Una interiorista y su pareja encararon las modificaciones teniendo en cuenta sus gustos y necesidades cotidianas.
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La primera vez que Jimena y Eduardo se mudaron, fue enfrente de donde vivían; la siguiente, directamente compraron el departamento que ya alquilaban y lo reformaron a su gusto. Tenían todas las de ganar, porque además de que ya habían “probado” la casa y sabían que se podía adaptar perfectamente a su familia en expansión. Ella es creadora y socia de la marca Olivia D, así que junto con el estudio de arquitectura Litoral proyectaron las modificaciones que sacarían su máximo potencial a cada metro cuadrado.
Todo se agrandó: el comedor diario, la cocina con el lavadero y los cuartos. Incluso la familia recibió a un integrante más durante la obra. Así que ahora son cinco para disfrutar de esta sucesión integrada de ambientes pensados para transitar juntos.
Mirada entrenada
"Estando en el rubro, ves muchas cosas. Te gusta algo y al rato te copás con otra tendencia. Fue difícil bajar todo a lo que quería definitivamente en mi casa"
Jimena Caprile, socia de la marca de diseño de interiores Olivia D
El gris claro del living muta a una versión más oscura y levemente azulada en el cuarto de cine, y vuelve a bajar revoluciones en el playroom para completar un recorrido sin sobresaltos
Del otro lado de la puerta doble corrediza, el cuarto de cine tiene un sofá en tussor (ambos de Olivia D) con almohadones en pana y lino (Rapsodia Home), mesa ratona circular y trío de espejos con marco dorado (todo de Landmark).
Playroom y cocina todoterreno
La reforma unificó el antiguo comedor diario y un escritorio en desuso para generar este espacio que reúne el playroom y “el comedor de batalla”, como lo llama la dueña.
Integrado al playroom, el comedor diario juega siempre de titular. La mesa grande y un mullido sofá en ‘L’ garantizan largas sobremesas en familia.
“La cocina se funcionalizó al máximo porque modifiqué a partir de lo que había vivido y necesitado”, cuenta Jimena, quien tuvo la ventaja de haber sido inquilina del departamento antes de comprarlo.
A cada cuarto su color
“Los almohadones me gustaron tanto que definieron la paleta de colores del cuarto. Hago mucho eso: elegir un objeto y usarlo como guía para todo el resto”, cuenta Jimena sobre cómo fue encontrando la personalidad de cada dormitorio.
Como no es antiguo, el departamento tiene una altura normal; por eso las luminarias colgantes (que bajan virtualmente el techo) se usaron solo en los espacios de los chicos.
Las lámparas de bronce acompañan el bordado de los almohadones en dorado opaco.
Tan rotunda como la selección de colores, la paleta de materiales tiene al mármol como protagonista, y los baños son el escenario de su máximo esplendor.
Universo infantil
“Siempre supe que quería ese mural para el cuarto de Sofía: es pura fantasía y me gusta que los espacios de los chicos estimulen la imaginación”
La noticia del nuevo hermanito llegó en medio de la reforma, y rápidamente se adaptaron los cálculos para agrandar el cuarto de los varones.
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