La operatoria de un empresario que terminó con 500 damnificados y que investiga la Justicia
Tras un pedido de la fiscal Mónica Cuñarro, la jueza Paula González citó a prestar declaración indagatoria a Alejandro Muszak, CEO y fundador de Wenance
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En un dictamen de 65 páginas, la fiscal Mónica Cuñarro explicó cómo operaba la eventual asociación ilícita que montó un esquema de estafas de tipo piramidal que tuvo 500 damnificados y definió al empresario Alejandro Muszak, presunto cerebro de la operatoria, como “el jefe de una organización delictiva que funcionaba bajo el nombre de Wenance SA que, a su vez, montó una estructura jurídica financiera para captar de forma irrestricta, habitual y permanente ahorros del público”.
Así lo sostuvo Cuñarro en la presentación donde pidió por tercera vez que Muszak y otros presuntos integrantes de aquella asociación ilícita sean citados a prestar declaración indagatoria. La jueza en lo criminal y correccional porteña Paula González hizo lugar a lo solicitado por la representante del Ministerio Público y fijó para el martes próximo la audiencia para indagar al CEO y fundador de Wenance.
Muszak está preso desde el 15 de abril en otra causa por estafas, pero que se investiga en el Departamento Judicial de San Isidro, expediente donde el fiscal de Vicente López Alejandro Guevara ya pidió la elevación a juicio.
Anteayer, la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro decidió excarcelarlo. Tras la resolución del tribunal de alzada, la jueza de Garantías de San Isidro Andrea Rodríguez Mentasty fijó la caución real de 900 millones de pesos. Hasta que los deposite seguirá detenido.
Según pudo saber LA NACION de fuentes oficiales, la Fiscalía General de San Isidro va a recurrir el fallo que benefició a Muszak con una excarcelación extraordinaria e intentará que el empresario llegue a juicio detenido con prisión preventiva.
“La investigación de esta representación pública está en condiciones de afirmar que la maniobra debe ser vista y entendida como una estafa piramidal, conocida como esquema Ponzi, pues los esquemas piramidales consisten en captación de víctimas y posterior inversión en una nueva plataforma o proyecto que promete mayores ganancias mientras más participantes se sumen. La idea de estos esquemas es que los últimos participantes produzcan las ganancias de los primeros. Cuando deja de haber suficientes adeptos nuevos, otros desean retirar su dinero y no reinvertirlo, la pirámide colapsa y los administradores desaparecen con los fondos ya recogidos. Tienen en común que ofrecen ganancias exorbitantes a corto plazo a partir de generar una comunidad cada vez más grande y que más personas ingresen e inviertan. Un detalle para tener en cuenta es que, al principio, en las estafas piramidales o Ponzi los rendimientos son realmente fenomenales, para que nadie desconfíe y para que crezca el monto de dinero invertido. Y también es cierto que, al principio, los estafadores pagan prolijamente. Hasta que se termina”, explicó la fiscal Cuñarro en el citado dictamen.
La representante del Ministerio Público explicó que la organización criminal “tenía una estructura piramidal” y era encabezada por Muszak, en carácter de jefe, seguido por Paola Vallone, Pedro Viggiano, Santiago Hardie, Gustavo Molas y Rodolfo Cleto García “en carácter de organizadores Wenance SA y otras compañías bajo investigación”.
Según Cuñarro, los imputados “diseñaron y pusieron en funcionamiento y sostuvieron en el tiempo un sistema destinado a cometer y permitir la comisión de delitos, disimular su ilegalidad e intentar lograr la impunidad de los involucrados”.
“Las actividades delictivas desarrolladas en el interior de la organización por parte de los imputados incluyeron la coordinación, articulación, circulación y alianza sobre la base de sus relaciones de confianza, logrando consolidar y aceitar las relaciones, vínculos y grupos de menor jerarquía pertenecientes a las diversas personas jurídicas. Para su funcionamiento, de tipo matricial, armaron y contaron con diversas personas jurídicas o estructuras simultáneas que se encontraban articuladas y coordinadas entre sí por un jerárquico de referencia: Muszak. Esto posibilitaba que ese centro gestionara, mediante estrategias de verticalidad, las diversas estructuras, las que, a su vez, estaban bajo la responsabilidad y gerenciamiento de los organizadores o coordinadores que, a su vez, desarrollaban cuando fuere necesario diversas cadenas de mando a personal inferior. Esto permitió que combinaran diversos objetivos, responsabilidades y actividades para estafar y defraudar a personas físicas”, según la explicación de la fiscal Cuñarro.
Wenance es una compañía financiera que se dedica a entregar préstamos o a financiar consumos (electrodomésticos y motos) a segmentos de la población sub-bancarizados, de alto riesgo crediticio, a quienes les cobra tasas de interés superiores a las de los bancos. Según la investigación, para financiarse, obtenía fondos de fideicomisos privados, con la promesa de retornos elevados a quienes invirtieran en estos instrumentos.
“Durante la investigación se estableció que las tasas de interés aplicadas por Wenance SA o Compañía Inversora Latinoamericana SA (Cilsa), también conocida como Presto Hoy, Más Salario o Mango (nombres de fantasía), en algunos casos, superaban en un 55%, en promedio, las tasas de interés máximas para ese tipo de préstamos publicada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), obligando a pagar, en esos casos, intereses desproporcionados”, afirmó Cuñarro.
La representante del Ministerio Público agregó: “El accionar de Wenance SA, conjugado con la imperiosa necesidad de acceder a un crédito, son los determinantes para causar el error de los consumidores que ponen a disposición sumas de dinero, lo que acarrea, obviamente, un perjuicio económico para el engañado que brinda sus datos para efectuar consultas y sin siquiera sospechar que, por ello, se afectará su patrimonio. No puede soslayarse que Wenance opera bajo distintos nombres de fantasía y hasta cambió su denominación social, lo que, si bien es una práctica habitual en el comercio, en este caso aparece como un mecanismo absolutamente funcional tendiente no solo a tornar engorrosa la identificación de la cadena de responsabilidades y autoridades, sino también para dificultar y dilatar cualquier interacción por los clientes. Así, funciona como una Fintech, lo que le permitió generar hechos de ganancias ilícitas, cuya necesidad de reciclaje motivó la creación de gran cantidad y variedad de personas jurídicas”.
LA NACIONTemas
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