La desaparición de Loan. Los detenidos sufren el clásico odio de la población carcelaria a quienes se meten con chicos

GOYA, Corrientes (enviado especial). En la cárcel hay códigos que no están escritos en ningún lado, pero que se trascienden, de manera inalterable, las distintas generaciones de reclusos. Los internos que están presos por delitos donde hay niños como víctimas la pasan realmente mal. Y eso se potencia cuando se trata de un caso de alta trascendencia y fuerte impacto en la opinión pública.

Los cinco detenidos por la desaparición de Loan Danilo Peña, de quién se desconoce su paradero desde hace 19 días, pasan momentos aciagos en sus lugares de detención, sobre todo los hombres, según confiaron fuentes consultadas por LA NACION.

Desde el jueves pasado, luego de que el caso pasara a la Justicia federal, Bernardino Antonio Benítez, tío de Loan; Carlos Guido Pérez, el excapitán de navío de la Armada, y el comisario Walter Maciel fueron trasladados al Complejo Penitenciario Federal III de General Güemes, en Salta, a unos 1100 kilómetros de Nueve de Julio, epicentro del caso que mantiene en vilo al país.

Al penal de mujeres que funciona en el mismo predio fueron derivadas María Victoria Caillava, esposa de Pérez y exfuncionaria municipal en Nueve de Julio, y María del Carmen Millapi, pareja de Daniel “Fierrito” Ramírez, el quinto detenido por su presunto vinculación directa en la desaparición de Loan. Ambas comparten celda, y aunque se conocían muy poco antes de este suceso, uno de los abogados de las detenidas confió a LA NACION que la situación de encierro forzado, lejos de sus hogares y sus afectos, hizo que la relación entre ambas se hiciera muy cercana.

“Hablaron mucho de la desaparición de Loan. Incluso, ambas charlaron durante los últimos días sobre la declaración que hizo Laudelina Peña, tía de Loan, que advirtió que Pérez atropelló con su camioneta al chico”, afirmó el abogado Jorge Montti, que casi todos los días conversa telefónicamente con Millapi, a quien defiende. El encierro provoca estas situaciones extrañas. Dos imputadas, cuyos testimonios pueden estar contrapuestos en la causa, transitan de la desconfianza a la amistad.

El que peor la está pasando, sin dudas, es Fierrito Ramírez, quien, a diferencia del resto, fue derivado a la Unidad Penal Federal N°7 de Resistencia, donde “no fue bien recibido” por la población carcelaria. Jorge Montti, su abogado, pidió que sea ubicado en un lugar de “resguardo” ante la posibilidad de que sufra alguna agresión física. “Al principio la pasó muy mal. Se sentía asediado e intimidado todo el tiempo”, aseguró su defensor.

A pesar de que ingresó en la Prisión Regional del Norte de madrugada –una estrategia que suele usar el Servicio Penitenciario Federal para evitar despertar resquemores en la población–, la presencia de Fierrito no pasó desapercibida. Aunque eran casi las cuatro de la mañana, los gritos estallaron en el penal y no pararon. Varias veces los guardiacárceles tuvieron que intervenir para calmar a los reclusos. “Ramírez está mal y tiene miedo de que en algún momento lo maltraten físicamente. Por eso pedí el resguardo, para que pueda transitar su detención con cierta tranquilidad”, afirmó su abogado.

El letrado señaló que la detención de Ramírez y Millapi no se puede sostener demasiado tiempo si la causa sigue caratulada como trata de personas. Ambos habían sido detenidos por orden del fiscal provincial Juan Carlos Castillo por abandono de persona, porque ellos y Benítez habían acompañado a Loan al naranjal del campo de Catalina Peña donde desapareció, según describieron en su declaración en Cámara Gesell los otros cinco niños que iban con ellos.

Pero ahora surgió otra hipótesis, tras la declaración que hizo Laudelina Peña, tía del niño desaparecido, que apunta a que Loan pudo haber sido atropellado por Pérez con su camioneta. Los peritajes que se realizaron el domingo sobre el vehículo están siendo analizados por la Policía Federal, pero todavía no hay resultados concluyentes sobre una abolladura en el paragolpes y un guardabarros y la presencia de una mancha de color rojo, que aún no se determinó si se trata de sangre humana.

En el penal federal de Güemes están alojados Benítez, Pérez y Maciel. Según pudo saber LA NACION, en este complejo penitenciario la llegada de los reclusos provenientes de Goya provocó una fuerte repercusión. “Como hay un niño de por medio, en los presos esto provoca mucha bronca”, señaló un abogado de la causa.

La cárcel federal de General Güemes es una de las más modernas del país en materia de seguridad y cuenta con un gran perímetro doblemente vallado a su alrededor. Eso, sin embargo, no evitó que el 1 de enero de este año un peligroso narcotraficante protagonizara una cinematográfica fuga.

Según el diario El Tribuno, de Salta, Patricio Ruiz Díaz cumplía una pena de seis años en el Complejo Penitenciario Federal N°3 de General Güemes. Conocido como “Señor Fusil”, consiguió evadirse durante el Año Nuevo. Un grupo comando lo asistió en su “liberación” desde adentro y fuera del penal, allanándole cada paso e, incluso, evitando que se mojara al cruzar una acequia, para lo cual le construyeron un puente rudimentario con una escalera metálica. Desde el 3 de enero el Ministerio de Seguridad ofrece una recompensa de 3.000.000 de pesos para quien aporte datos sobre su paradero.

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