Una reforma respetuosa pero fresca nos lleva en un viaje en el tiempo donde no se perdió nada: todo es encuentro.
- 02 minutos de lectura'
Cuando llegamos a esta casa en Carlos Keen, nos encontramos con una postal de campo bonaerense, de quinta en las afueras. Estaban el desagüe de zinc, las celosías, los postes en los extremos de una pérgola cubierta de parra, la leña hecha de árbol caído, el piso de ladrillo con verdín y musgo.
Una renovación sensible
Algo nos transportó, sin dejarnos parados a ciencia cierta ni en el ayer ni en el hoy. Lo que consiguió esa nueva dimensión fue la claridad aportada por una reforma hecha con gran sensibilidad. No estaba el piso oscuro que anticipábamos. Vimos los ladrillos del techo blanqueados. En la decoración, una paleta de colores acotadísima y alegre. Había aberturas recién estrenadas, pero también muchos elementos fundantes.
¿Qué vino primero? ¿Actualizar o inyectar un poco de estilo campo? Nosotros sabemos la respuesta, pero esa sensación a primera vista solo la logra una mezcla bien pensada. Techo de ladrillones (ahora pintados de blanco) sobre vigas; nuevas aberturas de hierro y vidrio repartido; discretas paredes de cemento alisado; lámparas amuradas o colgantes con pantallitas; el vajillero, ¿antiguo o decapado?; la mesa, de años.
Lo fresco de la restauración le debe mucho a la síntesis. Pisos y paredes claros, gruesas maderas, acentos de metal y verde celadón o ‘acqua’.
Una cocina soñada
En este sector, la ventilación hoy corre más por cuenta del esbelto extractor que de las ventanas. Su centro –literal y emotivo– lo ocupa una curtida mesa de campo.
Otro cambio inteligente: darle total transparencia a la pared lateral de la cocina con un cerramiento de vidrio repartido por hierro pintado de verde.
Cuarto romántico
A las clásicas aberturas con falleba de puño inglés, celosías y el viejo radiador, se le contrapuso total luminosidad, una vez más, pintando los pisos de blanco y agregándole a la cama un baldaquino en madera cruda del que cuelga una cortina de tul, romántica y también útil contra los mosquitos.
Arriba, detalles recién estrenados en un baño con antiguo piso calcáreo: dos flores de ducha protegidas cada una por media mampara e iluminadas por luz rasante, gruesas bachas de apoyo al estilo pileta de lavar sobre una tabla de madera sostenida por una ménsula de hierro fundido.
La lámina de Florencio Molina Campos se llevó a un inusual blanco y negro para hacer juego con los veladores y el cover de Toile de Jouy.
Más notas de Casas de campo
Un estilo único. Es inglesa y con su marido argentino se mudó a la quinta familiar en Maschwitz, que renovó con color y estampas
Volver a vivir. Un ranchito de 45m2, irreconocible tras un drástico cambio en revestimientos y decoración
Campo y playa todo el año. Después de décadas veraneando en Santa Clara del Mar, concretaron el sueño de instalarse allí
Más leídas de Revista Living
Oportunidad. Unió dos departamentos en un edificio de pocas unidades y consiguió un hogar luminoso y protegido
Casi no la usaban. Recuperar la terraza y sumar color, dos acciones que cambiaron por completo la vida en este PH
Para alquilar, vivir o trabajar. Los que eligen invertir en oficinas del Microcentro para remodelar
Único e irrepetible. “Delta”, un río de luz que atrae a los peatones y los hace descubrir sin miedo un rincón de Oslo antes cerrado al paso