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CONTENIDO EXCLUSIVO.A las 5:32 de la tarde del 10 de enero de 2022 los medios oficialistas iniciaron las transmisiones en cadena. El dictador Daniel Ortega, quien se disponía a recibir la banda presidencial por cuarta vez consecutiva —luego de haber realizado unas votaciones con la oposición encarcelada—, saludó con afán y de primero ante las cámaras al entonces mandatario hondureño, Juan Orlando Hernández, quien a su vez le presentó a los miembros de su gabinete que lo acompañaban.
Hernández en ese entonces ya era presidente saliente, tras el triunfo de Xiomara Castro el 28 de noviembre de 2021. Mientras era recibido por Ortega fue abucheado con gritos de “¡Fuera JOH! ¡Fuera JOH!”, por una supuesta delegación enviada por la nueva mandataria. Sin embargo, Hernández subió con Ortega a la tarima en la Plaza de la Revolución, en el antiguo centro de Managua.
El entonces presidente hondureño se “codeó” en la toma de posesión de Ortega con los dictadores de Venezuela y Cuba, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel.
“El presidente Hernández ha tenido el coraje de estar presente el día de hoy, porque se quiere coraje estar presente aquí en Nicaragua”, dijo Ortega, luego de recibir la banda presidencial de manos de Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Nacional, bajo el control del orteguismo.
Sin embargo, a dos años de ese acontecimiento, a raíz del proceso contra Hernández y la condena de 45 años de prisión por narcotráfico, la relación transitó de los abrazos y la camaradería al silencio.
17 días después de haber acompañado a Ortega en Managua, el 27 de enero de 2022, Hernández entregó la banda presidencial a la presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro. Menos de un mes después, el 15 de febrero de 2022, Hernández fue detenido en su casa en Tegucigalpa y condenado el 26 de junio de 2024 a 45 años de prisión por delitos de narcotráfico en Estados Unidos.
El extraño encuentro previo a la toma de posesión
Una transmisión especial de los medios oficialistas interrumpió la programación el 28 de octubre de 2021: Juan Orlando Hernández llegó a Nicaragua para reunirse con Ortega con el supuesto fin de firmar un acuerdo para definir sus fronteras en el Mar Caribe y en el Océano Pacífico, incluyendo el disputado Golfo de Fonseca, un entrante protegido que comparten con El Salvador.
El encuentro se dio en el marco de los días previos a los comicios generales de ambos países. En el caso de Honduras, el 28 de noviembre, y en el caso de Nicaragua, el 6 del mismo mes.
En ese momento se generaron críticas y comentarios alrededor de esa extraña e imprevista visita de Hernández. Entre las hipótesis una que sugirió fue que el entonces presidente saliente de Honduras buscaría estrechar sus relaciones con Ortega para que este eventualmente le concediera asilo en Nicaragua una vez que terminara su período presidencial. Sin embargo, por una u otra razón, Hernández no ingresó a Nicaragua posterior a su entrega de la banda presidencial a Xiomara Castro.
Joaquín Mejía, investigador del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús en Honduras, aseguró a LA PRENSA que en su momento las extrañas relaciones entre Ortega y Hernández eran porque los unían intereses comunes.
“Aunque uno de ellos es de izquierda y el otro de derecha, los identifica ese amor desmedido por el dinero y el poder desmedido. Recordemos que Juan Orlando Hernández se reeligió inconstitucionalmente a través del mismo mecanismo de Ortega. Además, Juan Orlando Hernández fue convirtiéndose en un paria, al igual que Ortega. Entonces, estos encuentros fueron entre dos políticos parias”, dijo Mejía.
Los rumores de asilo
Desde el principio, Ortega expresó su cercanía a Hernández. El 25 de noviembre de 2013, poco después de los comicios generales que le dieron la victoria a Hernández en su primer período, el dictador nicaragüense expresó sus felicitaciones por el triunfo electoral a través de una llamada telefónica, según confirmó la entonces vocera Rosario Murillo, quien todavía no ocupaba el cargo de vicepresidenta.
“Al nuevo presidente de Honduras la voluntad de Nicaragua, el compromiso de Nicaragua de avanzar en todos los programas de integración, de unidad de la región centroamericana, de fortalecer lazos, vínculos con los pueblos de nuestra región”, dijo Murillo.
