Amores, hijos y nietos. Anna Wintour: la historia más personal detrás de la “dama de hierro” de la moda
Se casó dos veces y, en la actualidad, el actor británico Bill Nighy es señalado como el dueño de su corazón
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Tenía apenas 17 cuando comenzó a coquetear con el mundo de la moda. “Creo que fue mi padre el que decidió por mí que tenía que dedicarme a esto”, contó en The September Issue (2009), el documental sobre Anna Wintour, la mujer más poderosa del mundo de la moda y directora de la edición estadounidense de la revista Vogue desde 1988. Su papá, Charles Wintour, veterano de la Segunda Guerra Mundial, era el editor del London Evening Standard y le consiguió trabajo como vendedora en Biba, una legendaria boutique que estaba considerada la meca de la moda juvenil, cuando aún iba al colegio. Anna nació en Hampstead (Londres) el 3 de noviembre de 1949. Su madre, Eleanor, era hija de un profesor de leyes de Harvard. Tuvo cuatro hermanos, Gerald (que murió en un accidente de autos cuando era chico), Patrick (también es periodista como ella), James y Nora. En el árbol genealógico de Anna corre sangre noble. Su tatatarabuela era la novelista del siglo XVIII Elizabeth Cavendish, duquesa de Devonshire, y su pentabuelo era Frederick Hervey, cuarto conde de Bristol.
LOS AMORES DE ANNA
La primera pareja conocida de Wintour fue el periodista John Bradshaw, a quien se le atribuye su acercamiento con los medios de comunicación. Luego llegaría a su vida el psiquiatra David Shaffer, con quien se casó en 1984 y tuvo dos hijos, Charles (38) y Katherine (a quien todos llaman Bee, de 36). El matrimonio se divorció en 1999 poco tiempo después de que la periodista conociera al empresario Shelby Bryan en una gala benéfica, quien también puso fin a su matrimonio para poder estar libremente con Wintour. En 2004, la pareja tuvo una discreta boda y ambos siempre mantuvieron un perfil bajo. En 2013, se supo que Anna y Shelby vivieron una severa crisis debido al mal manejo de las finanzas del empresario, quien llegó a deber más de 1,2 millones de dólares de impuestos. En 2020 y tras veinte años juntos, la pareja puso punto final a su historia de amor. Un día después del anuncio de su segundo divorcio, la escritora y periodista empezó a ser relacionada con el famoso actor británico Bill Nighy (73). Aunque son amigos desde hace más de una década, muchos aseguran que su relación dio un giro de 180 grados y que sus apariciones en público –en las que no pueden reprimir las miradas cómplices ni los gestos de cariño– son cada vez más frecuentes.
Su imagen de fría jueza de estilo, sentada en las primeras filas de los eventos de moda más importantes, con la mirada oculta detrás de sus icónicos lentes oscuros, se desvanece totalmente cuando se trata de sus hijos y sus nietos. En sus ratos libres pasa largo tiempo con ellos y es en ese rol donde, afirman, se muestra amorosa y sensible. Su hijo mayor Charles es médico en Nueva York y tiene dos hijas, Ella y Caroline. Si bien él cultiva el bajo perfil, se lo vio en más de una ocasión acompañando a su madre a las galas del MET (que ella preside). Su hija Bee está casada con Francesco Carrozzini y en 2021 se convirtieron en padres por primera vez con el nacimiento de Oliver. Bee describió a su madre en alguna ocasión como “la persona más generosa que jamás conocerás, ella antepone a todo el mundo sobre sí misma”. Eso sí, también cuenta que con ella rápidamente conoció los valores de la puntualidad, la eficiencia y la generosidad. Asegura que su madre tiene mucho sentido del humor y que le gustan las cosas bien hechas.
PULGAR ARRIBA
Marc Jacobs, John Galliano, Alexander Wang o Proenza Schouler le deben sus carreras, así como otros, su caída. Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Linda Evangelista y Cindy Crawford, entre otras supermodelos, fueron impulsadas por ella, así como en la actualidad Anna potenció a Gigi Hadid y a Kendall Jenner. De su brazo, los diseñadores son recibidos por jefes de Estado y hasta la reina Isabel II compartió front row con ella en el desfile de Richard Quinn, durante la London Fashion Week, en 2018.
Si bien es la que dice qué, cómo y cuándo algo se va a usar en todo el mundo, Anna Wintour elige llevar la misma imagen desde hace años. Su corte bob, por ejemplo, –que retoca dos veces por día– lo conserva desde la adolescencia. Siempre con vestidos de corte evasé sin mangas, faldas de vuelo ligero con blusa o camisa (mejor si hacen juego), abrigos hasta la rodilla, joyas clásicas de gran valor y una amplia colección de anteojos de sol, su accesorio predilecto que le permite “ocultar sus sentimientos”, como reveló en una entrevista para demostrar que, pese al papel de “dama de hierro de la moda” con el que hizo carrera, su pecho alberga un corazón sensible.
LA NACION
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