La cara más oscura de la Lonja de Valencia

La cara más oscura de la Lonja de Valencia

Las escenas obscenas, lujuriosas y escatológicas representadas en las gárgolas del edificio civil desconciertan a visitantes e investigadores

Jueves, 13 de junio 2024

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Décadas de investigaciones no han logrado descifrar uno de los mayores misterios que esconde la capital del Turia. Un enigma que salpica las paredes de la conocida como catedral civil de la ciudad. Las gárgolas de la Lonja de Valencia siguen siendo un completo misterio en muchos aspectos. La mayoría son desconcertantes y difíciles de interpretar. Su contemplación no deja indiferente a quien gasta unos minutos de su tiempo en observarlas. Dolores Herrero, doctora en Historia del Arte e investigadora especializa en el estudio de gárgolas, las califica como «las más enigmáticas que se ha encontrado en sus viajes». «Datan de finales del siglo XV y principios del siglo XVI, pero otras son neogóticas», comenta la experta. Así, aunque algunas de ellas son originales, otras fueron restauradas a posteriori.

Las 28 gárgolas están disemanas por el edificio, en diferentes alturas. Hay quince repartidas en la Sala de Contratación, siete se sitúan en el Pabellón del Consulado y seis están en la Torre.

Grupo 1

El pecado

Los pecados capitales están presentes en buena parte de las gárgolas de esta obra maestra del gótico civil. La pereza aparece representada en la figura de una mujer que lleva un mono en sus brazos. Este animal siempre ha estado relacionado con la malicia, la lujuría y el pecado. En la esquina de Pere Compte se muestra un ser demoniaco con alas asociado a la envidia y otra de las figuras simboliza una arpía coronada que se interpreta como la avaricia. También aparece el pecador atacado por sus faltas en forma de hombre devorado por un perro

Grupo 2

El bestiario

El edificio es también hogar de extrañas criaturas. Hay un buen muestrario de bestias, de todas las clases y formas. Las hay aladas, como la que representa a un grifo: «La talla del plumaje de este animal mitológico es fascinante», señala la experta. También hay dragones, águilas u otras aves más o menos fantasiosas. Entre las bestias destacan las representaciones de dos monos: el primero tocando el tambor y el segundo devorando a un humanoide. «La figura del simio se utiliza para simbolizar la astucia y la malicia», apunta Herrero.

Fachada del edificio de la Lonja. Jesús Signes

Grupo 3

Los demonios

La figura del demonio salpica buena parte de la fachada del majestuoso edificio. «Una de las representaciones más habituales es la de macho cabrío, asociado a la maldad», comenta la investigadora y añade: «Su simbolismo se remonta a la Antigüedad clásica con las figuras de Pan y Sileno, sátiros lujuriosos mitad hombre y mitad cabra». En las gárgolas, además, «se añaden otras características como la boca deforme, los dientes enormes y las dobles pesuñas», apunta.

Siguiendo esta pauta se puede distinguir a varios diablos en distintos puntos del edificio. Algunos de ellos destacan por los cuernos y por la cola. Entre la colección de diablos dos de ellos portan reptiles entre sus brazos.

Otro demonio, quizás el más llamativo y terrorífico, representa al mal llevándose una nueva alma entre sus brazos.

Grupo 4

La obscenidad

Llama especialmente la atención un grupo de gárgolas por su obscenidad. Muy comentada es aquella en la que aparece una mujer desnuda tocándose los genitales: «Es una imagen irreverente de ojos saltones que se relaciona con la lujuría, el peor de los pecados en la Edad Media», comenta la historiadora del arte, que recuerda que en la catedral de Valencia también es muy conocida la imagen de una mujer desnuda con las manos sobre sus pechos.

Otra gárgola de la Lonja muestra cómo un hombre alado introduce su pene en un jarrón con gesto de placer: «Es el ángel caído, otra de las gárgolas más extravagantes». Sobre ellas hay varias teorías. La tesis más aceptada es que las representaciones tienen como objetivo reflejar los vicios y actitudes mal vistas de la época que además ocurrían en las cercanas calles de Velluters donde la protitución estaba profundamente arraigada. Valencia era uno de los lugares con más lupanares de todo el Mediterráneo. De esta forma las gárgolas cumplirían con su función: proteger al templo y asustar a los pecadores. Por otro lado, podría tratarse de una especie de rebelión de la sociedad civil contra las imposiciones de la religión, o simplemente se trataría de arte satírico para provocar a los viandantes que «quedaban asombrados ante esas imágenes desvergonzadas hasta lo irreverente», explica Herrero.

Como curiosidad, hasta 1535 los gárgolas se denominaban en Valencia «canals» (canales) pues así constan en los libros de obras de la Lonja

Aspectos aún más turbios como la pederastia parecen verse reflejados en la figura de un hombre con los muslos al aire que está raptando a un menor al que porta en sus hombros. Parecido es otra en la que otro adulto, «una especie de doccione con larga vestimente que levanta sobre su cabeza a un niño, desnudo y mostrando su ano, quizás para que defeque», explica Herrero.

Grupo 5

El triunfo de la virtud

En contraposición a este lado oscuro de la Lonja, un grupo de gárgolas representa el triunfo de la virtud. Son imágenes en las que el bien se impone al mal. En una de ellas esta victoria se muestra como un león (Cristo) que vence a un reptil (demonio). En otra similar un hombre o fraile que sostiene en sus manos a una especie de lagarto: «Esta imagen podría hacer referencia a la figura de Sansón».

Este triunfo de la bondad tiene su máxima expresión en una gárgola situada en la esquina del Patio de los Naranjos. En ella se muestra a hombre con barba y orante saliendo de un animal marino: «Es una posible referencia bíblica a Jonás y la ballena», comenta Herrero. Todo ello en una alusión a la Resurrección de Cristo.

Grupo 6

Los personajes

Hay, a su vez, una serie de personajes pecualiares más neutros pero no menos extraños. Un hombre salvaje o guerrero porta una vasija de la que sobresale una especie de caracol y otro que porta un jarrón. También vemos a una especie de heraldo del rey que lleva una corona, un cetro y un escudo.

Desde el patio de los naranjos destaca la silueta de un ángel con una rodilla en el suelo, cabello rizado y tocando la guitarra morisca que parece estar cantando.

Una de las gárgolas más destacadas de la Lonja. Juan J. Monzó

La leyenda del dragón

Pese a que las gárgolas tienen una función práctica de desagüe de los tejados, su función decorativa y estética ha sobrepasado todo lo práctico. Entendidas como seres pertenecientes a la mitología, tienen su origen en una leyenda de principios del siglo VII en la que el dragón Gargouille, que vivía cerca del Sena, devastaba periódicamente la región. Fue entonces cuando Romanus, un sacerdote cristiano, dominó a la bestia con la señal de la cruz y la llevó a Rouen donde le cortó la cabeza y la colocó en lo alto del ayuntamiento. De este modo se ahuyentaba a los espíritus malignos.

ELABORACIÓN

Ilustraciones: Bruno Perales

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