Nueve años después, en el marco de la captura de Hernández en 2022, surgieron varios rumores sobre una posible intención previa de Hernández de asilarse en Nicaragua, país al que el régimen de Daniel Ortega ha convertido en refugio de exmandatarios, exfuncionarios y personajes de otros países buscados por corrupción y atentados terroristas.
“Juan Orlando Hernández quiso entrar a Nicaragua —antes de ser capturado— en los primeros días de enero de este año, llegó a la frontera —nosotros estuvimos en la Embajada Americana—, fue por Las Manos (frontera), pero ya estaba un comando de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) vigilándolo aquí”, indicó Ramón Barrios, diputado del Partido Libertad y Refundación (Libre) en una entrevista.
Según Barrios, “Daniel Ortega ya había negociado con los Estados Unidos algunas rebajas en el embargo que tiene contra ese país, para no permitirle a Juan Orlando que entrara y solicitara la nacionalidad nicaragüense”.
Pese a esto, la exprimera dama y esposa de Juan Orlando Hernández, Ana Rosalinda García Carías, aseguró en una entrevista publicada por El Heraldo que su cónyuge no tenía ninguna intención de huir.
“Pero hay gente que aseguró incluso que había llegado hasta la frontera de Nicaragua y se inventaron no sé cuántas cosas más, pero yo le digo al pueblo hondureño, y eso ha sido parte del movimiento que nosotros con mis hijas hemos tenido en redes sociales, es decirle al pueblo hondureño, nosotros le vamos a hablar siempre con la verdad, le vamos a decir las cosas tal cual son”, dijo García en la entrevista.
A criterio de Joaquín Mejía, esta acción demuestra que Ortega vela más por sus intereses y que, en ese sentido, también influye la relación con la actual presidenta Xiomara Castro, de quien opina que en agradecimiento por el asilo otorgado a su cónyuge y exmandatario, Manuel Zelaya en 2009, ha sido complaciente con la dictadura orteguista.
“Ortega ha sabido jugar muy bien su papel con Honduras porque condenó el golpe de Estado en 2009 a Manuel Zelaya y por eso ahora el gobierno de Xiomara Castro aborda con tibieza los crímenes de la dictadura Ortega-Murillo. Entonces, al mismo tiempo, le da la nacionalidad a exfuncionarios de Juan Orlando Hernández. Ha sabido manejar la política de Honduras con gobiernos de derecha y de izquierda. Se juega un doble papel”, dijo Mejía a LA PRENSA.
De los abrazos al silencio
Pese a la camaradería y las expresiones de cariño entre ambos mandatarios en enero de 2022, Ortega no se pronunció con relación al encarcelamiento de Hernández, e incluso, al conocerse la condena a 45 años de prisión por narcotráfico, Ortega no expresó su solidaridad por su antiguo “camarada”.
A pesar de esto, el 17 de junio de 2022, el régimen de Daniel Ortega otorgó la nacionalidad a Ebal Jaír Díaz Lupián y Ricardo Leonel Cardona López, ministro de la Presidencia y secretario privado de la Presidencia, respectivamente, quienes desempeñaron funciones durante la Administración de Hernández.
“Lo del silencio también pasa en Honduras porque nadie quiere que se le vincule a Juan Orlando Hernández. Si además de los crímenes de lesa humanidad del régimen de Daniel Ortega, este sale en defensa de Hernández y sumándole si habla del imperialismo yanqui por la condena a Juan Orlando Hernández, creo que no le beneficiaría en nada”, aseguró.
El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue condenado este miércoles a 45 años de cárcel y cinco más de libertad vigilada por un tribunal de Nueva York por varios delitos relacionados con el narcotráfico y el uso de armas. La Fiscalía solicitaba cadena perpetua.
El juez Kevin Castel le impuso además una multa de 8 millones de dólares y emplazó a su abogado a que aclare en dos semanas cómo los pagará.
Además, el juez señaló que decidirá en 120 días cuál será el penal donde deberá cumplir la sentencia Hernández, de 55 años, quien actualmente está en una cárcel de Brooklyn.