujeres como protagonistas.

Seguimiento a la víctima

Montserrat, vestida con prendas para no ser reconocida, espera en las cercanías del domicilio de Isabel Carrasco, en el Paseo de la Condesa de Sagasta, y comienza a seguirla.

El asesinato

La víctima enfila la pasarela peatonal sobre el río Bernesga, seguida de cerca por Montserrat, que le dispara tres tiros a traición con un revólver. Carrasco cae mortalmente herida y la homicida vuelve sobre sus pasos. Eran las 17:17 horas.

El testigo

El atentado es visto por un policía jubilado que decide seguir a la autora mientras avisa al 112. En la calle Lucas de Tuy la pierde de vista.

Encuentro madre e hija

La asesina se encuentra con su hija Triana en un pasaje entre plaza del Mercado de Colón y Gran Vía de San Marcos, donde le entrega un bolso pequeño con el revólver. Triana mete el bolso en otro más grande. Quedan para encontrarse más tarde y se separan.

El testigo vuelve a escena

El testigo, que había perdido de vista a la autora al meterse en el pasaje, vuelve a verla en Roa de la Vega y comunica su localización.

Encuentro Triana-Raquel

Triana llama por teléfono a la policía local Raquel Gago mientras se dirige a su encuentro en Lucas de Tuy, donde la agente tenía aparcado su Volkswagen Golf. Triana introduce en el turismo el bolso grande con el revólver. Ambas se separan.

Detención

Montserrat espera a su hija en el Mercedes 200 que ésta tenía estacionado en Roa de la Vega con Gran Vía de San Marcos, donde son detenidas por la Policía.

El crimen de Isabel Carrasco cuando contaba 59 años se cerró judicialmente con la condena, en distinto grado, de las tres mujeres implicadas en la muerte violenta de la dirigente popular. En 2016, un jurado popular declaró culpables de asesinato a Montserrat González y a su hija Triana Martínez. «La odiaba; era ella o mi hija», llegó a reconocer en el juicio, sin el más mínimo arrepentimiento ni sentimiento de culpabilidad, la asesina confesa. Ambas mujeres fueron condenadas por la Audiencia Provincial de León: la madre, a un total de 22 años de prisión como autora material de los tres disparos a traición que acabaron con la vida de Carrasco (delitos de asesinato alevoso con la agravante de disfraz en concurso ideal con atentado a la autoridad, además de tenencia ilícita de armas); y la hija, a 20 años de cárcel por los mismos delitos, como cooperadora necesaria en el crimen por su contribución imprescindible para que pudiera llevarse a cabo. Estas dos condenas, recurridas, fueron luego ratificadas íntegramente en apelación por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) y más tarde, en casación, por el Tribunal Supremo.

Agentes de policía y personal sanitario junto al cuerpo cubierto de Isabel Carrasco, en León el 12 de mayo de 2014. AFP / Carlos Campillo

La policía local Raquel Gago recibió inicialmente de la Audiencia leonesa una pena total de 5 años, al estimar el magistrado presidente del tribunal del jurado en su sentencia que era encubridora del crimen de Isabel Carrasco –en contra de la opinión de la Fiscalía y del veredicto del propio jurado, que la vio copartícipe en el complot para el asesinato–, además de por el delito de tenencia ilícita de armas. En su revisión de la pena tras ser recurrida, el TSJCyL la elevó a 12 años de prisión, pues consideró que la agente policial no fue encubridora, sino cómplice del asesinato en concurso con atentado de la presidenta de la Diputación de León, pero le retiró el delito de tenencia ilícita de armas. Finalmente, el Supremo ratificó para Raquel Gago esa condición de cómplice de asesinato, pues conoció los propósitos homicidas de las otras dos acusadas y aceptó formar parte de ellos, en vez de impedirlos; y además acabó elevando la condena de la agente en dos años, hasta los 14, al sumarle el delito de tenencia ilícita de armas –del que le había eximido el TSJ regional–, ya que se hizo cargo y guardó durante más de un día el revólver con el que se cometió el crimen.

Una década después, Montserrat (a punto de cumplir 69 años) y su hija Triana (44 años), esposa e hija del por entonces comisario de la Policía Nacional de Astorga, cumplen condena en la cárcel de Villabona (Asturias), después de haber pasado por las prisiones de Villahierro, en Mansilla de las Mulas (León), y Villanubla (Valladolid). Por su parte, Raquel Gago, que fue expulsada de la Policía Municipal de León, accedió al tercer grado penitenciario en febrero de 2022 y quedó en régimen de semilibertad, antes de disfrutar la libertad condicional, situación en la que se encuentra actualmente, a sus 50 años, tras penar parte de su condena en la prisión leonesa de Mansilla de las Mulas y en el centro penitenciario Alcalá Meco-Madrid I-Mujeres, de Alcalá de Henares.

Especial sobre el crimen y la figura de Isabel Carrasco

Durante toda la semana, El Norte de Castilla y Leonoticias repasarán lo que ocurrió aquel 12 de mayo de 2014 -y en estos diez años después del crimen- en un especial que incluye reportajes, historias gráficas, perfiles de las protagonistas de aquel suceso y entrevistas a referentes de la sociedad local, provincial y autonómica que compartieron actividad política con Isabel Carrasco.

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