Sin ley, el ancla fiscal del programa es Milei
Diputados radicales que votaron con el kirchnerismo para debatir sobre el Fondo Nacional de Incentivo Docente admiten la pretensión de complicar en simultáneo al oficialismo: gasto público en medio del ajuste
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![El presidente Javier Milei, en la presentación de su libro "Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica" en el Luna Park.](https://cdn.statically.io/img/www.lanacion.com.ar/resizer/v2/el-presidente-javier-milei-en-la-presentacion-de-7SAMHHQZMREU7JPATSXWLTB24Y.jpeg?auth=037e14f0836d930558f7eaa91a9dab94972050cba8aadaaf99ee68c77853b081&width=420&height=280&quality=70&smart=true)
“Sos laaaadróóóón, sos laaaadróóóón, Keynes, sos laaaadróóóón”. Hasta el canto militante puede ser rupturista. La multitud que fue esta semana al Luna Park al lanzamiento del libro de Javier Milei –y que hasta celebró en un momento la descripción del Óptimo de Pareto– volvió a mostrar que no se puede analizar la política argentina con categorías tradicionales. En el momento más difícil de su gestión, mientras el dólar volvía a subir y la Ley Bases fracasaba una vez más para el dictamen, el Presidente sonreía eufórico sobre el escenario.
“Está totalmente loco”, llegó a definirlo antes de las elecciones de octubre nada menos que Guy Sorman. El francés pronosticaba entonces que, con un triunfo del libertario, todo saldría mal. Pero hay una parte importante de la población que no reclama todavía resultados inmediatos. Y que, por el modo en que llegó y la débil estructura parlamentaria que lo acompaña, tal vez le exija a Milei menos que a los partidos tradicionales. Un sondeo de Facundo Nejamkis reveló esta semana que el Presidente mantenía en mayo una imagen positiva del 53%, el valor más alto desde enero, y que el indicador asciende al 60% entre los jóvenes de entre 16 y 29 años y al 55% en la franja de los más pobres. Y la revista Time le acaba de dedicar una tapa. “Es el personaje del que se habla en el mundo hoy”, lo definió Jaime Durán Barba.
Tanta popularidad incluye sin embargo una aparente contradicción. Cuando se apresta a cumplir seis meses en el poder, Milei no ha podido convencer hasta ahora a un puñado de senadores de votar su primera ley. Y no es solo una discusión de posicionamiento ideológico o partidario: la cuestión ya incide en la economía. Anteayer, en una entrevista con Luis Majul, el Presidente atribuyó a ese fracaso la minicorrida del dólar.
No parece algo accidental. Diputados radicales que esta semana votaron con el kirchnerismo para debatir sobre el Fondo Nacional de Incentivo Docente admiten la pretensión de complicar en simultáneo al oficialismo. Gasto público en medio del ajuste: la piedra angular del programa económico. Cuántas de estas coincidencias entre progresistas podrían verificarse en futuras votaciones es todavía un misterio. Conversaciones existen. Hace dos semanas, por ejemplo, Juan Grabois se reunió de manera reservada con Maximiliano Abad. ¿Acordaron algo o fue sólo un intercambio de opiniones? Difícil saberlo.
La demora legislativa no debería sorprender a Milei. El problema es que coincide con encrucijadas que el mundo económico sigue con idéntica atención. Cuándo salir del cepo, por ejemplo. No hay pistas al respecto, pero la coincidencia general es que la Argentina no puede arriesgarse a una sola corrida y que tenerla comprometería el proceso de reducción de la inflación.
Es probable que esa sensación de fragilidad haya terminado de convencer, por ejemplo, a las generadoras eléctricas de aceptar finalmente el bono que el ministro de Economía, Luis Caputo, les ofrecía a cambio de los 1200 millones de dólares que les debe Cammesa, la administradora del mercado mayorista. ¿No perjudicaría en definitiva a todas que el programa fracasara?
Es el mismo instinto de supervivencia que mostraron hace un mes las distribuidoras de electricidad y gas cuando aceptaron que les postergaran hasta septiembre los aumentos de tarifas. ¿Tenían margen para rechazarlo? En las empresas dicen que no. Caputo no trabajó solo en el asunto. Contó al respecto con la colaboración de Alejandro Macfarlane, dueño de Camuzzi y con quien tiene una buena relación, y que a su vez convenció a José Luis Manzano, de Edenor, de transmitir la pretensión del Gobierno a sus pares de la energía eléctrica. Los empresarios evaluaron el escenario, vieron a Caputo decidido a avanzar en una resolución que revocaría los aumentos si ellos no aceptaban y eligieron entonces la opción menos dañina: un acuerdo de palabra para aplicar los aumentos en primavera, cuando la inflación estuviera en niveles más razonables. Son lecciones que dejó el conflicto entre el Palacio de Hacienda y Claudio Belocopitt: por las buenas parece siempre más fácil. También licencias que se toma el gobierno libertario, propias de una democracia corporativa: se supone que en un país en que rige el Estado de derecho y en que se trata a todos por igual no hay motivos para este tipo de negociaciones.
Habrá que incluirlo en próximas reformas. De quinta o sexta generación, al ritmo en que van hasta ahora. Mientras tanto tendrán que llevarse bien. O acercarse a Betina Bulgheroni, que logró en noviembre el anhelo de casi todo el establishment: una excelente relación con Karina Milei. Convocante a la reunión que el Presidente tuvo con empresarios en la residencia del embajador en Madrid, Betina estuvo también esta semana en los dos actos que tuvieron como orador al jefe del Estado. Y, en ambos, sentada al lado de la secretaria de la Presidencia.
De todos modos, para el Gobierno, la verdadera resistencia parece estar más bien en la dirigencia política. Nada que el Presidente no haya intuido alguna vez. La “casta”, mencionada once veces en su nuevo libro, y que al menos se presenta por ahora en formato favorable: completamente desperdigada y sin rumbo. El radicalismo crítico, por ejemplo, no ha resuelto ni siquiera cómo entorpecer el avance de la Ley Bases sin victimizar a Milei. Y el peronismo sigue en modo derrota: viene de perder en octubre cinco gobernaciones –Santa Fe, Entre Ríos, San Juan, San Luis, Chaco–, pasó del segundo al tercer lugar en Mendoza y ni se acercó a disputar el poder en Córdoba. Las fortalezas del PJ, si las hay, vuelven a concentrarse en cambio en territorio bonaerense, donde ya no se disimulan las diferencias entre Máximo Kirchner y Axel Kicillof. El desafío del Instituto Patria será dirimirlas a tono con los tiempos: pasar de la resistencia a la renovación. “O cambian o caducan: los políticos de la oposición son como los frascos con fecha de vencimiento”, dijo Durán Barba esta semana en una entrevista con los periodistas Gabriel Sued y Noelia Barral Grigera.
El proceso de reconversión no se dará de todos modos si Milei triunfa. Eso pone en juego la autenticidad de cada iniciativa de la oposición. Impulsar, por ejemplo, una ley para mejorar el salario docente puede ser visto al mismo tiempo como un intento de socavar el equilibrio fiscal. En un sistema político implosionado, la disputa es quién resulta más creíble. Milei cuenta al respecto con el respaldo no solo de sus votantes, sino también de un mercado que hasta ahora lo ve garante del ajuste y que incluso lo cree capaz de todo antes que cediendo recursos. Vuelve aquí a ser relevante la impronta personal. El diagnóstico de Guy Sorman, pero al revés: sin Ley Bases, el ancla fiscal del programa es Milei.